Artículo de Joaquín Andreu Esteban para La Verdad
La antigua fábrica de cáñamo que se ubica en la parte más alta del Barrio de la Cruz presenta, conforme pasan los meses, una imagen de mayor deterioro. La conocida como 'La Porchá' ha sido objeto de diversos actos vandálicos que han dado al traste con los pocos vestigios que quedan en la ladera de la sierra de lo que fue una de las construcciones de la época dorada de la localidad en torno al cultivo y la transformación de este en cordajes e hilaturas.
Así la extinta instalación de planta rectangular tiene todos los pilares centrales que dieron en su día soporte a un tejado a dos aguas en el suelo y muchas de las vigas destinadas al mismo fin han sido quemadas. No son los únicos desperfectos que presenta ya que también en ella es fácil de ver restos de botellones, basura que se acumula y maleza que crece. Los vecinos del barrio se quejan de que es habitual que grupos de jóvenes suban por las empinadas escaleras que dan acceso desde este al recinto fabril los fines de semana «y allí se arman sus fiestas, beben y son los que han provocado algunos de los destrozos», señalan, por lo que reclaman que por el barrio pase con mayor frecuencia las patrullas de la Policía Local.
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De igual manera algunos echan en falta celeridad a la hora de abordar lo que «puede suponer que la gente venga más al barrio y lo conozca por lo que fue en su momento, un lugar donde había una fábrica de lo que fue nuestro producto más conocido». El entorno de la fábrica ya fue objeto de una actuación de choque por parte del Taller de Empleo San Roque cuyos alumnos trabajadores se dedicaron a realizar unas escalinatas que mejorasen la subida desde el Barrio de la Cruz y a retirar la techumbre ante el riesgo de desprendimientos, pero cuyos desechos siguen en uno de los laterales del edificio.
La fábrica se quiere convertir por el Ayuntamiento en eje central de una futura Ruta del Cáñamo y es el único vestigio que queda de este tipo. El alcalde, Javier Pérez, es consciente de que el estado del inmueble es proclive para la comisión de actos vandálicos y dijo que la anterior actuación de una veintena de desempleados lo que se hizo «fue un lavado de cara del edificio y los trabajos se centraron más en la mejora de los accesos desde el barrio». Asimismo augura que La Porchá «volverá a ser lo que era» ya que se está pendiente de conseguir el medio millón de euros para que otro segundo taller acometa la rehabilitación integral del edificio. Pérez destacó que «es una pena que la gente no cuide un patrimonio que es de todos «porque no es cuestión de incrementar la vigilancia policial, y si de concienciar a los vecinos del valor que tiene». Asimismo espera que cuando el edificio sea remozado en él pueda haber actividades ligadas a la cultura del cáñamo y otras sobre el valor natural de la sierra.