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Artículo "Puentes metálicos en Villafer y Valderas".

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Autor: Javier Revilla Casado, en León Sur Digital.

*Le agradezco mucho a Javier Revilla que me facilitara las imágenes con buena calidad.

Villafer: Vista general
La imagen que pusimos como acertijo esta semana se corresponde al puente de Villafer, aunque la cortamos de tal manera que sólo apareciese uno de los cuatro tramos con arco superior y tablero metálico (tipo Bow-String) para que pudiese confundirse con su "gemelo" de Valderas.

Hablamos hoy por tanto de los puentes de hierro situados en las carreteras LE-412 y LE-511, denominaciones actuales de la calzada entre Valderas y Roperuelos del Páramo, donde hacía intersección con la Nacional VI (Madrid-La Coruña). Esta carretera de Tercer Orden, según terminología de la época, fue proyectada inicialmente en 1898 contando con la gran influencia del diputado valderense Demetrio Alonso Castrillo (posteriormente ministro), si bien su materialización se retrasaría bastantes años. Sus 36,5 Km fueron mayoritariamente rectilíneos por la ausencia de grandes desniveles orográficos, siendo los mayores problemas que planteó dicho vial los concernientes al paso sobre los dos cauces fluviales, los ríos Esla y Cea. 

Valderas: Vista general del puente sobre el Cea
Hasta entonces, para cruzar el Esla se seguían utilizando las barcas como desde tiempo inmemorial, estando bien documentada la de Villafer pero también las de Castrillino, Villaornate o Belvis, entre otras muchas. Pero ya entrados en el siglo XX, la peligrosidad de dicho sistema y los suficientes avances de la técnica, hacían obsoleto mantener tal medio de comunicación y transporte. Así pues, de la mano de la ingeniería de la época, vino la solución que nos ha dejado hoy como herencia estos dos magníficos puentes metálicos.

Bien es cierto, y debemos remarcarlo, que construir este tipo de puentes en dicha época era ya algo en decadencia. Por ejemplo, paralelamente y unos kilómetros aguas arriba, en Valencia de Don Juan se construía ya completamente con hormigón armado el puente diseñado por el ingeniero José Eugenio Ribera y abierto en 1909 (curiosamente, también aquel se proyectó metálico inicialmente). El hierro estaba pues abocado a ser completamente desplazado por este nuevo sistema constructivo.

Valderas: Bella silueta del puente
En el caso que nos ocupa, el ingeniero encargado de diseñar los puentes fue D. Joaquín Ortiz, haciéndolo como ya dijimos en el año 1898. La carretera Valderas-Roperuelos se dividió en cuatro tramos, interesándonos los que cruzaban los ríos Esla y Cea. En cada sección se nombró a un ingeniero como responsable de las obras de construcción, las cuales no se contrataron hasta 1907, comenzando un año después.

Conocemos bien que el tramo Villafer-Villaquejida se encargó de ejecutarlo el ingeniero  D. José Mª Escriña Iracheta (1882-1946), pues sobre ello ha publicado mucho y bien D. Feliciano Martínez Redondo [entre otros: Revista El Puente, nº 26, 2012, pp. 24-26]. A Escriña Iracheta por tanto se debió la materialización del puente de Villafer, la obra más compleja y costosa de dicha carretera, pues tuvo que ser ampliado varias veces ya que aunque el Esla casi se secaba en verano, las avenidas que traía en los deshielos y/o épocas de lluvia eran muy importantes, más de lo que habían previsto los proyectistas del puente. 

Fotografía del ingeniero D. José Mª Escriña Iracheta
Se cuenta que el propio José Mª Escriña al llegar a Villafer, en verano de 1907, despreció al Esla diciendo que "El agua de este río la bebe mi caballo", ignorando lo que le advertían los lugareños. Tiempo después pudo comprobar las feroces riadas del Esla (como la extraordinaria de 1909), que obligaron a ampliar el puente de sus dos tramos iniciales, primero a tres y finalmente a cuatro, e incluso también se duplicaron el número de pontones para evitar que el agua embalsase, debido al terraplén formado para asentar la nueva carretera, e inundase la localidad de Villaquejida.

Finalmente, tras 10 años de duros trabajos, el 20 de abril de 1917 se inauguraba el puente de Villafer. Una obra de ingeniería de 420 metros de longitud en la que debemos distinguir dos partes principales: por un lado, viniendo desde Villaquejida, unos 200 metros formados por 20 tramos metálicos de 8,3 m. de luz con celosías en cruz de San Andrés; por otro, la parte inmediata Villafer y más espectacular por estar compuesta por cuatro tramos metálicos tipo Bow-String de 40,3 metros de luz, con los correspondientes arcos sobre los tableros que apoyan en las pilas o estribos de sillería [FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ, ABAD BALBOA y CHÍAS NAVARRO 1988:532-533].

Villafer (dcha) y Valderas (izqda): Anclaje a pilas o estribos
En el caso del puente de Valderas no tenemos tantas certezas sobre el nombre del ingeniero que lo desarrolló, a falta de consultar documentación sobre el mismo (nos sorprende la total ausencia de referencias a este puente en los libros publicados sobre la villa). Pero en nuestras indagaciones sobre las fábricas de harinas de la zona, pudimos conocer testimonios directos que nos referían a que la familia Varela había llegado a Valderas precisamente en relación a la construcción de la carretera y el puente metálico, por lo que creemos más que posible que su ingeniero llevase tal apellido. Los Varela, junto a los Temprano primero y los Torres después, desarrollarían y gestionarían la harinera "La Estrella de Campos", inmediata por cierto al puente que nos ocupa.

El puente metálico de Valderas, construido entre 1909 y 1914, muestra un único tramo igual que los cuatro descritos en el de Villafer, siendo por tanto de 40,3 metros de luz y tipo Bow-String, con arcos sobre tablero, todo apoyado en semipilas de sillería unidas a los estribos [FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ et al. 1988:521-523]. Lo hemos calificado como "gemelo" al de Villafer, si bien muestran algunas diferencias como las que muy bien se indican en la web www.villafer.es (en el puente de Valderas) los travesaños superiores que unen los arcos son más estrechos y su refuerzo en forma de cruz del que carece el de Villafer y  las barandillas de los paseos laterales son diferentes, terminando a tramos en un adorno en forma de piña.

Villafer (dcha) y Valderas (izqda): Interior de sus puentes y diferencias
No hemos incidido en la especialización que suponía la construcción de este tipo de obras metálicas, especialmente su ensamblaje in situ mediante la técnica del roblonado, pues pueden observar que las piezas no se unen mediante tornillos y tuercas, sino mediante una grapa o remache fijo (roblón) que se realiza en el mismo lugar de asiento con el hierro al rojo vivo, mediante un fuerte golpe. Ello hacía que fuese necesario traer a obreros especializados para realizar tales tareas.

Detalle del roblonado (Villafer)
Sin duda, además de llevar un notable desarrollo a las localidades, que gracias a estos puentes y carretera quedaron mucho mejor comunicadas, como vemos las obras de construcción trajeron hasta dichas poblaciones a ingenieros y obreros especializados, que en muchos casos enraizaron en la zona e incluso tuvieron hijos en nuestros pueblos. Además de los puentes, tales personas colaboraron activamente en las actividades y desarrollo de las localidades donde vivieron, unas veces ofreciendo sus conocimientos para mejorar infraestructuras comunitarias, otras desarrollando sus propios negocios e incluso industrias capaces de dinamizar aquel territorio, allá a comienzos del siglo XX. Si alguien conoce alguna de estas historias personales, agradeceríamos mucho que nos las contase pues constituyen la esencia de nuestro pasado y es muy difícil documentarlo en los archivos.

Vista general del magnífico puente metálico de Villafer
Tras haber pasado por momentos de críticas en décadas más recientes, llegando a estar incluso amenazados dado que la capacidad y anchura de los puentes se fue quedando pequeña ante las potentes máquinas de transporte con que hoy queremos cruzarlos, parece que definitivamente hemos comprendido que además de plataformas para cruzar nuestros ríos, los casi centenarios puentes metálicos de Villafer y Valderas hoy constituyen sendas muestras del patrimonio de nuestra comarca, hijos de la ingeniería de Eiffel y su afamada torre parisina, bellísimos elementos que ponen en comunicación pueblos y personas creando un delicioso paisaje en consonancia y diálogo con la naturaleza que los rodea.
León Sur Digital

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