Autora artículo Elena Silveira para La Voz de Galicia
En el año 2003, el gobierno local de Culleredo presentaba el proyecto de rehabilitación de la antigua fábrica de la Cros para convertirla en un centro cultural de referencia. De aquel proyecto tan solo se ejecutó la primera fase, así que desde hace siete años el esqueleto de las naves de azufre capea la crisis esperando que, en un futuro próximo, el Estado decida desbloquear el 1 % cultural (más de un millón de euros) que, en teoría, daría contenido a la estructura.
Mientras las subvenciones no llegan, el Concello de Culleredo ha intentado avanzar pasos. De hecho, durante este tiempo el alcalde, Julio Sacristán, ha mantenido diversas reuniones para intentar dotar de contenido el edificio. Según explica, el último encuentro que mantuvo para hablar del futuro de la Cros fue hace tan solo un mes. Aunque no quiso desvelar el nombre de la asociación o empresa con la que se reunió, sí explicó que se trata de una entidad interesada en montar en la antigua fábrica un centro de investigación.
Desde el gobierno local confirmaron que en los últimos años también tomaron en consideración otras propuestas que finalmente se desecharon. Una de ellas pretendía convertir la Cros en un centro de ocio y deportivo, pero la solvencia económica de la propuesta no caló y, finalmente, esta opción fue descartada. También prometía recuperar las naves de la factoría un megaproyecto de restauración, pero tampoco fructificó. En todo caso, estos modelos alternativos podrían resultar viables con propuestas mixtas de ocupación; es decir, que una parte de la Cros se destine a usos privados y otra parte a uso y financiación pública.
El alcalde, Julio Sacristán, confirmó que, de todas formas, la prioridad del gobierno local sigue siendo implantar en este espacio un gran centro cultural, tal y como todavía reza en las placas atornilladas a las columnas de la Cros. «Cuando se configure el nuevo gobierno estatal volveremos a reclamar la subvención pendiente que, en su día, se comprometió dentro del 1 % cultural. Nuestra preferencia sigue siendo que la Cros sea un centro didáctico, pero el Concello no puede asumir en solitario la segunda fase de la rehabilitación y necesita esa aportación estatal», explicó Sacristán.
El proyecto para convertir en factoría cultural las tres naves de la histórica empresa química (se edificó en el año 1929) surgió poco después de que su chimenea dejase de funcionar en el 2002. Pero no fue hasta junio del 2010 cuando pudieron comenzar las obras de la primera fase, con un presupuesto de 2,5 millones, consistente en descontaminar y reforzar la estructura. Y desde el 2011, la Cros sigue en compás de espera.
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Teresa vive en Cambre, pero desde la ventana de su vivienda, y desde su puesto de trabajo en O Burgo, puede ver el esqueleto de la Cros. Explica que es una pena que se pierda un bien industrial como este y que, tal y como está, «da una mala imagen para el municipio». Aplaude que la obra siga vallada ya que, así, se evitan actos vandálicos. Espera que, «como el proyecto para dragar la ría, no se eternice». Trabajadora en O Burgo
«Iban a hacer biblioteca, un espacio de ocio, se llegó a hablar de salas de cine... Pero llegó la crisis y se paró todo». Esta vecina de O Burgo ve el vaso medio lleno y puntualiza que «por lo menos consiguieron descontaminar los terrenos». Cree que a O Burgo le vendría bien «un centro cultural de referencia, porque ahora no hay nada parecido» y pide a los políticos que no dejen estropear lo que ya se consiguió.
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