Bobadilla Estación se moviliza para evitar la demolición de una antigua fábrica.
Artículo de Javier Lara para Diario Sur
Uno de los edificios más emblemáticos de Bobadilla Estación, la antigua fábrica de aceite frente a la estación de ferrocarril, corre riesgo de desaparecer. Tras un desplome en su interior, la propiedad ha solicitado presupuesto para derruir un edificio de comienzos del siglo XIX, lo que ha provocado una reacción ciudadana para mantener la fábrica en pie y ponerla en valor. Está siendo la Asociación Ferroviaria 'El Raspilla' junto con la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga (Apidma) quienes están encabezando los movimientos para conseguir la protección de una edificación industrial con unas características peculiares. El profesor Francisco Rodríguez, miembro de Apidma, se está encargando de redactar un informe sobre el edificio para presentar al Ayuntamiento de Antequera, ya que aunque Bobadilla Estación es Entidad Local Autónoma, su urbanismo forma parte del Plan General de Ordenación Urbana de Antequera.
«La fábrica es parte del paisaje y de la vida del pueblo, se construyó casi al mismo tiempo que el ferrocarril, en los pocos datos históricos que tenemos aparece en un desglose de parcelas cuando se parcela el ferrocarril con uso para fábrica de aceites de los hermanos Luna Martín, empresarios antequeranos que construían prensas hidráulicas para este tipo de industrias», señaló la presidenta de la asociación 'El Raspilla', Juana Alarcón. No obstante, según los vecinos, nunca llegó a usarse como fábrica de aceite y se utilizó como almacén hasta su abandono.
El edificio forma parte del recuerdo colectivo del pueblo. «Se escucha la noticia de que han pedido presupuesto para derribar la fábrica y se pone la gente en marcha porque hay recuerdos, el edificio es bastante singular para ser una fábrica, la chimenea además se conserva en muy buen estado y tiene azulejería completa del mismo estilo a la de la estación de Bobadilla», señala Alarcón.
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Por su parte, el profesor Francisco Rodríguez destaca que es un edificio industrial en el que no se escatimó en gasto, de estilo regionalista con unos antepechos en las ventanas muy significativos, barandillas y una azulejería singular. «La ubicación no suele estar hecha con capricho y en este caso está cerca de la materia prima porque hay campos de olivares en el entorno, además con una salida para el transporte junto a la estación, incluso con un ramal de ferrocarril que derivaba hacia la fábrica», explicó. Rodríguez señaló que además está muy presente en el recuerdo colecivo de Bobadilla, ya que se ve desde el tren y frente a una estación que tenía una gran importancia.
Las asociaciones pedirán al Ayuntamiento de Antequera que incluya la fábrica entre los edificios protegidos por su PGOU: «Tiene un valor notable, lo adecuado sería en una categoría de nivel intermedio, la referida a protección estructural o arquitectónica, lo que garantizaría que no se demoliera». Pero la conservación del edificio no finaliza con la protección. «Habría que darle una solución definitiva, restaurar el edificio para darle un uso, yo doy dos posibles ideas: establecimiento hotelero de alto standing teniendo en cuenta la cercanía con los embalses y el Caminito del Rey o residencia de mayores», explica Rodríguez.
Fuente de la noticia http://www.diariosur.es