Artículo de Paco Escribano para Diario Información
Alfombras Universal, Viuda de José Lledó Mas, Hijo de Augusto Mas, Alfombras Imperial... Las antiguas e históricas fábricas de alfombras crevillentinas perviven en el centro del municipio atrapadas en el tiempo, como si fueran las encargadas de recordar a sus vecinos y visitantes el lustroso pasado de un sector que, aún hoy, sigue siendo el buque insignia de su economía. Hace tiempo que sus propietarios trasladaron la producción a distintas zonas industriales e, incluso, bajaron las persianas de sus negocios. Sin embargo, los edificios que albergaban estos fructíferos negocios siguen de pie en el mismo emplazamiento que antaño, cada vez más deteriorados, a la espera que sus propietarios le den algún uso distinto al que tuvieron en su época de esplendor.
Parte de las fachadas de las fábricas de Universal e Hijos de Augusto Mas están protegidas, lo que dificulta la posibilidad de desarrollar algún tipo de actuación sobre el solar que ocupan. Mientras tanto, languidecen con el paso de los años. También las de Viuda de José Lledó Más y Universal, donde hace unos años llegó a declararse un incendio y el Ayuntamiento detectó intrusismo, además de la presencia de roedores. «Nos tocó actuar de forma subsidiaria porque los techos se quemaron, pero por norma no podemos actuar en ellas», señala el concejal de Obras, Manuel Moya.
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El hecho de que algunas de estas fábricas se encuentren dentro de unos planes especiales de urbanización, en los que se incluye una parte edificable y otra de zona pública, tampoco ayuda a que estos edificios recuperen el brillo del pasado. «Ojalá se pudiera urbanizar y cumplir lo que dice el Plan General, porque le daría mucho valor a la zona», apunta Moya, quien asegura que las construcciones «son muy sólidas», las fachadas «están bien» y que «no suponen ningún peligro para la seguridad de los ciudadanos».
Aspecto descuidado
Moya asegura que el Ayuntamiento «no tiene capacidad económica» para plantearse la adquisición de estas fábricas, una de ellas, perteneciente a una entidad bancaria. «Si fueran nuestras le daríamos un uso, pero, en la situación actual, no podemos hacer nada», argumenta el edil crevillentino, mientras admite que «se están deteriorando poco a poco» y que, fruto de este desuso, tienen un «aspecto descuidado». Así, mientras que sus propietarios no vendan o actúen sobre estas fábricas, seguirán languideciendo mientras alimentan la memoria colectiva de los crevillentinos.
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