El óxido corroe los históricos viaductos del tren a Dénia
El tramo entre Dénia y Calp de la Línea 9 del TRAM de Alicante, ahora cerrado por el deterioro de la vía, ha mantenido dos obras emblemáticas de la arquitectura del hierro. Los centenarios viaductos del Quisi o Santa Ana y del Ferrandet son dos prodigios de ingeniería. Pero no se salvan del desgaste que ha sufrido el ferrocarril de vía estrecha de la Marina Alta tras décadas de escasísimas inversiones. Quizás donde mejor se aprecia el abandono de la línea es en los cientos de traviesas hechas astillas, en estaciones y apeaderos ruinosos como el de Benissa y el del Ferrandet y en los puentes metálicos corroídos por el óxido.
Ahora que no pasan trenes, más de un senderistas ha estado tentado de recorrer la vía y cruzar los espectaculares puentes del Quisi y el Ferrandet. Es una locura. Ambos cuentan en sus laterales con pasos peatonales protegidos con barandillas. Pero en el del Quisi, que alcanza los 35 metros de altura y tiene una plataforma de 120 metros de longitud, esos pasos crujen cuando se pisan. Están, como toda la estructura de este puente, considerada la obra más emblemática de la Línea 9, más que roñosos. El óxido ha carcomido e incluso agujereado las planchas peatonales. La barandilla, también roída, no ofrece muchas garantías de seguridad.
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Para expertos en arqueología industrial, este viaducto es de los más bellos del sistema ferroviario estatal. Se aguanta sobre pilares de hierro que, a su vez, se sustentan en una peana de sillares de piedra.
El puente del Ferrandet, que salva el profundo barranco del Pou Roig, se sostiene, en cambio, sobre recios pilares de piedra. La plataforma de hierro también está oxidada, pero sobrelleva mejor el deterioro que la del Quisi.
Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana cerró la pasada semana temporalmente el trenet entre Dénia y Calp. Ha habilitado un servicio alternativo de autobuses. La Marina Alta ha perdido la única conexión ferroviaria que la unía al mundo.
Las obras de modernización de esta línea se terminarán en 2020, aunque FGV prevé ir abriendo antes los tramos en los que se renueve la vía. El trenet, cuando funcionaba al trantrán y ahora que ni va ni viene, se había convertido en arqueología industrial. Hasta ahora era arquoelogía viva. La vía estrecha, con todas sus incomodidades, hacía papel. Trabajadores y estudiantes la utilizaban para moverse en una comarca de orografía quebrada y que arrastra un déficit histórico (ahora agravado) de transporte público.
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