La fábrica de tabacos de Cádiz va a cerrar definitivamente, os pongo las últimas noticias aparecidas.
Cádiz se queda sin fábrica de tabacos.
Autora del artículo: Ana María Fopiani
A finales de los ochenta las cigarreras dejaron la antigua fábrica de tabacos en la gaditana calle Plocia para trasladarse a los terrenos industriales de la Zona Franca. Ya entonces, en 1988, el cambio de ubicación formó gran revuelo en la ciudad, pero se vendió como la única posibilidad para salvar los puestos de trabajo y levantar una planta acorde con los tiempos que se avecinaban.
Del más de millar de trabajadores, la mayoría mujeres, que tenía entonces la fábrica de tabaco ahora solo se contabilizan 76. Todos dejarán de trabajar en la tabaquera, de la firma Altadis, a partir del próximo 30 de diciembre. La empresa echa el cerrojo y deja a la capital con un nuevo suelo industrial baldío.
El cierre se incluye en el plan de reorganización puesto en marcha por Altadis y que afectará a nivel nacional a 114 trabajadores. La media se justifica en la «compleja» situación que atraviesa el mercado de tabaco en España, que ha sufrido una caída de ventas en volúmenes de cigarrillos de más del 40 por ciento en los últimos cuatros años.
Dicho plan incluye las áreas de marketing y ventas y servicios centrales, a lo que se suma el cese de actividad en la capital gaditana, que desde hace tres siglos acogía la producción de tabaco, desde que en 1829 abriera sus puertas la fábrica en el casco antiguo, hoy reconvertida en Palacio de Congresos y Exposiciones.
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La tabaquera achaca el descenso de ventas fundamentalmente a la influencia de dos factores que se han agravado en los últimos cuatro años: la presión regulatoria sobre el tabaco y el considerable aumento del comercio ilícito provocado en gran medida por la situación de crisis económica y cuyo índice se estima ya próximo al 12 por ciento de las ventas legales.
La dirección de la compañía propone a los representantes de los trabajadores la aplicación de la cláusula de garantía del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) aprobado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en marzo del año 2009, al tratarse de causas muy similares a las que lo motivaron y estar contemplada esta posibilidad en el acuerdo.
Ello permitiría, según Altadis, que del total de trabajadores afectados por el plan de reorganización, 78, de los 114 afectados en toda España, se pudieran acoger a la prejubilación.
La compañía ha asegurado que propondrá la mejor solución posible a los 30 trabajadores fijos restantes, incluida la baja incentivada con una indemnización de 45 días por año trabajado, y la posibilidad del traslado a otras fábricas de Altadis en España para el caso de los 10 trabajadores fijos de Cádiz que no pueden acogerse a la prejubilación.
'Jarro de agua fría'
Desde el Ayuntamiento de Cádiz, su equipo de Gobierno ha calificado de «jarro de agua fría» la noticia, presentada como «hechos consumados» sobre el cierre de la planta de Altadis por parte de la empresa. La primera reacción del Gobierno local ha sido lamentar esta decisión, para a continuación advertir a Imperial Tobacco, propietaria de Altadis, que los terrenos ocupados por la planta en la ciudad están calificados como suelo industrial en el vigente Plan General de Ordenación Urbana «y así seguirán porque ese es nuestro compromiso con Cádiz y con el empleo».
La empresa posee estos terrenos tras la cesión a la ciudad de las instalaciones y suelo de la antigua fábrica de tabacos en 1988, a cambio de 120.000 metros cuadrados en la zona industrial a la entrada de la ciudad. El Gobierno local aclara que no conoce cuál es la planificación de Altadis para su planta en Cádiz y «cómo encajará en su estrategia logística, pero lo dijimos en 2009 con la primera reducción de la plantilla y lo reiteramos ahora; no vamos a permitir una operación especulativa, ni de Altadis ni de nadie».
Despedida a una industria nacida en el siglo XVII.
Autor artículo: Emilio López
Sería imposible reunir las miles de historias personales vinculadas a la industria tabaquera, una actividad que ya existía en el siglo XVII y que se asienta cuando en el año 1741 Felipe V crea la Real Fábrica de Tabacos de Cádiz.
En aquellos años en un caserón ubicado en el solar que ahora ocupa el edificio de la Aduana ya trabajaban 180 operarias, que más tarde se mudaron a la calle Rosario para en 1829 trasladarse a otro de la calle Plocia que albergaba hasta entonces la Alhóndiga, de propiedad municipal y que el año antes se había cedido al Estado con ese motivo.
La Fábrica, como era conocida en Cádiz, era la actividad industrial más importante del casco antiguo, con su alta chimenea de ladrillo, que aún se conserva, su sirena y el tránsito de las cigarreras, unas trabajadoras que entonces recibían salarios inferiores a los de los hombres.
Según Cadizpedia, en 1870 sufrió un primer cierre, reinagurándose al año siguiente, a costa del Ayuntamiento, y sometida a obras de reforma en 1872, para en 1881 recibir un nuevo impulso, en el que se añaden 1.958 operarias a las 1.621 que ya existían en la plantilla.
Más tarde, tras unos años de despreocupación estatal, en el que la gestión la asume la Compañía Arrendataria, se queda con un millar de empleados, incluyendo a los mozos, y contratadas sólo a 1.130 trabajadoras de las 2.987 que tenía.
Es en 1890 cuando el Ayuntamiento, con el apoyo de cuatro mil firmas, recurre al Gobierno, que la dota de una maquinaria moderna para hacer cigarrillos, pero recorta todavía más la plantilla de cigarreras.
Más tarde, en 1953 el Ayuntamiento decidió enajenar a Hacienda el edificio, que era de propiedad municipal y cedido para la Fábrica de Tabacos a cambio de cuatro millones de pesetas, que se destinaron a finalizar las obras del Estado Ramón de Carranza.
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En 1985, en la Zona Franca, se pone la primera piedra del que iba a ser el mayor complejo tabaquero de Europa, con una superficie de 153.000 metros cuadrados, una inversión de 12.000 millones de pesetas y un periodo de ejecución de las obras de tres años, si bien la fábrica podía entrar en funcionamiento uno antes.
Ese mismo día, en el Ayuntamiento, Tabacalera Española recibía la medalla de oro de la ciudad, que el alcalde Carlos Díaz entregó al entonces presidente de la empresa, el arcense Cándido Velázquez-Gaztelu, fallecido en noviembre del pasado año, y que también fue presidente del Consejo Social de la Universidad de Cádiz. La antigua Fábrica es ahora el Palacio de Exposiciones y Congresos de la plaza de Sevilla, tras recuperarse el inmueble para la ciudad en 1985.
Por otra parte, a finales del pasado año pasaron a manos municipales los depósitos de tabacos del barrio de Loreto, con más de un siglo de existencia. Cinco naves con más de 1.000 metros cuadrados, que el Ayuntamiento quiere convertir en un complejo sociocultural.
También, mediante un convenio con Altadis, el pasado año el Archivo Histórico Provincial posee un total de 170 libros y 75 legajos procedentes de los documentos de la Compañía Arrendataria de Tabacos, que gestionó la Fábrica entre 1887 y 1949, donde las cigarreras, modelo para otros centros de España y que llegaron a ser 3.000, figuran entre las pioneras en implantar la jornada laboral de ocho horas.
Fin a tres siglos de historia.
Autor artículo: Javier Rodríguez
El exalcalde de Cádiz, el socialista Carlos Díaz, recuerda como si fuera una pesadilla las negociaciones tan duras que entabló a mediados de los ochenta con la dirección de la antigua Tabacalera. La empresa tenía 'in mente' un plan de expansión y la Bahía, desde luego, no estaba entre sus prioridades. «Cádiz no se podía permitir el lujo de perder otra industria después del mazazo laboral de la primera reconversión de astilleros». El político removió Roma con Santiago para abortar las intenciones de Tabacalera y encontró en su presidente, el arcense Cándido Velázquez, el mejor aliado. Ambos hicieron posible una operación inmobiliaria que sirvió para mantener la actividad y salvar miles de empleos.
El Ayuntamiento se hizo con la antigua fábrica de tabacos de la calle Plocia para convertirla en Palacio de Congresos y la Tabacalera recibió a cambio casi 120.000 metros cuadrados en la entrada a la ciudad por el puente Carranza. El exalcalde recuerda hoy que Tabacalera invirtió en ese complejo industrial 20.000 millones de pesetas y decidió ejecutar su plan de expansión con la fábrica gaditana, donde se establecieron los almacenes y tres líneas de producción.
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La historia del tabaco en Cádiz la escriben con letras de oro sus cigarreras. Carmen Pérez entró en 1977 con 18 años en la factoría de la calle Plocia como aprendiz. Asegura que era el deseo de muchas gaditanas de la época, «pero durante ese primer año de aprendizaje estaba prohibido contraer matrimonio, tener hijos e incluso caer enferma». Mientras que las mujeres se dedicaban a cortar, expandir y liar el tabaco en lo que hoy es el Palacio de Congresos, los hombres se afanaban en descargar la mercancía que venía del exterior y la almacenaban en los depósitos de Tabacalera, en el barrio de Loreto. Carmen pasó a ser oficial-operaria, uno de los títulos laborales más perseguidos en el seno de la Tabacalera. Por sus manos pasaron los míticos Farias, los Ideales y los Celtas. Pero la tradición del tabaco en Cádiz viene de atrás, del negocio con las Américas. El título de Real Fábrica de Tabacos de Cádiz fue creado en 1741 por Felipe V, aunque a finales del siglo XVII, ya existía actividad industrial tabaquera en Cádiz. Algunos sitúan los inicios de la elaboración del tabaco en la ciudad en un rincón de la calle Rosario, pero no fue hasta 1829 en que se estrenó la fábrica de tabacos de la calle Plocia, santuario de las cigarreras gaditanas. A partir de ese instante nace uno de los iconos industriales de la Bahía y centro de trabajo de cientos de vecinos del barrio de Santa María. Su alta chimenea de ladrillo, la peculiar sirena y el deambular de las trabajadoras llenaron de vida el centro de Cádiz. El cantaor Chano Lobato estuvo entre su plantilla. El nuevo edificio era propiedad municipal y sirvió a mediados de los cincuenta para que el entonces alcalde de la ciudad José León de Carranza los vendiera a la Tabacalera española para construir en 1954 el estadio de fútbol. El edificio de la calle Plocia volvería en 1985 a la titularidad municipal, una vez que el alcalde Carlos Díaz lo permutara a Tabacalera por el suelo en Zona Franca.
El paseo por la historia del tabaco en Cádiz recala en 1999 con la privatización de la Tabacalera española y la entrada francesa (Seita) en el accionariado formando el Grupo Altadis. Desde entonces, la empresa ha ido soltando lastre, recortando posiciones y reduciendo personal. En Cádiz, por ejemplo, la regulación de empleo dura ya más de 16 años. La fábrica de tabacos de la Zona Franca contaba en 1993 con una plantilla de 1.050 trabajadores. La inglesa Imperial Tobacco compró en 2008 Altadis y presentó entonces un plan de integración que llevó al cierre de las plantas españolas de Alicante y Palazuelos, en Cáceres, y a la reordenación de la de Cádiz, que perdió dos líneas de actividad y 220 trabajadores. Se potenciaron las plantas de Logroño y Santander.
Sin embargo, los 76 empleados que quedaron en Cádiz tras el último ERE, firmado en 2009, sabían que la planta tenía los días contados. El próximo martes visitará la factoría un alto ejecutivo de Imperial Tobacco en Europa, que anunciará el cierre ordenado de la planta. LA VOZ adelantó en su edición de ayer la noticia e informó de que Imperial Tobacco no cuenta con la fábrica de Cádiz para sus planes de futuro. La inauguración el pasado mes en la localidad polaca de Tarnovo de un gran centro logístico tiene mucho que ver con la decisión empresarial. La plantilla se ha organizado para negociar las indemnizaciones y evitar que los despidos sean traumáticos.
De esta forma se echa el cierre a tres siglos de historia de tabaco en Cádiz.
Altadis anuncia que cerrará la fábrica de Cádiz el 31 de diciembre.
Autor del artículo: Pablo-Manuel Durio
La industria gaditana recibió ayer otro fuerte varapalo al conocer que la fábrica de tabacos cerrará sus puertas el próximo 31 de diciembre. Los malos augurios que entre los 76 trabajadores que actualmente cuenta este centro de producción de Altadis reinaba hace unos días -cuando se anunciaba el cierre del cuarto turno de trabajo en la planta- se cumplieron y la visita ayer del responsable de producción de Imperial Tobacco en la zona occidental, Ian King, confirmó los temores de que Cádiz dejará de producir tabaco cuando finalice el año.
La empresa informaba en un comunicado que ha puesto en marcha un plan de reorganización que afectará en total a 114 trabajadores de los casi 1.400 que forman parte de la plantilla de Altadis. Y este plan supone "el cese de actividad de la planta de Cádiz". La reordenación se justifica en dos argumentos principales: la presión regulatoria sobre el tabaco y, curiosamente, el aumento del contrabando (que Altadis sitúa en el 12% de las ventas legales). Además, en el caso de Cádiz se une una caída "sustancial" de la demanda de tabaco expandido (que es el que realiza en la fábrica de la entrada de la ciudad), "por lo que su volumen de producción puede ser asumido por otra fábrica del grupo", añadía el comunicado.
Fuentes de la empresa consultadas por este periódico cerraban cualquier mínima posibilidad de que la fábrica de Cádiz pudiera afrontar cualquier otra actividad tabaquera para mantenerla en funcionamiento. "No es la primera fábrica que cierra", indicaban, explicando que los procesos de regulación "son constantes en el sector tabaquero", que viene sufriendo unas caídas de ventas considerables (de más del 40% en los cuatro últimos años según Altadis). "No hay ningún otro sector que afronte una caídas como las que tiene el tabaco", comentaban estas fuentes consultadas.
El anuncio del cierre de la fábrica de Cádiz afecta de manera directa a 76 trabajadores. Si se restan los seis eventuales que finalizan su labor este mes (con el cierre del cuarto turno de trabajo anunciado hace unos días en este periódico), habrá sesenta que podrán acogerse a las prejubilaciones, aplicándole la misma cláusula de garantía del expediente de regulación que se aprobó en marzo de 2009, según propuso ayer mismo Altadis al comité. Los diez empleados fijos restantes tendrían a priori dos opciones: o bien trasladarse a los centros de Logroño y Santander, o bien acogerse a la baja incentivada, que se haría con una indemnización de 45 días por año trabajado, según aseguró también la empresa dependiente del grupo Imperial Tobacco.
Con este punto de partida se iniciarán hoy mismo las negociaciones entre la empresa y los trabajadores a nivel nacional (donde el plan de reestructuración afecta a un total de 114 empleados), que tendrán lugar en Madrid, hacia donde ayer mismo se dirigió el presidente del comité de Cádiz, José Luis Marín.
A pesar de que la fábrica de Cádiz cerrará sus puertas para siempre, perdiendo así la ciudad otro gigante industrial, los empleados conocieron ayer que será antes del próximo mes de septiembre cuando cese la actividad que actualmente se lleva a cabo en el recinto de la Zona Franca (la producción de tabaco expandido), manteniéndose el último cuatrimestre del año únicamente la actividad en los almacenes. Y por delante queda también el desmantelamiento de las instalaciones (Altadis asegura que aún no tiene decidido qué hacer con la maquinaria) así como conocer el paradero de los terrenos.
Se abre ahora, de aquí a diciembre, el último suspiro después de 272 años de intensa actividad tabaquera en la capital, que dio empleo a miles de gaditanos y gaditanas y que en apenas veinte años la ciudad ha visto consumirse. Como uno de los tantos cigarros que se hicieron en la ciudad.