Con esta entrevista a Alfonso Pastor Moreno, último propietario de la fábrica La Ceramo, finalizo esta serie de entrevistas para dar a conocer opiniones sobre diferentes profesionales y agentes implicados de alguna manera con este ejemplo del patrimonio industrial valenciano.
Quiero resaltar, que además de haber sido el último propietario de La Ceramo, Alfonso Pastor ha trabajado como profesor en la Escuela Superior de Cerámica de Manises y como director técnico (audiovisual) en Lladró
Las imágenes que ilustran esta entrada son de la página de facebook La Ceramo, página creada por Alfonso Pastor
Imagen de la webserie La Ceramo |
Desde aquí agradecerle que contestara de manera tan minuciosa a la entrevista.
ENTREVISTA A ALFONSO PASTOR
¿En qué año adquieres La Ceramo? ¿Hasta qué año estuvo en funcionamiento?
La Ceramo le fue comprada por mi primo y por mí a Pilar Ros en el año 1988. La fecha exacta es difícil de precisar, porque en un primer momento se firmo un contrato privado que luego se destruyo en el momento de la firma ante notario de la escritura definitiva, y desde un contrato al otro, transcurrió bastante tiempo debido a diversas vicisitudes.
Entre esas vicisitudes estaba el que además de Pilar Ros existía otra heredera legal del inmueble en el que se ubicaba la fabrica y que estaba en paradero desconocido.
Por lo tanto, Pilar Ros al no ser la única heredera no podía formalizar por si misma la venta del inmueble que ocupaba La Ceramo sin el acuerdo y la firma de la otra heredera o en su defecto, una prueba fehaciente de que no existía nadie mas con derechos hereditarios sobre La Ceramo.
¿Quién era esa otra heredera?
Como bien se sabe, La Ceramo fue fundada por Jose Ros Surió, posiblemente en 1885, pero en 1889 se asocio con Julián Urgell i Pubill. Después hubieron muchos cambios de titularidad de las acciones, llegando incluso a hacerse compra-ventas ficticias como artimañas para evitar embargos.
Parece ser que al final Jose Ros Surió se hizo con el pleno dominio de la propiedad y a su muerte se la transfirió a su hijo Jose Ros Ferrer. Hijo de Jose Ros Surió y de Salvadora Ferrer.
Sin embargo, sabemos que Jose Ros Surió casó en segundas nupcias y no sabemos si por ese lado existieron también otras personas con derechos hereditarios o adquiridos. El caso es que esos derechos se dieron por inexistentes, porque al haberse destruido los Registros de la Propiedad en la época de la Guerra Civil no se pudo comprobar si existían o no dichos derechos.
Después de finalizada la contienda, y durante el periodo de reconstrucción de los registros que duró hasta el año 1945 nadie presento ningún documento que acreditara la propiedad del inmueble que ocupaba La Ceramo, y así permaneció hasta el momento en el que Pilar Ros decidió su venta.
Por lo tanto, en el momento en el que Pilar Ros pretendió hacer la venta no existía ningún documento que acreditara su propiedad.
¡Quiere decir eso, que desde 1945, cualquiera amparado en los artículos 204 y 205 del Reglamento Hipotecario, podía haberse inscrito a su nombre La Ceramo!
Al no existir ninguna escritura que probara la titularidad de Pilar Ros, hubo que remontarse en derechos hereditarios hasta Jose Ros Ferrer y dando por supuesto que él fue el único heredero de Jose Ros Surió.
Jose Ros Ferrer tuvo tres herederos, dos varones y una mujer. Estos eran: Jose Ros Ferrandis, el padre de Pilar Ros y una tía y un tío suyos, los dos hermanos del padre.
Por parte de la tía de Pilar Ros no hubo problemas para establecer que Pilar Ros era su única heredera, porque murió soltera y sin descendencia y en su testamento de dejo todos los bienes a su sobrina Pilar Ros.
El problema estaba con el tío de Pilar Ros, Alfredo Ros Ferrandis que había emigrado a Argentina y había contraído matrimonio allí con una dama de origen polaco de la cual, su existencia era sabida por las fotos de su matrimonio, pero de cuyo nombre y paradero y si tuvo descendencia nadie sabía nada.
Había por lo tanto que demostrar que ni la señora que había sido la esposa de Alfredo Ros Ferrandis y que figuraba en el consulado con nacionalidad española por matrimonio con el, ni sus posibles herederos, tenían derechos hereditarios sobre La Ceramo junto con Pilar Ros.
Por lo tanto, un 33.333 % de la propiedad de La Ceramo, no podía ser atribuido a nadie hasta que se pudiera certificar que la esposa de Alfredo Ros Ferrandis había fallecido sin legar sus bienes a alguna persona o institución que pudiera en su caso reclamar la titularidad de ese 33.3333% de La Ceramo.
El proceso para desechar totalmente esa posibilidad era muy largo y laborioso. La última noticia que se tenía de esa señora es que estaba en una residencia de ancianos y después ya se le perdió la pista y no se sabía nada más. Como el tiempo apremiaba porque desde que se formalizo el contrato privado, a la familia compradora del inmueble le habían hecho muchas ofertas de compra del solar por cantidades desorbitadamente superiores al precio que se había estipulado por él, misteriosamente y en muy pocos días llego de Argentina un certificado de que la viuda de Alfredo Ros Ferrandis había sido hecha desaparecer durante el régimen Dictatorial de los Coroneles en Argentina y que no tenía ni descendencia ni testamento, por lo tanto la única heredera legal, con derecho a ese 33,3333% de La Ceramo, era Pilar Ros.
Entonces, ya sin ningún obstáculo, el registrador pudo inscribir la titularidad del inmueble a favor de los nuevos propietarios.
¡Menos mal que después de veinticinco años no creo que ya nadie pueda reclamar nada, si no, no sería de extrañar que apareciera de pronto un representante del pueblo de Argentina reclamando el 33.3333% de La Ceramo!
En todo esto es muy importante puntualizar, que al hablar de la "adquisición" de La Ceramo, hay que distinguir claramente un hecho que es desconocido por la mayoría del público.
Pilar Ros puso a la venta La Ceramo como un todo, pero ese todo estaba constituido por dos unidades netamente diferenciadas:
a.- Una unidad la constituía el inmueble edificado en un solar de aproximadamente unos 2.400 m2 y del que parte estaba declarado de uso público por el PGU.
b.- La otra unidad que se vendía era la empresa dedicada a la producción de cerámica, que ocupaba el inmueble y que se llamaba La Ceramo S.L.
La Ceramo S.L, era propietaria únicamente de las instalaciones industriales ubicadas dentro de ese inmueble y de todos los bienes muebles que se encontraban en su interior. También lo era de la marca registrada La Ceramo con su clásico arquito lobulado,, y de otros bienes de producción como moldes, tornos, hornos, molinos, libros, documentos, herramientas, estarcidos, plantillas, modelos, etc., que formaban parte de los bienes patrimoniales de la sociedad.
El inmueble era un bien patrimonial personal únicamente de Pilar Ros y estaba netamente separada su titularidad de la Sociedad La Ceramo S.L. Sobre la propiedad de ese inmueble no le correspondía nada a la sociedad.
Cuando Pilar Ros, vendió La Ceramo, por una parte se hizo la venta del inmueble, que fue adquirido por Lisardo Moreno Gaona (Farmaceutico) y por su esposa Maria Antonia Barrera Picó (Heredera del antiguo propietario del Nitrato de Chile Ismael Barrera Juan).
Por otra parte se hizo la venta de la Sociedad La Ceramo S.L. que fue adquirida, al 50% cada uno, por Alfonso Pastor Moreno y por su primo, el hijo de los citados propietarios del inmueble.
La Ceramo estuvo bajo la dirección de Alfonso Pastor desde alguna fecha indeterminada (Creo que fue en algún momento del año 1988) en que tomó las riendas substituyendo a Pilar Ros en la dirección de la fábrica, hasta Octubre de 1992 en que oficialmente fue "abandonada" a los propietarios del inmueble.
2. ¿Qué producción realizaba La Ceramo durante tu dirección? ¿Teníais algún producto "estrella"?
La Ceramo, durante el tiempo en que Alfonso Pastor fue su propietario, se esforzó sobre todo en mantener la producción tradicional que le había dado su renombre internacional, mejorándola en la medida de lo posible, pero sobre todo, manteniendo y conservando esa calidad y excelencia en la producción del reflejo metálico que la había caracterizado.
La prueba de que esa calidad se mantuvo está en las piezas que se hicieron en la época en que Alfonso Pastor dirigió la fabrica, que nada tienen que envidiar a las que se fabricaron en tiempos de Jose Ros Ferrer y por supuesto de Jose Ros Ferrandis.
Pilar Ros era arquitecta, pero no ceramista y aunque al fallecer su padre tuvo la voluntad de aprender técnica cerámica matriculándose en la Escuela Superior de Ceramica de Manises, en donde fue alumna de Alfonso Pastor, ella no llego nunca a dominar lo suficiente las técnicas de la cerámica como para dirigir la fabrica. En su época, por desconocimiento se cometieron muchos errores, cuyas consecuencias se pagaron incluso en tiempos posteriores cuando Alfonso Pastor compro la fabrica. Por ejemplo, se preparo una partida defectuosa de barniz estannifero y que a pesar de estar defectuoso que se tuvo que utilizar porque no hubo mas remedio ya que valía un montón de dinero.
Ese abandono y desbarajuste en cuestiones técnicas, se debía a que al fallecer Jose Ros Ferrandis, allí no había nadie preparado salvo para repetir mecánicamente lo establecido por el. En ese desconocimiento, habría sido temerario el atreverse a cambiar ni una coma de lo que Ros tenia establecido. Esa falta de preparación hizo que desde que falleciera Ros, en La Ceramo se "tocara de oído" sin ningún conocimiento técnico que fundamentara teóricamente lo que allí se hacía y sin abordar ningún cambio ni siquiera cuando eran evidentes la necesidad de algunos ajustes en las formulas.
En la época de Alfonso Pastor entraron por primera vez en La Ceramo aparatos de control y registro, no para substituir las técnicas ancestrales, sino para registrar todos los parámetros posibles sobre las condiciones en las que se aplicaban esas técnicas. Todo esos registros constituyeron un documento único e irrepetible, porque Alfonso Pastor, ni siquiera en la fábrica de su padre en la que también se cocía con leña cuando el era joven había podido obtener registros, ni cuando Luis Huerta, el hijo de Juan Bautista Huerta Aviñó, le enseño a hacer reflejo metálico como el que hacia el padre de Luis, había podido recoger algún dato fiable.
Debo decir, que desde la época de mi juventud en la que por curiosidad aprendí todo aquello, jamás pensé que alguna vez me iba a ser útil. Lo aprendí entonces simplemente porque lo tenía al alcance de mi mano. Luego, ya no lo volví a tener a mi alcance nunca más hasta cuando compre La Ceramo. Entonces se me presentó la maravillosa posibilidad de poder estudiar todo aquello de una manera científica y desde la perspectiva de un amplio bagaje de conocimientos técnicos que en mi juventud no tenia.
En La Ceramo estaba otra vez todo lo que había pertenecido a mi pasado y que yo ya daba por perdido. ¡Era como volver a revivir lo que ya había vivido en mi juventud y que me traía unos recuerdos entrañables!
En La Ceramo podía volver a tornear barro como me había enseñado a hacer el Sr. Giner, el alfarero que tenía su alfarería en una cueva cerca del Cementerio de Paterna.
Podía volver a ver otra vez a jugar con aquellos hornos que parecían monstruos echando lenguas de fuego y dirigir el fuego de un lado a otro como me había enseñado el Sr. Manel, que el pobre se suicido cuando lo jubilaron.
Y sobre todo podía volver a aquella asignatura pendiente del reflejo metálico que me había enseñado a hacer Luis Huerta, el hijo del insigne ceramista de Manises Juan Bautista Huerta Aviñó.
¡Como me habría gustado cuando compre La Ceramo haber vuelto a tenerlos todos a mi lado como los tuve cuando yo era jovencito y trabajaban para la fábrica de mi padre!
Al único de todos ellos que pude llevar allí una vez fue al Señor Giner, el viejo alfarero de Paterna, que me contó una historia muy emotiva, digna de escribir un libro con ella.
Bueno, todo eso son simples recuerdos. ¡Pero creo sería una lastima, que todas esas experiencias se perdieran!
3. Además de Valencia, ¿en qué otras localidades se puede encontrar producción de La Ceramo en edificios?
La cerámica arquitectónica que se fabricó en La Ceramo, se utilizó en edificios repartidos por toda la geografía española.
Rossend Casanova de la Universidad de Barcelona cita textualmente en un artículo dedicado al arquitecto Domenech i Montaner, que en 1887 junto a Gaudí hizo un viaje a Valencia en busca de cerámica para decorar la cafetería del edificio de la Exposición de Barcelona de 1888 y que aunque no existe una prueba documental de ello, casi con toda certeza visitaron La Ceramo ya que desde entonces utilizaron su cerámica en los edificios que proyectaron.
Quizás algún día esa prueba documental se pueda encontrar en los archivos de La Ceramo que están en poder de Alfonso Pastor.
En otros lugares de España, también se utilizaron cerámicas de construcción fabricadas en La Ceramo. Para no tener que hacer esta relación interminable por lo extensa, me voy a limitar a citar solo lugares de los que tengo absoluta certeza que se ha utilizado cerámica de La Ceramo, por haber tomado contacto conmigo los responsables de la restauración de los edificios de los que proyecto su restauración en mi época al frente de la fabrica.
De la época mía en La Ceramo recuerdo por ejemplo, un pedido de piezas por parte del Ayuntamiento de Teruel, para la restauración de la escalinata que conduce a su Estación de Ferrocarril.
También recuerdo unas metopas de las cuales se me pidió presupuesto y que iban destinadas a la restauración de un puente de Bilbao. El arquitecto municipal me dijo que había encontrado documentación escrita en el Archivo Municipal de Bilbao que demostraba que esas placas las había fabricado La Ceramo cuando se construyo el puente a principios del siglo XX y que se llevo una gran alegría al descubrir que esa fabrica todavía existía.
Desgraciadamente, esas placas al final no las hizo La Ceramo, se las saco de la manga la empresa constructora a la que se le encargo la restauración del puente a pesar de que el arquitecto había recomendado que se utilizaran las metopas de La Ceramo.
Exactamente lo mismo que ocurrió aquí en Valencia con la cúpula de San Pío V y la empresa constructora COMSA, a pesar de la recomendación del arquitecto autor del proyecto, Manuel Portaceli, para que se utilizaran tejas de La Ceramo, COMSA se saco de la manga las tejas que le dieron la gana y hoy tenemos allí una cúpula que parece de plástico.
También recuerdo la solicitud de un presupuesto para la restauración de un edificio de Palma de Mallorca sobre el que también constaba documentalmente de que cuando se construyo el edificio a principios del siglo XX, se había utilizado cerámica fabricada en La Ceramo para su decoración.
Desgraciadamente, ese encargo no lo pude aceptar porque ya no trabajaba nadie en La Ceramo mas que yo, el resto del personal se encontraba en suspensión temporal de contrato laboral, y cuando expiró esa suspensión temporal de ese contrato, nunca volvimos a abrir La Ceramo.
Sabemos también, gracias a un documento que se encuentra en el Archivo de La Ceramo y que tiene Alfonso Pastor, que La Ceramo fabrico unos socarrats para decorar el edificio de oficinas de los altos Hornos de Sagunto y me imagino que al igual que hizo los socarrats haría muchas otras cosas más para ese edificio, por ejemplo las letras de los rótulos que figuraban en los frontispicios de los edificios.
4. ¿La Ceramo vendió productos fuera de España? ¿En qué lugares?
En sus inicios, se dice que La Ceramo llevada de la mano de la empresa de los arquitectos Guastavino, exportó piezas de cerámica arquitectural por todo el mundo, pero la verdad es que no hay prueba documental de ello. Quizás en los archivos de La Ceramo encontremos alguna vez la respuesta a esa y a muchas otras preguntas.
En los archivos de La Ceramo que están por estudiar y que por desgracia han sido saqueados en una ocasión y maltratados en muchas, existen cartas de diversos museos del Mundo, de las que se desprende que la producción de reflejo metálico que se hizo en La Ceramo fue comprada por algunos de entre los más prestigiosos de esos museos.
Que yo recuerde porque he visto algunas cartas, por ejemplo el South Kensington Museum (hoy llamado Victoria and Albert Museum) en Inglaterra o el museo de Melbourne en Australia compraron piezas de La Ceramo.
Lo que no se sabe a ciencia cierta es con que finalidad se compraron, si para hacerlas pasar como piezas autenticas, o simplemente para tenerlas expuestas al público y así salvaguardar de su deterioro a las piezas autenticas. Quizás, como dice Jaume Coll Conesa, el suministro de piezas medievales autenticas de cerámica hispano - árabe se había agotado a mediados del siglo XIX y muchos anticuarios de principios del siglo XX, para atender la gran demanda del mercado tuvieron que recurrir a falsificadores. De todos es bien sabido, que en el mercado de la falsificación de artesanía medieval, Jose Ros Surió tenía una gran reputación.
En mi época se exportaron también productos de La Ceramo fundamentalmente a Japón y algunos otros países, por ejemplo a Marruecos.
Sin embargo, por aquel entonces, la tasa de cambio de la peseta con respecto a otras monedas extranjeras estaba sobre inflada, lo cual facilitaba la importación de bienes a España, pero dificultaba extraordinariamente la exportación. Llego un momento en que los compradores extranjeros de La Ceramo le plantearon que o se bajaban los precios o dejaban de comprar. Como no se pudieron bajar los precios porque esos precios estaban ya muy cercanos al precio de coste, y el rebajarlos habrían significado grandes pérdidas, los compradores extranjeros dejaron de comprar.
5. ¿Cuáles fueron las razones para su cierre definitivo?
Todos aquellos países que en principio tuvieron grandes ilusiones compradoras, terminaron por no poder hacer frente al altísimo coste del producto, debido al cambio inflado de la peseta con respecto a otras monedas y debido a que el producto de La Ceramo era un producto con unos precios muy caros, tanto para el mercado local como para la exportación. Así es que cuando en el extranjero se dejo de comprar se pasó a depender solo del mercado local y este no estaba en condiciones de absorber el producto de La Ceramo porque el mercado estaba entonces entrando ya en una profunda crisis.
Habían meses en los que no se vendía ni para poder pagar la Seguridad Social de las personas que trabajaban en La Ceramo.
El material se producía y se producía mes tras mes simplemente para ser almacenado, lo cual despertaba la codicia de esos buitres que solo miraban a La Ceramo con afán de lucro y que no tenían paciencia para esperar que la situación del mercado mejorara. ¡Al revés, siempre se ha dicho que "a río revuelto, ganancia de pescadores" y yo siempre he dicho que "a tiempos convulsos, ganancia asegurada para los depredadores"!
En esa tesitura, la única esperanza para La Ceramo estaba en conseguir contratos para alguna obra pública del tipo de la cúpula de San Pío V o algo similar, pero no con las artimañas que se utilizaron en la compra de las tejas de reflejo metálico para las dos torretas del Ayuntamiento de Valencia.
Una de esas dos torres no se le pago nunca a La Ceramo y la otra se cobró de milagro porque el constructor, la pago inicialmente con un cheque sin fondos. Al ser denunciado por la vía penal, hizo efectivo el cheque para librarse de esa demanda penal, que de prosperar, le habría acarreado nefastas consecuencias. Solo entonces hizo efectivo el cheque de una de las cúpulas, pero la otra cúpula se quedo siempre sin cobrar. La administración entonces tenía toda una batería de artimañas entre contratas y subcontratas para que el proveedor no pudiera hacer nunca a nadie responsable del impago del material que suministraba. Al final La Ceramo terminó por no poder cobrar el material que había entregado.
Por lo tanto, los principales motivos para tener que cerrar La Ceramo, fueron motivos económicos. Fueron exactamente los mismos motivos por los cuales Pilar Ros la vendió.
Sin embargo, dejando aparte las consideraciones económicas, existían otras consideraciones por las que se debería haber salvado a La Ceramo y evitado su abandono y su degradación.
Cuando Alfonso Pastor, comprobó en sus propios bolsillos que La Ceramo era económicamente inviable, intentó convencer a su primo de que La Ceramo no tenía por qué ser únicamente un proyecto económico cuya finalidad fuera solo ganar dinero con ella. Podía establecerse en ella una especie de mecenazgo y convertir La Ceramo en un proyecto cultural.
La Ceramo nunca sería rentable si no se modernizarla, pero si se modernizaba perdería el espíritu artesanal que tenía y eso iba contra los sentimientos de Alfonso Pastor.
Sin embargo, si La Ceramo se enfocaba de otra manera, es decir como un proyecto cultural en el que se dejaran a un lado el afán de lucro y simplemente se intentaba mantenerla en pie sin perder dinero en ello, La Ceramo podía ser un proyecto maravilloso y viable. Eso habría podido ser perfectamente una realidad, porque ni a Alfonso Pastor ni a su socio les hacía falta el dinero de La Ceramo para subsistir.
La familia de Alfonso Pastor respondió que el proponer eso era tener "mentalidad de funcionario" y que ellos no estaban allí para hacer de mecenas, sino para ganar dinero.
Así es que a paseo el proyecto cultural y que si no se ganaba dinero, lo que tenia que hacer Alfonso Pastor era marcharse de La Ceramo y dejar el camino libre a los demás, porque si él no pretendía ganar dinero con La Ceramo, que dejara que lo ganaran los demás con el "pelotazo" de vender el solar. Que se marchara de allí ya de una vez y que dejara libre las instalaciones para que pudieran ser vendidas.
La guerra comenzó en ese momento y el resultado estaba claro cuál iba a ser.
Entonces es cuando para salvar La Ceramo, Alfonso Pastor intento dar a conocer al mundo lo que La Ceramo significaba como tesoro cultural que los valencianos no podían dejar perder ni asistir impasibles a su demolición, pero nadie en los estamentos oficiales lo entendió, o no quisieron entenderlo.
Quizás en ese momento el único que conocía el valor completo de ese tesoro que era La Ceramo era Alfonso Pastor.
¡Quizás Alfonso Pastor no supo comunicar adecuadamente las razones por las cuales La Ceramo no debería nunca cerrarse, o quizás nadie le quiso escuchar!
En realidad, desde poco tiempo después de la adquisición de la Sociedad La Ceramo S.L. por, Alfonso Pastor y su primo, Alfonso Pastor comenzó a recibir presiones de su familia para que trasladara la unidad de producción de La Ceramo S.L. a un polígono industrial en donde se pudiera contar con unas instalaciones industriales modernas, pero Alfonso Pastor se negó rotundamente porque consideraba que el conjunto histórico-industrial de La Ceramo era un tesoro cultural que quedaría destruido en el momento en el que la unidad de producción se trasladara a otro lugar.
Eso significo un punto de fricción entre los dos socios que culmino en un intento de disolución de la sociedad.
Alfonso Pastor, se negó, pero su primo, para no hundirse con el barco que pretendía dinamitar, puso a la venta el 50% acciones de la Sociedad de La Ceramo S.L., y un inversor de esos que buscan fondos buitre, después de una exhaustiva auditoria las compró.
Alfonso Pastor ejerció entonces el derecho de "tanteo y retracto" y aumento su capital hasta adquirir el 60% de la sociedad de La Ceramo S.L. y permitió solo que el otro inversor se quedara con el 40% restante.
Pero las intenciones del nuevo inversor no eran precisamente las de salvar La Ceramo, sino el hacerse con el stock de almacén que valía mucho más que lo que él había pagado por las acciones que había comprado.
Así es que entre las presiones de su familia y las de este nuevo socio, Alfonso Pastor se encontró encerrado en una pinza y no le quedo más remedio que someterse a ambos y cerrar La Ceramo.
Para evitar que el patrimonio industrial de La Ceramo fuera dividido y desperdigado, cuando se liquidó la sociedad, Alfonso Pastor tuvo que cederle a su nuevo socio toda su parte del stock de almacén existente a cambio de que los moldes y los demás bienes de producción no se dividieran y pasaran todos a su propiedad.
Los propietarios del edificio, en todo momento pretendieron su desalojo inmediato para poder venderlo como solar.
La única posibilidad que quedaba entonces para salvar La Ceramo de la avidez de unos y otros era su declaración de BIC, pero de eso hablaremos en el siguiente apartado.
6. ¿Cuando se comenzó el expediente para incoar como BIC a La Ceramo y con qué apoyos se contó para llevar adelante ese proyecto?
El expediente de BIC se solicitó mucho antes de que cerrara La Ceramo. De hecho se inicio ante la certeza de que era inevitable el que desalojaran a La Ceramo S.L. del inmueble y lo demolieran.
Tanto cuando se solicito la primera declaración de BIC para La Ceramo, como cuando se comunico desde Madrid que el expediente había sido incoado y se iban a comenzar con ello los trámites para su declaración de BIC, La Ceramo todavía no había cerrado sus puertas y por motivos obvios, Alfonso Pastor no quería que nadie supiera que ese expediente estaba en marcha. Así es que ni "Cercle Obert de Benicalap" ni nadie más lo sabía, excepto la persona en la que Alfonso Pastor se apoyó para la redacción del proyecto.
Posteriormente al cierre de La Ceramo, y de que el expediente para la declaración de BIC ya se hubiera recurrido y ganado el recurso y por lo tanto desestimado, Antonio Marin, en nombre de Cercle Obert de Benicalap contacto con Alfonso Pastor y le comunico su intención de relanzar esa solicitud de BIC para La Ceramo. Desde entonces Antonio Marin y Alfonso Pastor se mantuvieron en contacto para una causa común, que fue la salvación de La Ceramo.
Es totalmente errónea la consideración muy extendida de que la solicitud de declaración de BIC para La Ceramo la inició "Cercle Obert" de Benicalap.
Esa solicitud la inicio Alfonso Pastor Moreno en solitario, antes de cerrar la fábrica, considerando que era el único camino posible para salvaguardar el patrimonio material e INMATERIAL de La Ceramo y evitar su destrucción.
La declaración de BIC habría evitado , no que la familia de Alfonso Pastor le desahuciara de La Ceramo, porque eso era inevitable, sino que habría evitado que la familia destruyera el inmueble como lo hizo, y habría evitado el haber tenido que sacar de allí el patrimonio mueble para que no fuera destruido como se hizo con el inmueble.
Es más, en el proyecto que se incoo para la declaración de BIC de La Ceramo, antes de que se cerrara, se contemplaba también la preservación de su patrimonio cultural inmaterial. Eso habría evitado la posibilidad de que se demoliera la fabrica que era la intención de su familia y habría permitido conservar vivos los conocimientos ancestrales que atesoraba la gente que trabajaba allí asignándoles unos sueldos desde la administración, como era la intención final de Alfonso Pastor cuando se estaba redactando el proyecto.
El inicio de los tramites de declaración de BIC le supuso a Alfonso Pastor una ruptura total con su familia y el estar sometido a todo tipo de acoso y descrédito desde los muchos otros ámbitos que se oponían frontal o solapadamente a ese proyecto porque iba en contra de los oscuros intereses de algunos.
Alfonso Pastor Moreno, tuvo la suerte en ese proyecto de poder apoyarse en una interina o contratada a tiempo parcial que trabajaba entonces en la Conselleria de Cultura haciendo trabajos de poca monta y que se sensibilizo mucho con el tema de La Ceramo. Esta chica, asesorada por Alfonso Pastor en los temas relativos a la importancia de los hornos y de los conocimientos técnicos que formaban parte del patrimonio cultural inmaterial de La Ceramo, redacto un proyecto de solicitud de declaración de BIC tan magníficamente documentado que cuando llego a Madrid, en Ministerio de Cultura y tras un breve estudio por expertos, lo aceptaron sin ninguna alegación e inmediatamente fallaron favorablemente sobre el.
En ese proyecto se solicitaba la protección total del conjunto de La Ceramo como un todo. Se considero tanto el patrimonio inmueble como el mueble y se hizo también énfasis en el tesoro cultural que significaba el patrimonio inmaterial que se conservaba en La Ceramo en forma de un saber ancestral que se había mantenido intacto desde hacia mas de cien años y hasta entonces.
La redacción y presentación del proyecto no fue una iniciativa de la Conselleria de Cultura, como debería de haberlo sido, sino que fue iniciativa de Alfonso Pastor Moreno como propietario de La Ceramo que consiguió transmitirle su entusiasmo a la citada colaboradora, quien sensibilizada con ese tema trabajo con una dedicación digna de encomio, muchas veces hasta en sus ratos libres. Todo lo hizo a pesar de la oposición total y abierta de la Conselleria de Cultura, de varios Museos de Cerámica de la Comunidad y de todas las Asociaciones de Fabricantes de Cerámica e incluso en contra de la opinión de la Dirección General de Artesanía de la Conselleria de Industria. Ninguno de los citados organismos quiso apoyar el proyecto adhiriéndose a la solicitud, al revés, pusieron todas las zancadillas posibles.
Sobre la solicitud de declaración de BIC, Alfonso Pastor, sabía que si lo enviaba el a Madrid directamente como propietario de La Ceramo, no le harían ningún caso, así es que insistió mucho en que se enviara desde la Conselleria de Cultura a través de la Dirección General de patrimonio Cultural y presiono insistentemente al Jefe del Servicio de Patrimonio Artístico Mueble para que se enviara desde allí. Pese a que desde la Consellera no querían que ese proyecto se enviase a Madrid y siempre lo consideraron una simple divagación sin ninguna viabilidad, al final se envió a Madrid por la intervención personal de Alfonso Pastor ante el Jefe del Servicio de Patrimonio Artístico Mueble (Mariá Gonzalez Baldovi), quien quizás para librarse de Alfonso Pastor, que estaba día sí y día no incordiando en la Conselleria, o quizás porque también estaba convencido de la viabilidad del proyecto, accedió al fin a enviarlo al Ministerio de Cultura desde la Conselleria. Quizás entonces se pensó que en Madrid rechazarían el proyecto sin hacer caso de el y con eso se zanjaría el tema.
¡Pero cuál fue la sorpresa de todos, cuando al poco tiempo, contestaron desde Madrid que aceptaban el proyecto y que se incoaba el expediente para declaración de BIC de La Ceramo!
¡Entonces se decidió que había que tirar abajo el expediente como fuera! ¡Con ello estaban en juego mucho dinero y muchos intereses personales!
7. La solicitud como BIC se rechazó, ¿Justificaron alguna vez el porqué de dicha decisión?
El expediente nunca se rechazó, simplemente se dejo morir por "silencio administrativo".
La comunicación de que el Ministerio de Cultura había incoado el expediente para la declaración de BIC de La Ceramo, se le comunico a las partes implicadas por la vía reglamentaria y se les dio el plazo de alegaciones que marca la ley.
Es decir, se comunicó a los propietarios del inmueble en el que se ubicaba La Ceramo S.L., se le comunico a Alfonso Pastor como gerente de La Ceramo S.L. que arrendaba el inmueble y se le comunicó al Área de Patrimonio de la Conselleria de Cultura, de donde había partido la solicitud para que se incoara expediente de declaración de BIC para La Ceramo.
¡Entonces es cuando saltaron todas las alarmas! ¡Madrid había incoado el expediente!
Las fuerzas ocultas comenzaron a movilizarse, para conseguir tirar abajo el expediente incoado en Madrid! ¡Toda una trama de tejemanejes difícil hoy de desentrañar en toda su magnitud. ¡Toda una batería de tráfico de influencias y de intereses ocultos se movilizó!
Fundamentalmente el expediente se desincoó por silencio administrativo. La familia de Alfonso Pastor, al recibir la comunicación de que se había incoado un expediente de declaración de BIC sobre toda La Ceramo, inmediatamente se movilizo y presento un recurso contra ese expediente dentro del plazo reglamentario y sustentado por informes de "expertos" que opinaban en contra de ese expediente al que calificaron de insensato sin ninguna justificación.
Ni en Madrid ni en la Conselleria presentaron un contra-recurso. Es más, en la Conselleria apoyaron con sus informes el recurso que presento la familia de Alfonso Pastor alegando que en el inmueble no había nada que justificara la declaración de BIC ni que justificara que una actividad así se protegiese.
Pasado el plazo en el, que la administración debería de haber recurrido las alegaciones sin que se hubiera producido ninguna respuesta, el expediente se resolvió por "silencio administrativo" a favor de los propietarios del inmueble, la familia Moreno - Barrera.
Desde el momento en que se comunico a las partes que se había incoado expediente de declaración de BIC sobre La Ceramo, se monto una trama, en cuya cúspide estaba la familia de Alfonso Pastor, que actuó simultáneamente en Madrid y en Valencia. Desde esa trama se intento desprestigiar a quienes apoyasen el proyecto, comenzando por la persona que lo había redactado, diciendo de ella que era una incompetente y que ese proyecto era una chapuza, y siguiendo con Alfonso Pastor de quien dijeron que ante la eventualidad de que con la declaración de BIC, le quitaran los bienes muebles de La Ceramo, se los había llevado todos de allí para que no se los quitaran si la declaraban BIC, prosperaba. Al alegar que ya no quedaba en La Ceramo ningún bien, el expediente que se había incoado ya no era procedente. A no haber ya actividad industrial ni bienes muebles ni herramientas, que fundamentaran los supuestos en los que la declaración de BIC se apoyaba, este caía por su propio peso.
¡Lo peor es que muchos de quienes hicieron entonces informes desfavorables para apoyar con ellos el que se desestimara la declaración de BIC de La Ceramo, se erigen hoy en paladines de su salvación. Por eso ocultan que los bienes muebles de La Ceramo, siempre estuvieron a disposición de las instituciones por voluntad expresa de Alfonso Pastor!
En el expediente incoado, se incluían tanto los bienes muebles como los inmuebles y por lo tanto, si habían desaparecido los bienes muebles la declaración de BIC ya no era procedente.
Sin embargo, nadie en ningún momento dijo que Alfonso Pastor había puesto todos los bienes de producción de La Ceramo que eran de su propiedad a disposición de las instituciones para que las personas con oscuros intereses no los destruyeran como hicieron con todo lo demás que pudieron destruir. Tampoco se dijo que la destrucción de todos esos bienes era objetivo primordial por parte de la familia de Alfonso Pastor y de quienes estaban con ellos empeñados en tirar a bajo el proyecto de BIC.
¡Sin esos bienes todo en lo que se había fundamentado la solicitud de BIC ya no era procedente y el proyecto caería por los suelos!
Alfonso Pastor, al haber sido conminado con amenazas para que desalojara el inmueble de La Ceramo en un plazo inmediato, se tuvo que llevar deprisa y corriendo todos los bienes que pudo y comenzó entonces un via-crucis de gestiones con el Ayuntamiento de Valencia, con distintos museos de la comunidad, con la Conselleria de Cultura y con un sinfín de instituciones, rogando que se hicieran cargo de esos bienes, sin obtener ninguna respuesta positiva ni la ayuda de nadie que se implicara.
¿Que habría sido hoy de todos esos bienes de La Ceramo que hoy están custodiados en museos si Alfonso Pastor no se los hubiera llevado de allí? ¿Donde estarían hoy todos esos bienes?
¡No hace falta ser demasiado despierto para imaginar la respuesta, no hay más que mirar como esta hoy el inmueble de La Ceramo y lo que allí queda!
En ese intervalo de tiempo desde que se cerró La Ceramo hasta que consiguió la custodia de algunos de esos bienes por parte de museos, Alfonso Pastor recibió varias ofertas económicas de compra que le hicieron sobre esos bienes, pero las rechazo todas porque nunca fue su deseo el que esos bienes acabaran en manos ajenas a instituciones públicas radicadas en la Comunidad Valenciana.
Varios años después del cierre de La Ceramo y después de muchos ruegos, el Museo de Cerámica Gonzalez Martí, gracias a la intervención e interés de su antigua directora, Maria Paz Soler Ferrer, y no gracias a su actual director Jaume Coll Conesa que critico mucho esta decisión de su directora, admitió en "deposito" algunos de los bienes de La Ceramo. Sin embargo, debido a que el Museo estaba entonces en obras no tuvo cabida para almacenar mas. Desde entonces esos bienes en "deposito" están en el Museo "enterrados" allí por su director Jaume Coll Conesa sin haber sido expuestos al público jamás.
El resto de los bienes de La Ceramo, fueron trasladados y conservados por Alfonso Pastor durante años en una Alquería de l'Horta Nord de su propiedad.
Desgraciadamente durante esos años esos bienes estuvieron expuestos al vandalismo y al saqueo, como consta en varias denuncias hechas por Alfonso Pastor a la policía, y tuvieron que ser trasladados de un lado a otro en múltiples ocasiones. Algunos de esos bienes fueron posteriormente donados al Museo de Cerámica de Manises en donde permanecen allí expuestos.
El resto de los bienes, que no se encuentran en los museos, siguen siendo conservados por Alfonso Pastor. Entre esos bienes, están los archivos centenarios de La Ceramo, los moldes de la ceramica de los Jardines de Monforte, las matrices de bronce de la prensa de azulejos de La Ceramo que tiene en depósito el Museo Nacional de Cerámica Gonzalez Marti y otras muchas piezas de alto valor cultural e histórico, esperando que puedan ser restituidos al sitio de donde jamás debieron salir.
8. ¿Crees que se podría volver a plantear el proceso de declaración de BIC para ampliar la protección de La Ceramo, más allá de Bien de Relevancia Local? ¿Apoyarías dicha propuesta?
Después de que se le comunicaran a las partes, en el año 1991 que el expediente de BIC se había incoado, se abrió un plazo de alegaciones. Entonces toda una batería de "expertos" se movilizaron. Se pidieron informes a museos, a organismos y a asociaciones y todos desestimaron la incoación de BIC para La Ceramo. Todos esos informes, estarán archivados en alguna parte. Si entonces cuando La Ceramo estaba intacta se desestimo su declaración de BIC, ¿porque iba a estimarse ahora que es una completa ruina?. ¡Desde luego que todos aquellos "expertos" se cubrieron de "gloria"!
Hoy, desgraciadamente, en el recinto de La Ceramo, lo único que merece la pena ser salvado y cuidadosamente restaurado y protegido son los hornos y las instalaciones industriales. Eso si que merece la calificación no solo de BIC, sino que por su singularidad e importancia debería hasta ser declarado PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.
La fachada, que aunque no es mas que un "pastiche del historicismo", tiene la patina que le han dado los cien años que lleva en pie formando parte del paisaje urbano de Benicalap. Es por lo tanto digna de conservación y restauración y aunque solo fuera por sus cien años de antigüedad y por formar parte de la memoria viva de sus vecinos merecería ser conservada. El conjunto de la fachada y el edificio de la entrada al que esta adosada esa fachada deberían ser cuidadosamente restaurados y se les debería atribuir algún grado de protección. Sin embargo, considero que su declaración de BRL es suficiente nivel de protección para ese conjunto histórico - artístico.
Integrar ese conjunto en la solicitud de BIC se justificaría si se considerara la solicitud de BIC abarcando los bienes de La Ceramo que forman parte de su patrimonio industrial y que son fundamentalmente sus hornos y algunos otros elementos que junto con el patrimonio cultural inmaterial que La Ceramo atesoraba merecen el más alto grado de protección posible.
El resto del edificio de La Ceramo, solo tiene un valor nostálgico, pero visto el estado actual en el que se encuentra, seria un absurdo tanto el que fuera declarado BIC como el que se gastase un simple euro en su restauración.
¿Porque soy tan crítico y duro en este aspecto?
¡Simple y llanamente, porque el dinero que se gaste en salvar unas edificaciones sin ningún valor, será dinero que se deje de gastar para conservar el verdadero tesoro de La Ceramo, que son sus hornos y el patrimonio cultural inmaterial que atesora!
La nave industrial original que tuvo La Ceramo. La que se encontraba de frente a la izquierda cuando se entraba por la puerta principal de La Ceramo y que era la antesala de los grandes hornos morunos, era contemporánea de los hornos y bastante singular en su forma de construcción, pero es prácticamente imposible el restituirla a su estado original.
Esa nave, aparte de tener las paredes y el piso de ladrillos macizos, formando estos en el suelo un dibujo de espigas, estaba construida de una forma muy innovadora para la época porque los cuchillos que sostenían el tejado de la nave eran de madera y de laminas de hierro roblonadas, como está la Torre Eiffel de Paris. ¡Eso se hizo mucho antes de que se construyera dicha torre!
La fuerza generada por peso del tejado de la nave sobre el ángulo superior de los cuchillos se compensaba con unos tensores de hierro cuya longitud era regulada con unas enormes tuercas que impedían que los cuchillos se abrieran y que permitían que el esfuerzo se transmitiera perpendicularmente a las columnas que los sustentaban, y no oblicuamente, cosa que las habría derribado. Regulando esas tuercas una vez colocados los cuchillos sobre las columnas de sustentación, se conseguía que la presión del tejado se ejerciera verticalmente sobre dichas columnas sin peligro de que soportaran algún esfuerzo transversal que las quebrara.
Sin embargo, esa nave que, por si sola ya habría merecido la calificación de BIC y mucho mas, ya había sufrido daños irreparables mucho antes de que Alfonso Pastor comprara la fabrica.
Esa nave se destruyo en parte, primero por Jose Ros Ferrandis para construir allí un horno de gres cerámico alimentado por fuel-oil que no pegaba nada en aquel lugar y que fue demolido por Alfonso Pastor en un intento de devolverle a la nave su aspecto original y para que las puertas de carga de los grandes hornos morunos se pudieran ver desde una perspectiva que realzase mas el valor arquitectónico de dichos hornos y no para que lo primero que se viera al entrar en la nave fuera el pegote de un horno alimentado por fuel-oil que no pegaba ni con cola con el resto de las instalaciones originales de La Ceramo.
De la demolición de ese horno queda un testigo, que es la moderna chimenea que hoy puede verse en el recinto de La Ceramo sobresaliendo de entre los escombros.
¿Porque no se demolió también esa chimenea? ¡Simplemente por respeto a las chimeneas industriales! ¡Estaba ya hecha y ni estéticamente ni funcionalmente hacia ningún daño, ¿entonces porque demolerla?.
Los ladrillos del horno que se demolió se utilizaron para restaurar el suelo de la nave con su patrón original formando un dibujo de espiga.
El resto de la nave, no se pudo restituir a su estado original, porque su antigua propietaria Pilar Ros, la había demolido parcialmente para construir encima un horroroso estudio moderno de arquitectura con las paredes y techo forrado de corcho y con mamparas plástico transparente como separadores entre los distintos espacios del recinto. Ante tamaño desatino, Alfonso Pastor desistió de efectuar la restauración de esa zona, porque los elementos de la estructura original de la nave ya habían sido destruidos y eran ya imposibles de reparar.
Por lo tanto, lo único de ese inmueble, que merece la pena ser restaurado completamente y solicitada su declaración de BIC, son los hornos y sus instalaciones adyacentes. Al referirnos a los hornos nos referimos tanto a los de reflejo como a los morunos y la torreta para acceder arriba de los hornos. Al referirnos al patrimonio industrial que merece ser salvado, nos referimos a la cueva del barro, a las pocas maquinas que quedan y a las instalaciones para preparar el barro. A todo esto podríamos añadirle el conjunto histórico - artístico formado por la fachada y su edificio contiguo integrándolo en un conjunto con todo lo demás que se ha citado. El resto, de las construcciones no tienen ninguna relevancia y el intentar restaurarlas es malgastar dinero en ello y es no solo un despilfarro, sino el mermar recursos para restaurar el verdadero tesoro de La Ceramo que son los hornos y las instalaciones industriales que formaban su conjunto histórico - industrial.
El edificio que albergue esas instalaciones se puede hacer completamente nuevo, porque lo que importan de verdad son las instalaciones y no el edificio que las albergue, sobre todo si para restaurar los edificios originales que hoy están completamente en ruinas se tiene que hacer un enorme despilfarro.
9. Consideras que, a nivel artesanal, ¿sería posible retomar parte de la producción de La Ceramo?
Eso es totalmente IMPOSIBLE, y además no sería ni adecuado ni recomendable.
Afortunadamente para los vecinos de La Ceramo, cuando esta cesó en su actividad se terminó para ellos la pesadilla de tener que soportar las consecuencias molestas e insalubres que se originaban por la actividad fabril que se llevaba a cabo dentro del recinto de La Ceramo pero cuyas consecuencias inevitablemente trascendían de sus paredes, con las consabidas molestias para todos.
Para producir el "reflejo metálico" tal como se producía en La Ceramo, era inherente al proceso la emisión de una gran cantidad de humos para poder generar dentro de los hornos la atmósfera reductora necesaria para reducir químicamente los sulfuros de plata y cobre a su estado metálico y así obtener la magnífica decoración del "reflejo".
Sería perfectamente factible el producir el "reflejo metálico" sin humos, cociendo con gas, pero el proceso se desvirtuaría totalmente y perdería todo su valor de patrimonio cultural inmaterial.
Si eso se hiciera de ese modo, tampoco los vecinos estarían libres de contaminación ambiental, porque entonces se produciría un gas, aunque invisible, mucho más tóxico y peligroso que los humos de quemar leña de romero. Ese gas es el monóxido de carbono, producto resultante de la reducción química necesaria para obtener el reflejo metálico, si esta se obtiene por la combustión incompleta de gases licuados del petróleo como el propano o el butano o con la combustión incompleta de gas natural. Este es único método factible si no se utiliza leña de romero pero como vemos mucho mas tóxico que el de los humos de la leña de romero.
Lo mismo ocurriría con la cocción a leña de las piezas de cerámica y que es necesaria para las fabricar las piezas que serán después decoradas y sometidas posteriormente al proceso del "reflejo metálico".
Esta cocción también podría ser realizada cociendo con gas o en hornos eléctricos, pero entonces el proceso artesanal original de La Ceramo se desvirtuaría y perdería todo su valor como patrimonio cultural inmaterial. El taller que se instalase en La Ceramo bajo esas condiciones pasaría a ser uno más de tantos talleres existentes en muchos municipios para distraer a las amas de casa desocupadas o a las personas de la tercera edad.
Sin embargo, en muchos países a los artesanos que saben cocer con hornos tradicionales de leña se les venera como tesoros vivientes y se organizan cursos en las universidades para que esos artesanos puedan enseñar esas técnicas ancestrales de cocción y las enseñen a arqueólogos u otros estudiosos de esos temas en cursos de postgrado. Esas técnicas se mantienen vivas en las universidades y en las escuelas superiores de Cerámica como una forma de preservar un patrimonio cultural inmaterial que no se debe dejar perder.
En La Ceramo, se tenía no solo ese conocimiento ancestral sobre las técnicas tradicionales de cocción a leña de la cerámica, sino que además se atesoraban otros conocimiento todavía mucho mas preciosos y que ya no practicaba NADIE. Por ejemplo, La Ceramo era la ULTIMA FABRICA EN EL MUNDO, en la que se seguían produciendo sus barnices en cocciones de leña, fundiendo todos sus ingredientes en una zona especial de los hornos llamada "satgen",
que es exclusiva de ese tipo de hornos es tal y como lo hacían los árabes en la Edad Media.
Todas las demás fabricas y talleres compraban sus barros y sus barnices ya fabricados en fabricas especializadas en ello que poseen grandes medios y maquinaria especifica, pero en La Ceramo se hacía todo en la propia fábrica y allí no entraba ningún producto previamente procesado, sino que se procesaba todo íntegramente el la fábrica con las mismas técnicas utilizadas en la Edad Media.
Además, La Ceramo fue la ULTIMA FABRICA EN EL MUNDO que producía el "reflejo metálico" con el proceso secreto autentico transmitido de padres a hijos a través de siglos y que se obtenía de manera rigurosamente fiel a la tradición, decorando las piezas con la mezcla hecha con la pasta de cobre y plata desleída en vinagre y cociendo las piezas decoradas en hornos alimentados con ramas de romero fresco.
En La Ceramo todo el proceso era totalmente fiel a las técnicas que se venían utilizando desde épocas medievales y que cuando se fundo La Ceramo todavía estaban en vigor.
Al no haberse cambiado para nada el proceso desde que La Ceramo se fundó, cuando la fábrica se cerro, esas técnicas eran las mismas utilizadas en la fabricación de la cerámica valenciana en épocas medievales.
La arcilla se extraía de los mismos lugares de donde se extraía en el siglo XV. Esa arcilla se procesaba y se picaba a mano exactamente de la misma manera que se procesaba en el medievo y se sometía posteriormente a un desleimiento y a un desmenuzado y homogeneizado batiéndola con los pies de los trabajadores y dejándola después sedimentar y posteriormente pudrirse durante años en la cueva que hoy todavía existe, en un proceso rigurosamente fiel a las técnicas que se utilizaban en la Edad Media.
Todo eso es lo que forma parte del patrimonio cultural inmaterial de La Ceramo que es imposible de volver a repetir y que es muy difícil que pueda ser apreciado por un profano. Todo eso es imposible de reconstruir hoy en el recinto de La Ceramo.
10. ¿Alguna idea sobre el posible uso que se le podría dar a La Ceramo?
¡Sí, claro que tengo ideas, pero seguro que no le gustan a nadie y encima nadie va a hacer caso de ellas!
No obstante y a sabiendas de saber a ciencia cierta que lo que escriba aquí no va a servir para nada, voy a escribirlo. Ya sé que nadie me va a hacer caso en lo que diga, pero voy a perder el tiempo en decirlo, para que así, después de muchos años y cuando ya nada tenga solución, pero la gente haya entrado en razón alguien pueda decir : ¡Vaya hombre, eso ya lo dijo Alfonso Pastor hace muchos años y nadie le hizo caso!
He tenido siempre la desgracia de haber ido siempre muchos años por delante del resto de la gente en mis ideas. Una veces quince o dieciséis años por delante hasta que al final se ha vuelto a lo que yo ya había dicho en su momento sin que nadie me hubiera hecho caso, como en la Escuela Superior de Cerámica, con la aberración que supuso el unificar las dos carreras que se impartían allí. Al final, dieciséis años después, cuando el daño ya está hecho y ya nadie puede reparar las nefastas consecuencias que eso ha acarreado durante esos dieciséis años, se vuelve ahora al sentido común y se hace lo que se debería de haber hecho entonces. ¡Dos carreras separadas!
Con La Ceramo se han tardado veinticinco años en que me dieran la razón y que la gente considerara que era un tesoro que había que salvar. ¡Sin embargo, los mismos inútiles que en su día no movieron ni un dedo para salvar un tesoro que estaba vivo, pretendieron luego afanarse en resucitar a un muerto! ¡Lo malo es que algunos de aquellos inútiles siguen ocupando hoy cargos públicos. A ellos si que me voy a abstener de nombrarlos para no despertar tentaciones de someterlos al "escrache" del que son merecedores!
¡Al final después de veinticinco años y cuando este asunto ya casi no tiene solución se les han iluminado de repente las ideas! Eso sin olvidar las presiones que se han tenido que ejercer para concienciar a todos aquellos inútiles, por parte de las asociaciones que se volcaron en conseguir que la salvación de La Ceramo se consiguiera, como "Cercle Obert de Benicalap", "Caminart", Asociación para la Defensa del Patrimonio" etc. y de todas esas personas que individualmente se concienciaron y dedicaron sus esfuerzos a salvarla redactando incesantemente escritos y denuncias para reivindicar su salvación, como Antonio Marin primero y Cesar Guardeño después y todas las demás personas que han ido del brazo en esta aventura y que serian aquí imposibles de nombrar.
Pues bien, considero que el proyecto final para La Ceramo, debería estar en el camino que voy a exponer:
De todos los edificios de La Ceramo, solo algunos merecen reconstruirse, con el resto no vale la pena ni perder el tiempo ni el dinero con ellos.
Sobre todo, se debería tener un especial cuidado en reconstruir y conservar los hornos y sus instalaciones adscritas como la torreta con la escalera de caracol y tejas azules que permitía subir encima de los hornos para regular su tiro y extraer las muestras.
Esos hornos, jamás y bajo ningún concepto deberían reconstruirse para poder volverlos a cocer, porque quedarían seriamente dañados.
Los materiales cerámicos que han sido cocidos múltiples veces sufren unas transformaciones químicas muy complejas. Si esos materiales se mantienen en ciclos frecuentes de calentamiento y enfriamiento, los materiales se mantienen aptos para ser utilizados una y otra vez, pero en el momento en que esos ciclos cesan, comienza un envejecimiento del material que es producido por la humedad y por los agentes atmosféricos y eso hace desaconsejable que esos hornos se utilicen de nuevo.
Además, la restauración de esos hornos con materiales distintos a los que se utilizaron inicialmente en su construcción, los inhabilita para una posterior cocción, pues se provocarían tensiones generadas por las distintas dilataciones de los materiales empleados en la restauración y los empleados en su construcción original. Aunque se consiguieran ladrillos de la misma procedencia que los originales, estos no serian jamás iguales en su comportamiento térmico a los antiguos, porque los antiguos han sido sometidos a muchos ciclos térmicos y esos ciclos han provocado profundas transformaciones en la estructura molecular de esos materiales, mientras que en los ladrillos que no han sido sometidos a esos ciclos térmicos la respuesta frente al calentamiento es completamente distinta.
La única manera de restaurar esos hornos para que se pudiera volver a cocer con ellos seria demoliéndolos completamente y volviéndolos a reconstruir utilizando materiales nuevos que tuvieran las misma composición y características que los antiguos, cosa que sería prácticamente imposible.
Por lo tanto, a esos hornos, lo mas que se le puede hacer es un lavado de cara y una reconstrucción fiel al modo con que están construidos, procurando utilizar unos materiales similares a los utilizados en su construcción, pero sin otra finalidad más que la de darles un aspecto de nuevo, aunque por dentro estén podridos. Dejando intacto todo lo que se pueda para que sirva de testimonio de como se construían hornos, un saber, que por desgracia ya se ha perdido.
La bóveda de esos hornos está construida de una manera muy especial sin ningún tipo de cimbra, sino que los ladrillos se van montando hilera a hilera con los ladrillos adheridos solamente con una fina capa de barro refractario, procurando poner el mínimo posible de barro entre las juntas y guiándose en vez de con cimbras con cordeles que coinciden en un punto. Las bóvedas en su parte superior están sueltas para que puedan dilatar con el calor y a veces en el momento culminante de la cocción, se elevan hasta casi medio metro más de su altura inicial. Todo eso, durante el enfriamiento del horno, debe volver a contraer y quedarse en su posición original.
La técnica con la que están construidos esos hornos es muy depurada. Yo vi hacer uno de esos hornos en la fábrica de mi padre cuando yo era joven y es algo francamente espectacular el ver como un albañil especializado va colocando ladrillo a ladrillo guiándose únicamente por un cordel y sin ningún apoyo hasta cerrar la bóveda y dejando únicamente una boca en la cúspide a la vez que va dejando sin ladrillos los agujeros de los registros para las chimeneas secundarias de regulación del fuego. ¡Algo francamente digno de ver!
Por lo tanto, esos hornos sería imposible volver a hacerlos funcionar a no ser que se hicieran totalmente de nuevo y no creo que quede vivo nadie capaz de hacer uno de esos hornos.
¿Qué hacer entonces con La Ceramo?
Simplemente devolver allí todos los moldes y los bienes muebles que salieron de allí y habilitar un espacio para su conservación, reconstruyendo en la medida de lo posible el antiguo obrador y procurando reinstalar allí los tornos alfareros originales, la prensa de azulejos, los moldes de yeso y las plantillas de madera que servían de terrajas y dándole al obrador el aspecto más parecido posible a como estaba cuando La Ceramo se cerró y que es el que aparece en las fotografías que se sacaron cuando yo era el dueño de la fabrica.
Es decir hacer en La Ceramo un recinto museístico que pueda albergar todo lo que había en ella cuando se cerró y reconstruyendo sobre todo las áreas de trabajo. No para trabajar en ellas, sino para mostrarlas como museo - taller.
La reconstrucción de los hornos, la reinstalación de la antigua prensa de azulejos, la reconstrucción de los antiguos obradores, del antiguo laboratorio y de las instalaciones de preparación del barro con las correspondientes bodegas, le darían a La Ceramo una entidad y justificación suficiente como para merecer la pena ser salvadas y gastar dinero en ello.
El resto, es ya imposible de salvar por el alto coste que representaría y el escaso valor que tiene. A parte del área de taller, y los espacios citados, se debería también salvar la fachada y el edificio que la sostiene aunque su salvación entrañara un alto coste.
¿Pero como preservar el patrimonio cultural inmaterial y transmitir ese patrimonio ancestral que La Ceramo atesoraba en forma del saber hacer de sus antiguos trabajadores?
Simplemente estableciendo en ese recinto un centro de estudio dotado con una buena biblioteca especializada en el tipo de cerámica que se hacía en La Ceramo, es decir, cerámica arquitectural y cerámica de reflejo metálico. e instituyendo allí una escuela taller enfocada a dar cursos y conferencias muy especializadas a postgraduados y a estudiosos interesados en la materia y provenientes de todo el mundo.
En pocos años ese centro podría alcanzar un renombre mundial y convertirse en algo emblemático de lo que todo el barrio de Benicalap y toda Valencia podría sentirse orgullosa.
¡Eso revitalizaría el barrio con estudiantes de distintas nacionalidades y le devolvería a La Ceramo su renombre internacional y su esplendor perdido!
Ahora bien ¿cómo hacer talleres prácticos para que las personas que se inscribieran en los cursos y en los estudios que allí se impartieran pudieran realizar cocciones si allí no se debe producir humo?
Simplemente sacando únicamente los talleres del núcleo urbano y desplazándolos a una zona despejada de alguna de las pedanías de Valencia como Borboto, Carpesa, Masarrochos, etc. etc. y gastando el dinero que se ahorre en no reconstruir las partes de La Ceramo que no merecen la pena reconstruir, en dotar de medios adecuados a ese taller piloto en el que además de aprender la práctica de las técnicas ancestrales, se podrían hacer todas las cocciones sin molestar a ningún vecino con los humos.
El que un ayuntamiento tenga un museo o un centro de estudios avanzados sobre cerámica, no es algo nuevo. Varios municipios tienen museos de la alfarería. El Ayuntamiento de Madrid tiene la Escuela de Cerámica de La Moncloa en donde se imparten estudios avanzados de cerámica a postgraduados y eso que Madrid nunca ha tenido ni la entidad ni la tradición cerámica que ha tenido Valencia. Nosotros en Valencia, tendríamos un museo y un centro de estudio y de inspiración, es decir un verdadero museo como lugar en el que residían las musas y no el tipo de museo mausoleo en el que se han convertido la mayoría.
Un centro de estudio de los dos productos estrella de La Ceramo, el reflejo metálico y la cerámica arquitectónica en donde se pudiera asistir a simposiums y a conferencias sobre esa materia, con una buena biblioteca y que atesorara un buen archivo histórico, sería algo único en el mundo y bien llevado podría convertirse pronto en un referente mundial.
Desde luego ese centro no debería JAMÁS ser dependiente del Museo Nacional de Cerámica Gonzalez Marti ni de la Escuela superior de Cerámica como proponen algunos por desconocimiento del tema.
Ese centro debería de ser completamente autónomo de todas esas instituciones anquilosadas y desprestigiadas a través de años y que han perdido el rumbo sobre el fin para el que fueron fundadas.
Ese centro, aunque debería mantener una estrecha relación con Universidades no solo de Valencia, sino de todo el mundo, nunca debería perder su independencia y debería únicamente ser regido por el Consejo Municipal del Ayuntamiento de Valencia o por un organismo independiente como el Consell Valenciá de Cultura y deberían de poder programarse en él actividades que le permitiera ser autónomo económicamente, si no en su totalidad, por lo menos parcialmente.
Ya sé que nadie me va hacer caso en lo que acabo de decir, y que se emprenderán en La Ceramo las cosas más insensatas posibles, pero aquí está mi propuesta y ya veremos si la historia me da la razón, como me la ha dado otras muchas veces demasiado tarde.
11. ¿Consideras un triunfo que el ayuntamiento de Valencia adquiriera La Ceramo? Aunque la dejara abandonada durante años, ¿o habrías preferido que alguna otra entidad la comprara para recuperarla? ¿Crees que eso habría sido posible?
Considero que el que Ayuntamiento de Valencia haya tenido que intervenir para salvar La Ceramo no es más que una muestra de la poca sensibilidad que la sociedad ha tenido en este asunto. Todos, comenzando por mi familia que se podría haber perfectamente permitido el lujo de haber conservado La Ceramo dando una muestra de altruismo y de cultura que por desgracia nunca han tenido, ni ellos ni los organismos públicos ni privados a los que me dirigí intentando salvarla.
Entonces con muy poco dinero en forma de subvención o de ayuda habría bastado para salvar La Ceramo. ¡Claro que para eso habría sido necesaria la colaboración de mi familia dejado a un lado su afán de lucro!
Personas con muchos menos recursos económicos que los que tiene mi familia se esfuerzan en cuidar y restaurar de manera altruista bienes patrimoniales de menor valor que La Ceramo, y sin embargo, mi familia que tuvieron la oportunidad de ejercer un mecenazgo que no les habría prácticamente costado nada porque podrían haber terminado al final vendiéndoselo todo al Ayuntamiento pero se habría podido conservar en buen estado y no hecho una ruina como está ahora. Lo malo, es cuando lo único que rige en la vida de algunas personas es el afán de lucro y la avidez de dinero y esto se junta con la falta de cerebro.
Y no nos engañemos, el que el Ayuntamiento de Valencia adquiriera La Ceramo no era un acto cultural, era un acto de venganza política para dejar mermar con esa compra las arcas municipales y dejarles lo menos posible a quienes vinieran detrás. Con esa compra, a la vez le dejaban una patata caliente en las manos de quienes tanto alboroto armaron porque La Ceramo se degradaba sin que nadie hiciera nada por salvarla.
Ahora, la piedra esta en el tejado de quienes antes clamaban por su salvación y la verdad es que como no afinen y acierten haciendo una restauración inteligente y eficaz, el remedio puede ser peor que la enfermedad, porque una restauración incontrolada y sin unos criterios científicos puede convertirse en un despilfarro inútil y dejar a La Ceramo peor de lo que estaba.
12. Sabemos que, parte del archivo de La Ceramo está en tu poder, (la otra parte se encuentra guardado en el Museo Nacional de Cerámica), ¿qué piensas realizar con dicho archivo? ¿Lo cederías (de manera permanente o periódica) para su investigación a algún centro?
El Museo Nacional de Cerámica Gonzalez Marti no tiene nada del archivo de La Ceramo y si tiene algo no sé de dónde se lo habrán sacado, porque yo jamás les he entregado ningún documento a ellos de los que constituyen el verdadero fondo documental de La Ceramo. Yo jamás habría permitido que ese fondo se dividiera. Eso si, ese archivo ha sufrido robos y actos de vandalismo que en su día fueron denunciados a la policía. ¿Dónde fueron a parar los documentos y otros objetos que se sustrajeron? ¡A lo mejor alguien sabe de eso mas que yo!.
Yo lo único que le he prestado en "DEPOSITO" al Museo Nacional de Cerámica Gonzalez Marti son los moldes de algunos edificios emblemáticos de Valencia, como los del Mercado de Colon, del Palacete de Ayora o de la Estación del Norte y un amplio etcétera. También tienen ellos en depósito la prensa de azulejos de La Ceramo, pero sin las matrices de bronce necesarias para su funcionamiento, tienen también los tornos de alfarero, cientos de plantillas de madera que funcionan con esos tornos y que sirven de terrajas para tornear las piezas con un tamaño uniforme. Además les confié también algún que otro objeto curioso por su relevancia. Por ejemplo una caja metálica con las muestras de los esmaltes que se utilizaron para barnizar las piezas de cerámica de la Estación del Norte de Valencia y unos papeles que había dentro de la caja que consistían en la factura de compra de dichos esmaltes y unas formulas en las que se indicaban las mezclas que se debían de utilizar para componer cada color. (Por cierto, que esos esmalltes se compraron en Francia en la casa L'Hospied que estuvo radicada en Golfe Juan, en la Costa Azul) ¡Como ha cambiado la Costa Azul desde entonces!
¿Qué es lo que pienso hacer con esos archivos? Pues por ahora nada. Esos archivos es lo que menos me preocupa, porque sé que los tengo conmigo y los controlo yo.
Lo que si que me preocupa es que a parte de los moldes que deposité en el Museo Nacional de Cerámica Gonzalez Marti, existen otros moldes como los de los macetones de cerámica de los Jardines de Monforte, y otros muchos más de los que en su momento no se pudieron hacer cargo en el citado museo por estar de obras y no tener mas espacio disponible. Esos moldes están ahora en un lugar que escapa a mi control. Hace unos meses hice un intento para que se hicieran cargo de ellos en el Museo de Cerámica de Manises, pero por falta de espacio no pudieron aceptar la donación
Por ahora no se lo que voy a hacer con el archivo de La Ceramo. Lo que sí que se y tengo muy claro es que JAMÁS volveré a confiarle nada al Museo Nacional de Cerámica Gonzalez Marti, porque todo lo que les he confiado a ellos es como si se lo hubiera tragado la tierra. Lo han tenido durante más de veinte años escondido y sin exponerlo al público ni ponerlo a disposición de los investigadores, y no se han dignado ni siquiera a formalizar conmigo un acta de donación, a pesar de mi insistencia para que se hiciera.
13. A grandes rasgos. ¿Que contiene el archivo de La Ceramo que esta en tu poder? ¿Consideras importante dicho archivo para el estudio de la historia de la cerámica de Valencia?
La verdad es que a ciencia cierta ahora no sé lo que contiene. Cuando ese archivo estaba en La Ceramo, en algunos de los pocos ratos que me quedaban libres, a veces me dedicaba a curiosear en él, pero cuando tuve que desalojar a toda prisa La Ceramo acosado por mi familia, no pude hacer nada más que meter los papeles en bolsas de plástico y embalarlos en cajas de cartón a la espera de poder encontrar algún momento para ordenarlo y clasificarlo todo y ese momento nunca ha llegado ni creo que ya nunca llegue.
El problema es que en los dos lugares en los que se guardo ese archivo, antes de donde está ahora, se produjeron robos que fueron denunciados a la policía. Sé a ciencia cierta que por lo menos en uno de los robos metieron mano en los archivos. En la segunda vez no lo sé, pero después de aquello he preferido no llevarme ningún disgusto y dejar el archivo como esta sin tan siquiera comprobar lo que robaron o lo que no.
Lo que si que puedo recordar, porque afortunadamente tengo bastante buena memoria, es que si no los han robado, habían diversos documentos notariales y muchas cartas de todo el mundo, algunas como ya he dicho de importantes museos.
Recuerdo una carta que me impresiono mucho y me hizo reflexionar sobre cómo habría podido cambiar el curso de la Historia, porque en ella le ofrecían a Jose Ros Surió el irse a trabajar a Inglaterra a dirigir una sección para fabricar reflejo metálico en una de esas grandes fabricas inglesas de loza que estaban tan en auge en aquellos tiempos. ¡Cómo habría cambiado el curso de la Historia si Jose Ros hubiera aceptado la oferta que le hacían en aquella carta y hubiera sucumbido a la tentación de marcharse!
14. Diversos investigadores hemos buscado los planos originales de la fábrica, no encontrándose en el Archivo Histórico de Valencia ¿Los has visto alguna vez, o han desaparecido? ¿Es posible que se encuentren en el archivo de La Ceramo?
Es posible que esos planos estén en el archivo de La Ceramo, pero yo no recuerdo haberlos visto. Yo solo he accedido a una pequeña parte de ese archivo, el resto no lo he podido mirar, en parte porque no tuve tiempo para hacerlo y en parte porque era muy aburrido el estar mirándolo, porque la mayoría de lo que había en ese archivo eran antiguas facturas comerciales de cerámica que había suministrado La Ceramo, pero sin ningún interés para mí.
De todas formas dudo que esos planos estuvieran allí. Hay que tener en cuenta, que Pilar Ros es arquitecto y que si hubieran estado allí esos planos ella los habría separado y guardado aparte.
Pilar Ros guardó para si muchos documentos importantes sobre La Ceramo, porque tenían algún tipo de interés para ella.
Por ejemplo, toda la biblioteca de La Ceramo, entre la que se encontraban los libros de Arquitectura de Vitruvio y otros muchos de gran valor, se los llevo con ella a pesar de que nos los había vendido a mi primo y a mí como bienes patrimoniales de La Ceramo S.L. A mi primo como podrás imaginarte, los libros le importaban un comino, y yo, por no discutir con ella a hechos consumados, pase por alto aquel expolio.
Lo mejor sería preguntarle a Pilar Ros sobre esos planos, porque si existen seguro que ella los debe de tener.
15. ¿Te parece una buena decisión el que se plantee una ampliación del Museo Nacional de Cerámica en La Ceramo?
¡Absolutamente NO es una buena decisión! ¡Seria hacer perder a Valencia nuestro patrimonio y desde luego en ese caso, antes quemaría y destruiría todo lo que todavía me queda del patrimonio que fue de La Ceramo, que permitir que fuera a parar allí!
Ya he dicho cual es mi proyecto sobre La Ceramo y todo lo demás es marear la perdiz y querer tirar balones fuera.
Existen muchas propuestas, todas de personas que técnicamente hablando de cerámica, no saben ni de lo que hablan.
Lo que no hay que olvidar jamás es que cuando hablamos de La Ceramo, estamos hablando de una antigua fábrica de cerámica, no de una torre o de un monumento arquitectónico. Ese edificio, arquitectónicamente hablando no tiene ningún valor y museísticamente tampoco. Su valor se fundamenta en que fue una FABRICA DE CERÁMICA, de las mejores del mundo y no un museo ni o un centro cultural o un local para que se reúnan allí los vecinos en sus ratos de ocio, ni nada por el estilo.
Y desde luego, la formación que tiene un director de museo, no creo que lo capacite para abordar este proyecto con el rigor con el que merece ser abordado. Lo que más valor tiene de todo esto es el patrimonio cultural inmaterial que La Ceramo atesora. Ese patrimonio está basado sobre todo un saber hacer y unos conocimientos técnicos que nadie sin la debida formación en técnica cerámica podría ni asimilar ni transmitir y mucho menos saber si merecen conservarse o no y en qué forma.
16. ¿Alguna otra cosa que quisieras añadir?
En La Ceramo, aprendí cosas que no podría jamás haber aprendido fuera de allí. Aprendí secretos ancestrales que habían sido guardados celosamente generación tras generación y que solo se pasaban de padres a hijos, y que de pronto un día, de sopetón, llegaron hasta mi.
Yo me había sentido muy afortunado muchos años antes de comprar La Ceramo, cuando uno de los hijos de Juan Bautista Huerta Aviñó, Luis que era el jefe de la sección de decoración de porcelana de la fábrica de mi padre, me enseño a hacer reflejo metálico. Era todo un privilegio para mí que una fórmula secreta que solo pasaba de padres a hijos me hubiera sido revelado por el hijo de uno de los mas insignes ceramistas de Manises. Desde entonces se me había quedado la asignatura pendiente de probar aquella formula yo solo, sin nadie más. Un día por fin, cuando ya llevaba algún tiempo en La Ceramo, conseguí estar yo solo ante el desafío. Seleccione todos los materiales y los procese para preparar la formula de la manera que me dijo Luis Huerta. Solo hice una pequeña modificación en aquella formula. Cuando la pasta del reflejo estaba elaborada se la entregue a la pintora Amparo Bonell para que pintara con ella una pequeña muestra. Cuando saque del horno la muestra de reflejo hecha con el color que yo había preparado y vi el magnífico resultado de aquel experimento, me sentí el hombre más afortunado del mundo
A partir de ese momento, ya no me importó para nada si ganaba dinero o lo perdía. Me había quedado enganchado como quien se convierte en un adicto a una droga. De hecho, el mecanismo fisiológico es el mismo, una descarga de serotonina producida por la satisfacción de ver como una viejísima formula escrita en un papel, se convertía en mis manos en un objeto tan bello.
Sabía que en La Ceramo a lo largo de su historia, se habían producido miles de colores diferentes de reflejo metálico. En las piezas modernistas que le tuve que vender al anticuario Víctor Bardia de Vallirana para poder salvar temporalmente a La Ceramo, habían miles de coloraciones de reflejo metálico distintas. ¿Donde estaban aquellas formulas? Pilar Ros me había dado una sola formula de reflejo metálico, que según ella era la única que utilizaban. ¿Donde estaban las demás?
Desde que hice aquella muestra, lo único que me importaba ya era el descubrir los secretos del reflejo que esa fabrica había ido atesorando en sus cien años de existencia.
Entonces, cuando todo el mundo se iba y la fabrica se quedaba toda oscura y silenciosa, bajaba de mi despacho para sumergirme en las tinieblas de una fábrica vacía y tenebrosa.
Muchas veces, alumbrándome por una linterna, porque habían muchos rincones a donde la mortecina luz de las bombillas no llegaba, rebuscaba por sitios en donde habían cosas que casi en cien años nadie había tocado.
En la fábrica, había un lugar que ejercía un especial magnetismo sobre mí. Era como si una fuerza misteriosa me impulsara siempre allí. Ceferino, el operario más viejo que había en la fábrica cuando yo la compré, llamaba pomposamente a ese lugar "el laboratorio". Ceferino me contó que su antiguo jefe el Señor Ros tenía dos lugares que mantenía siempre cerrados con llave, y en los que no dejaba nunca entrar a nadie si no iban con el. Uno de esos lugares era el "laboratorio" y el otro la pequeña antesala del horno de reflejo metálico. Al morir el Señor Ros, su hija Pilar, para no tener que estar siempre buscando las llaves, dejó esos sitios siempre abiertos.
Allí, en ese lugar llamado "laboratorio" y que más que un laboratorio parecía el antro de un alquimista medieval, encontré una noche una carpeta azul escondida en lo alto de una estantería. La carpeta azul estaba detrás de un montón de frascos sucios con polvo de casi cien años y que estaban llenos de productos químicos rarísimos.
En aquella carpeta azul atada con cuerdas había un montón de papelotes. Cuando abrí la carpeta me quede boquiabierto, allí estaba toda la historia de los barnices y los colores de La Ceramo y una colección de formulas de reflejo metálico dispuestas a ser probadas para que desvelaran sus secretos a quien las supiera descifrar. Me lleve aquella carpeta a mi despacho y noche tras noche, me quedaba allí estudiando todo aquello y haciendo mezclas y calcinándolas en un hornito eléctrico de era de mi madre y que me lleve a La Ceramo a pesar de su fuerte oposición lo que le provoco un terrible enfado conmigo. (En mi casa todos teníamos el veneno de la cerámica metido en las venas, y hasta mi madre hacia con aquel hornito sus chapucillas en su tiempo libre)
Gracias a todas aquellas pruebas que yo calcinaba en el hornito de mi madre y luego probaba en el horno de reflejo metálico de la fábrica, hoy soy poseedor de secretos que solo conozco yo. Cada vez que probaba una muestra y salía bien, recibía mi descarga de serotonina y la euforia que me producían esas descargas fueron lo que me permitieron seguir sin querer aceptar nunca que el final de la La Ceramo estaba ya sentenciado.
Si yo no hubiera tenido la suerte de poder pasearme por la fabrica todas aquellas noches acompañado por los fantasmas que la habitaban y que muchas veces me cogían de la mano para llevarme por donde ellos querían, yo no habría jamás descubierto todas esas cosas que descubrí y posiblemente se habrían perdido para siempre.
Es seguro que no gané ningún dinero con La Ceramo, al revés, todo lo que tuve siempre fueron perdidas. Sin embargo, considero que lo que descubrí allí es un tesoro que vale mucho más que el dinero, descubrí los secretos que se me desvelaban en La Ceramo por las noches paseando entre fantasmas.