Autor artículo Francisco Góngora para El Correo
Los vecinos de Villanueva de Valdegovía y su junta administrativa están movilizados para salvar un monumento de Euskadi que se llama popularmente "la Sebe". Se trata de la única presa con estructura de madera, fabricada en el siglo XVIII, que aún permanece en pie. Tras las fuertes riadas de este invierno, esta infraestructura, que se utilizaba para llevar el agua del río Omecillo a un molino, corre riesgo de desmoronarse completamente. La fuerza de la corriente provocó un agujero que está erosionando la madera y la piedra. En septiembre de 2011 el Gobierno vasco la declaró Bien de Interés Cultural calificado con la categoría de monumento por su singularidad y por ser el único ejemplar conocido y conservado "in situ" en la Comunidad Autónoma Vasca. Consituye una verdadera reliquia de la arqueología industrial con gran interés histórico y etnográfico.
La junta administrativa de la localidad ha impulsado un proyecto de reconstrucción ante la grave situación, pero no ha encontrado apoyo en ninguna institución. "Es un llamamiento de máxima urgencia. Como esperemos un poco más, una crecida se la lleva definitivamente y entonces no vamos a tener nada", lamentó el vocal de la junta Bernardo López de Ocáriz.
El presupuesto de la obra imprescindible es de unos 54.000 euros. Parte del gasto correría a cargo de la propia junta y del Ayuntamiento. "Pero necesitamos más", dicen los vecinos.
Desde el siglo XVIII
La catalogación de Bien de Interés Cultural calificado con la categoría de monumento establece unas medidas de protección de la propia presa, así como de los espacios adyacentes, estableciendo unas distancias mínimas a fin de garantizar la conservación del elemento y sus características específicas.
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La presa se encuentra a unos 500 metros al SO del molino al que dio servicio, y que se documenta desde el siglo XVIII. Su función consistía en subir el nivel del río para desviar el agua que ponía en marcha el citado molino hacia el canal. La presa, que forma ligero ángulo con el cauce del río, es una estructura de madera y piedra formada por dos planos inclinados de distinto tamaño e inclinación. Así, la rampa aguas arriba es más corta y de mayor inclinación que la de aguas abajo que es más “tendida”, evitando así la caída brusca del agua que podría perforar las bases de la presa.
Esta estructura recuerda la composición constructiva de una cubierta en madera, si bien combina en su vertiente aguas abajo la madera con cordones de piedra a modo de contrafuertes. La cumbrera o “gallur” que remata las rampas tiene una altura aproximada de 2,10 m., siendo la longitud del gallur de 10,75 m. y la sección de esta pieza de unos 0,35 m.
La vertiente aguas arriba deja ver cerca del gallur el revestimiento lígneo o colomadura que protege el armazón de la estructura. La de aguas abajo, está conformada por troncos de una longitud de unos 3,5 m. con una sección de 0,25 m., combinados con bloques pétreos de toba.
A 1,8 m. de la cumbrera de la presa, en su parte izquierda, se encuentra la compuerta mediante la que se desviaba el agua hacia el canal, que tiene una luz aproximada de 1,10 m.
La presa es una singular estructura de madera y piedra, única en su género en el Territorio Histórico de Álava. Las presas de madera que, a tenor de los abundantes vestigios y la documentación escrita, debieron ser de uso frecuente en tiempos pasados, fueron desapareciendo, sustituidas por presas pétreas, por lo que no es frecuente la conservación de ejemplares de ese material o que, como en este caso, presenten tipología mixta. Este tipo de presas constituyen verdaderas reliquias de la arqueología industrial, verdaderos testigos materiales que remiten a formas y técnicas antiguas que ya han ido desapareciendo con el tiempo. Por otra parte, se debe destacar el sistema constructivo de la presa que combina madera y piedra, y su interés histórico y etnográfico.
Fuente de noticia El Correo