Artículo de Jesús Sancho para La Vanguardia
La antigua fábrica de Can Ricart de Poblenou busca una nueva oportunidad. El histórico recinto industrial, que ocupa un espacio equivalente a cuatro islas del Eixample, ha sufrido todo tipo de vicisitudes desde que se salvó in extremis tras una intensa lucha vecinal. Incendios provocados, ocupaciones, derribos y hasta proyectos frustrados como el de la Casa de las Lenguas han lastrado el resurgir de este recinto industrial. Ahora nuevos proyectos quieren revitalizar este histórico espacio, declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 2008.
El Distrito de Sant Martí constituyó el pasado 23 de febrero por primera vez la mesa de trabajo de Can Ricart a la que asistieron representantes de la Universitat de Barcelona (UB), de la Mesa Eje Pere IV, del Institut de Cultura de Barcelona, del centro artístico Hangar, del grupo de jóvenes La Xemeneia, de la Asociación de Vecinos de Poblenou y del proyecto de investigación europeo Emuve. Este frente común quiere recuperar parte del esplendor de esta fábrica que se ha deteriorado a pasos agigantados con el paso de los años.
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El parque universitario de la UB, el proyecto clave
El lento renacimiento de Can Ricart tiene como proyecto fundamental el futuro parque de las Humanidades y de las Ciencias sociales de la UB que está previsto que inicien sus obras a finales de este año o a inicios del 2017. El proyecto, que cuenta con 7.000 metros cuadrados cedidos por el Ayuntamiento durante 50 años a la universidad, está pendiente del informe de los resultados de las excavaciones arqueológicas, hay ruinas romanas en el recinto, y la elaboración de un plan especial que se elaborará a lo largo de este año.
“Esperamos que en el 2020 el parque esté consolidado. Si no está acabado, debería estar muy avanzado a finales del 2019. Creemos que a finales del 2017 podríamos tener algunos elementos del parque, el edificio de la biblioteca ya estaría muy avanzado o acabado, o el espacio que albergaría producción audiovisual”, detalla Gaspar Coll, delegado del rector de laUB para el parque de las Humanidades y las Ciencias Sociales que supondrá una inversión prevista de 15 millones de euros. “Estamos trabajando conjuntamente con todos los agentes y la UB es un agente más solidario en el barrio para ayudar a dignificar Can Ricart, pero la responsabilidad no es únicamente nuestra”, advierte Coll.
El Ayuntamiento toma nota y una de sus prioridades es dignificar este espacio y poner en valor el patrimonio industrial de este lugar en su conjunto. “Can Ricart es muy importante, es de los pocos conjuntos industriales grandes que queda en Barcelona junto al de Can Batlló en Sants y el de Can Batlló de Urgell, y además está cerca del eje Pere IV que estamos revitalizando y pronto empezarán las obras para convertirlo más verde y peatonal”, destaca el concejal del Distrito de Sant Martí y arquitecto, Josep Maria Montaner.
A la espera de los resultados arqueológicos realizados en la nave denominada Exenta en la Emilia Coranty, Montaner prevé que “las obras no tienen que verse afectadas” y en el caso de que se encontrara alguna pieza de valor histórico “se trasladaría a un museo”.
Producción audiovisual, biblioteca y coworking
El delegado rector de la UB para el parque de las Humanidades y las Ciencias Sociales puntualiza que todavía están en fase de “concretar los espacios que se plasmarán en el documento marco”, pero los usos que se darán en las diferentes naves están encaminados. Así, en la nave Exenta está previsto que acoja parte de la biblioteca histórica de la UB, concretamente la de incunables y algunos manuscritos. También se ubicaría un centro de documentación digital que “tendría relación con el barrio y otras distribuciones” que estarían alcance de los investigadores.
Otro gran espacio estaría destinado a las tecnologías de la comunicación audiovisual. “Está previsto en algunas de las naves hacer un plató que puede ser ofrecido incluso al sector privado y ayude a la propia financiación del parque”, añade Coll.
El tercer gran sector del parque potenciaría un espacio de coworking con grupos de investigación, “una especie de incubadora de proyectos de nuestras investigaciones y también de emprendimiento social”, afirma el portavoz de la UB, que ya ha puesto en marcha su centro de digitalización en otro espacio de Poblenou, en la antigua fábrica de Can Jaumandreu, pendiente también de alguna reforma y que conforma la otra pata del parque universitario de la UB.
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Nuevo Casal de Joves y centros de interpretación históricos
Además del superviviente centro de creación de creación de Artes VisualesHangar, que cuenta con naves rehabilitadas, el parque de la UB ira acompañado del nuevo Casal de Joves, que lo gestionará la coordinadora de entidades juveniles La Xemeneia. En este espacio se ha habilitado una sala de reuniones del Eje Pere IV y también se está en “negociaciones”, tal como señala el concejal de Sant Martí, para que parte de las actividades del clausurado Ateneu La Flor de Maig se trasladen a este lugar.
Para que este espacio empiece a funcionar plenamente el Ayuntamiento tiene que acabar de amueblarlo y por eso la Administración ya ha convocado la licitación del suministro y colocación de mobiliario y señalética del Casal con un valor de 80.998,43 euros.
El Gobierno municipal también quiere poner en valor el patrimonio industrial de Can Ricart. Por este motivo hay un proyecto presupuestado del ICUB de dos piezas del sistema energético de la antigua fábrica que elMuseu d’Història de Barcelona utilizará como centros de interpretación. “Reconstruiremos e interpretaremos estas piezas. El proyecto ya está y en la medida de lo posible desde un punto de vista de la financiación se llevará a cabo”, explica Montaner.
Nuevos accesos
Otras iniciativas municipales que se están activando en el parque son la apertura de la calle Emilia Coranty hasta la calle Perú, una vez que se ha ampliado la plaza interior y restringido el aparcamiento de coches.
El consistorio tampoco cierra la puerta a otros operadores aunque no se ha concretado ninguna propuesta sólida todavía. Montaner señala que “hay otros inversores y otras iniciativas que querían ir a Can Ricart” desde la vertiente “cultural y científica tanto pública como privada”.
Los vecinos piden que arranquen las obras
Los vecinos también sugieren otros usos para el antiguo recinto fabril. Joan Marca, el presidente de la Asociación Vecinal de Can Ricart, propone construir huertos urbanos con usos sociales y la cesión de más espacios para iniciativas vecinales que favorezcan el tejido asociativo. También apremia a la Administración para que se acelere la recuperación de Can Ricart. “Las obras ya tendrían que estar en marcha. Nos preocupa cómo se podrá financiar todo esto. De momento son todo palabras y queremos hechos. Can Ricart continúa abandonado y destruyéndose”, sentencia Marca.
Por su parte, Salvador Clarós, presidente de la Asociación de Vecinos de Poblenou, ve con esperanza la obra “titánica” en Can Ricart. “Pedimos al Ayuntamiento que se comprometa y facilite en la medida de lo posible que avance el proyecto de la UB. Es una iniciativa que avalamos y todos esperamos que funcione y no se encalle”, destaca Clarós, que también vería con buenos ojos la creación de servicios como un bar restaurante que atienda las necesidades del campus universitario.
¿Cómo se financiará?
Una de las claves para que tire adelante el parque universitario es la financiación con una inversión prevista de 15 millones de euros. “Es la pregunta del millón”, reconoce Coll. Detalla que será posible a partir de diferentes fuentes de financiación como préstamos ministeriales, una partida que la Generalitat destina anualmente a las universidades, el PIU (plan de inversiones universitarias), así como de los ingresos que ya genera el centro de digitalización de Can Jaumandreu y de los futuros proyectos del parque de Can Ricart cuando estén marcha.
“Tenemos dinero necesario para empezar las primeras obras. La inversión prevista para acabar el proyecto de Can Ricart es aproximadamente de 15 milones. Podemos ir manteniendo una inversión regular de 1,5 millones anuales hasta llegar al suficiente nivel de financiación que se pueda complementar con proyectos externos a lo largo del año cuando elementos del parque ya esté funcionado”, explica delegado del rector de la UB para el parque de las Humanidades y las Ciencias Sociales.
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La parte privada, asignatura pendiente
Otra asignatura pendiente será la parte privada de Can Ricart, la otra mitad del recinto no catalogada como Bien Cultural de Interés Nacional sino como zona de influencia. Sobre esta cuestión el concejal de Sant Martí asegura que hay que ir paso a paso y la primera prioridad es ponerse de acuerdo los operadores públicos. En una segunda fase sería conocer “las intenciones de la inmobiliaria” pero advierte de que “la edificabilidad del proyecto previsto si se lleva adelante es excesiva”.
Los vecinos también denuncian que la parte privada sufre un grave deterioro y lamentan algunos derribos, como el de una nave el pasado mes de diciembre y que la Asociación Vecinal de Can Ricart ha difundido un vídeo denunciando esta situación.
Fuentes municipales detallan que la nave que se derribó no estaba catalogada e informan de que la propiedad “tenía permiso para limpiar hierbas y aprovechó de una manera ilegal para realizar el derribo”.
El presidente de la Asociación de Vecinos de Poblenou también solicita que los edificios que no quedaron catalogados en la zona privada deberían estar incorporados al conjunto patrimonial y tendrían que acabar siendo públicos.
Can Ricart, que se empezó a construir en 1853, fue la primera gran fábrica textil de vapor del Poblenou. Ahora con estas nuevas iniciativas el antiguo recinto fabirl quiere empezar a escribir una nuevo capítulo en la historia del barrio.
*La noticia cuenta con un video.
Fuente de la noticia http://www.lavanguardia.com/