El etnógrafo Javi Castro descubre y cataloga 22 canteras moleras en Orozko
Artículo de Susana Martín para DEIA
En el siglo IX aparecen las primeras referencias de molinos de agua en tierras alavesas. Su presencia se extiende después a Bizkaia y Gipuzkoa y su expansión se multiplica durante el siglo XVII, con la introducción del cultivo del maíz.
Una de las zonas donde proliferaron este tipo de ingenios fue el ámbito de lo que hoy en día es el Parque Natural de Gorbeia, donde se convirtieron en una de las principales fuentes de riqueza y trabajo de los habitantes de sus pueblos gracias a la fuerza del agua de sus ríos y arroyos.
De manera paralela a esta actividad, surgió el oficio del cantero molero, persona que trabajaba y cincelaba circularmente grandes piedras de arenisca para fabricar ruedas de molino que podían alcanzar los 900 kilos de peso. Las extraían de canteras situadas en cotas que incluso superaban los mil metros de altitud para después bajarlas a los valles donde se encontraban ubicados los molinos. Los primeros tramos del arduo trayecto lo realizaban con unos singulares trineos de madera sin ruedas. Una vez alcanzado algún camino, cargaban las muelas de molino en carros tirados por caballos percherones o mulas.
Este antiguo pero desconocido oficio se está empezando a poner en valor gracias a la investigación dirigida por el guipuzcoano Javi Castro -miembro del Departamento de Etnografía de la Sociedad Aranzadi- a través del proyecto Errotarri que, desde 2007, se está centrando en el ámbito que ocupa el Parque Natural de Gorbeia al que también pertenece el municipio de Orozko.
RED EUROPEA DE CANTERAS El objetivo del trabajo es localizar, describir y catalogar los puntos donde se encontraban las canteras en las que se labraban las piedras de molino para sumarlos a la red europea de canteras que coordina un catedrático de historia de la Universidad de Grenoble.
Y a día de hoy, los avances y descubrimientos están siendo sorprendentes, hasta el punto de que se han superado todas las expectativas iniciales. “El objetivo era encontrar una docena de canteras y ya hemos hallado 64 de las que 36 han sido localizadas en terrenos que pertenecen al término municipal de Zuia, 22 en Orozko, 5 en Zigoitia y 1 en Baranbio”, precisa Castro.
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Para lograrlo, el etnógrafo de Aranzadi ha recorrido en 41 ocasiones diferentes puntos del Parque Natural de Gorbeia y su entorno. Junto a un equipo de colaboradores ha logrado ya catalogar 251 muelas de arenisca, de entre 60 y 165 centímetros de diámetro, dispersas en una superficie de 50 kilómetros cuadrados. “Lo que estamos viendo en estos montes es indescriptible. Hay que ir hasta allí para captar el tesoro patrimonial que dejaron aquellos artistas, los canteros. Era una actividad desconocida y olvidada durante siglos y nosotros lo estamos recuperando”, afirma con satisfacción. Su trabajo aún no ha acabado. “La idea es seguir unos meses más, hasta junio. Y por las pistas e indicios que tenemos, es posible que descubramos otras 10 o 15 canteras más”, avanza.
EL GRAN TESORO DE OROZKO El municipio alavés de Zuia está a la cabeza del listado de canteras halladas pero el vizcaino de Orozko no se queda a la zaga, hasta el punto de que el investigador local Iñaki García Uribe, colaborador del proyecto, afirma con orgullo que “este trabajo ha puesto a Orozko en el mapa científico mundial y lo ha convertido en la segunda localidad europea, y podríamos decir que del mundo, donde más se cincelaban piedras moleras”.
Los lugares donde han sido encontradas son: Algorta, Algortakoarria, Berdiotz, Elorritxueta, Erroatx, Gorostibakarrekolandea, Idaspekolarra, Legorreta, Lupezguren, Muskuriñao, Oderiaga, Pagozarreta, Sagarerreka, Ubizieta, Untzuetagan, Urdaitxutxaboleta, Usengatxo, Arrieta y Sautuatxagana.
Son, en la mayoría de los casos, espacios recónditos, alejados de rutas montañeras, que han sido elegidos para la búsqueda por el equipo investigador siguiendo una metodología que arranca consultando bibliografía y analizando la geología y la toponimia de la zona. “Son aspectos que nos aportan muchas pistas pero es también vital lo que extraemos de los informantes, los vecinos del lugar, y sobre todo mirar con ojos críticos las huellas que dejaron los moleros”, indica Javi Castro.
De hecho, su compañero García Uribe asegura haber aprendido en las exploraciones a “mirar al suelo y buscar todo aquello que sea galleta, es decir, redondo”.
Fuente de la noticia http://www.deia.com
57 canteras navarras "comulgaron" con ruedas de molino.
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Fuente de la noticia http://www.diariodenavarra.es
Las canteras moleras en la Cuenca del Urumea
Autor: Javi Castro (Departamento de Etnografía de Aranzadi Zientzia Elkartea
Se puede leer y descargar el artículo en http://www.aranzadi.eus