Hunosa no cierra la puerta a un nuevo uso industrial para las instalaciones del pozo Santa Bárbara. Así lo afirmó ayer la presidenta, María Teresa Mallada, durante un encuentro con responsables de la Asociación de Arqueología Industrial Incuna, el Ayuntamiento de Mieres y la Asociación Cultural y Minera "Santa Bárbara". Además, también anunció que se realizarán una serie de actuaciones para garantizar la seguridad en las instalaciones en cuanto se decida la actividad para el exterior del pozo, también conocido como La Rabaldana.
La comitiva visitó el entorno de la explotación, recientemente reformado por el Ministerio de Cultura, dentro de las actividades de las XVII Jornadas Patrimonio Industrial "Fábricas y Memoria" que organiza Incuna. La primera fase de la reforma del pozo Santa Bárbara terminó en la primavera de este año. El acondicionamiento de la sala de compresores fue el eje principal de la actuación, aunque el proyecto también incluyó obras en dos castilletes y el pozo de ventilación. La actuación contó con un presupuesto de 662.483 euros, aunque la propuesta de contratación rondaba el millón de euros.
El Ayuntamiento de Mieres había hecho llegar a Hunosa la necesidad de mejorar algunos puntos de las instalaciones para permitir las visitas y, ayer, María Teresa Mallada afirmó que es una de las actuaciones a realizar. También aseguró que está dispuesta a iniciar la negociación con todas las administraciones implicadas para encontrar el mejor uso posible a las instalaciones.
El vicealcalde del concejo, Manuel Ángel Álvarez, destacó que "no queremos que el pozo se dedique a un uso estrictamente turístico". Tienen el ejemplo del restaurado pozo San José, proyectado como un centro de interpretación que no llegó a cuajar entre el público. La propuesta del Gobierno local pasa por destinar sólo una parte del pozo a las visitas y dejar algunos espacios libres para promover el asentamiento de "emprendedores del concejo".
Es una idea que los responsables del Incuna ven con buenos ojos. El presidente de la asociación, Miguel Ángel Álvarez, destacó ayer que "la reutilización de las instalaciones para fines industriales es una forma de garantizar el mantenimiento del patrimonio". También llamó a la búsqueda de acuerdos entre las administraciones para garantizar la conservación de los elementos más relevantes del patrimonio industrial de Mieres: "El peor plan de conservación es querer conservarlo todo", señaló el experto.
Las jornadas del Incuna incluyeron también una visita al poblado de Bustiello y al Pozu Espinos. Participaron expertos de quince países, que mostraron un gran interés por la riqueza patrimonial de la zona y debatieron sobre su correcta puesta en valor.
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