Mieres pierde el tren de Samuño
Artículo de David Montañes para LNE
El aprovechamiento turístico de los enclaves más emblemáticos vinculados a la actividad minera no ha despegado en la comarca del Caudal pese a las expectativas y las inversiones realizadas en los últimos años. Mieres tiene el pozo San José rehabilitado y sin uso desde 2009 tras una inversión de un millón de euros. Santa Bárbara , tras una primera rehabilitación de 600.000 euros, sigue el mismo camino. Por su parte, Morcín lleva una década esperando fondos para poder abrir el nuevo Museo de la Lechería tras gastarse 1,4 millones en la reforma de las viejas tolvas del pozo Montsacro. Estos ejemplos contrastan con los proyectos que sí han logrado salir adelante en la comarca del Nalón, donde el legado minero ha dado un impulso a la actividad económica vinculada al turismo.
El valle del Nalón ha logrado centralizar casi por completo la oferta turística ligada a la herencia industrial del carbón. Además de contar, desde 1994, con el Museo de la Minería (Mumi), Langreo abrió hace tres años, en 2013, el Ecomuseo del Samuño, con su tren minero. El verano pasado, además, comenzaban las visitas guiadas al interior del pozo Sotón, situado en San Martín del Rey Aurelio, que había mantenido su actividad hasta finales de 2014. Tres polos de interés para los visitantes que en estos momentos canalizan hacia el valle del Nalón la demanda de turismo industrial.
En el Caudal los avances en este campo no ofrecen rendimiento. No hay en marcha proyectos comparables en atractivo con los del Nalón. Y eso que se han hecho inversiones, pero sin finalidad práctica, al menos, hasta el momento. Hunosa lleva dos años negociando con el Ayuntamiento de Mieres para evitar que el rehabilitado pozo Santa Bárbara termine convertido en otro equipamiento con potencial turístico pero sin uso, como le ha pasado, por ejemplo, al pozo San José, también situado en el valle de Turón. En este caso concreto, el hecho de que la vieja instalación minera esté catalogada como bien de interés cultural (BIC) establece unas exigencias especiales que deben ser respetadas y atendidas. Así, Hunosa puso en marcha la pasada semana el programa de visitas guiadas al pozo, mientras permanece encallada la negociación para dar uso a estas instalaciones. Tampoco se conoce si se continuará con la rehabilitación. De momento, la hullera realizará una pequeña obra en la explotación relacionada con la seguridad del entorno. La primera fase de rehabilitación, ejecutada con fondos del Ministerio de Cultura, finalizó hace un año y, desde entonces, no se ha alcanzado un acuerdo sobre qué hacer con esta explotación. De hecho, ya hubo algún desencuentro con el Ayuntamiento, que denunció que la empresa pública utilizaba el patrimonio "para hacer caja".
Por su parte, el Consistorio mierense incluyó al pozo Santa Bárbara dentro de sus propuestas para los nuevos fondos mineros. Así, solicitó 5 millones para culminar la rehabilitación. A esta iniciativa se suma otra más enmarcada dentro del 1,5% cultural, también con el mismo fin. No es el único camino que explorar el Ayuntamiento. Turón esconde joyas de la arqueología industrial que, tras ser restauradas, se han quedado olvidadas, sin uso, casi condenadas a sufrir una segunda muerte.
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Turón y Barredo
Además de Santa Bárbara y San José, también está el pozo Espinos. El gobierno local pretende rentabilizar las inversiones que se han hecho en el valle, impulsando un proyecto de gestión conjunto de instalaciones y equipamientos que tenga algún tipo de atractivo turístico. El gobierno municipal ya han trasladado al Ministerio de Cultura un proyecto para crear en Turón un gran parque temático industrial, que utilizando como base la antigua actividad minera, permita armonizar una plataforma turística abierta a todo tipo de iniciativas. Se trata de una vieja aspiración de IU que ahora retoman con la decisión de hacerla realidad.
También está "olvidado" el pozo Barredo, que se ha convertido en un enclave escondido dentro de las instalaciones del campus de Mieres. La planificación original sobre la que se asienta la expansión universitaria local, establecida hace ya más de una década, fijaba rescatar este enclave como espacio lúdico y cultural, pero la iniciativa hace tiempo que está atascada en un proceso de indefinición.
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