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Los molinos de viento de Los Yébenes, El Romeral y Mota del Cuervo son declarados Bien de Interés Cultural. Castilla-La Mancha

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En el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM), se publicó el pasado 26 de junio los tres acuerdos del Consejo de Gobierno por los que se declara BIC Los molinos de viento de Los Yébenes, El Romeral y Mota del Cuervo, por su relación con la vida y obra de Miguel de Cervantes.

Acuerdo de 20/06/2017, del Consejo de Gobierno, por el que se declaran Bien de Interés Cultural los Molinos de Viento de la Sierra de Los Yébenes en los municipios de Los Yébenes y Orgaz (Toledo), con la categoría de Sitio Histórico, relacionados con la vida de Miguel de Cervantes Saavedra.



DRESCRIPCIÓN
Arquitectónicamente los molinos de viento de la Sierra de Los Yébenes, como todos los situados en La Mancha, pertenecen a la tipología de eje horizontal de torre o caperuza movible. Dentro de la clasificación establecida por Krüger, se corresponden con los de tipo C, es decir, cuentan con un eje que sostiene cuatro aspas rectangulares, conformadas a su vez, por cuatro o seis listones longitudinales y quince o más travesaños. Las primeras referencias documentales a los molinos de Los Yébenes datan del siglo XIX, aunque es dudosa la fecha exacta de su construcción. En 1826 Sebastián Miñano en su Diccionario Geográfico Estadístico indica la existencia de un molino de viento en Yébenes de Toledo. En 1860, la Junta General de Estadística publica en cinco volúmenes el Nomenclator correspondiente a esa fecha, donde aparece registrado el molino de La Torrecilla a una distancia de 1,3 kilómetros del ayuntamiento. La siguiente referencia documental la encontramos en la Revista El Tajo, que en su número 23, de 9 de junio de 1867, da cuenta de la aprobación, por parte del gobierno provincial, de la subasta de un terreno del común de Yébenes a favor de María Jesús Ramos, con destino a construir dos molinos harineros de viento. Las representaciones cartográficas de Los Yébenes tanto en la Minuta de 1882 como en la 1ª edición del Mapa Topográfico Nacional (1884) reflejan cinco molinos: tres de ellos en la zona donde hoy se encuentran Zacarías y Torrecilla, junto a otro más; un cuarto distante de estos a 550 metros al noreste en el término municipal de Orgaz, y un último molino de viento a 750 m al sur. En la actualidad se conservan cuatro molinos de viento en muy desigual estado de conservación. El molino “El tío Zacarías” es una construcción cilíndrica de mampostería trabada con argamasa blanqueada en cal. La cubierta es de madera, y la puerta de acceso, incrustada en la pared, presenta sobre ella una ventana rectangular, a la altura de la camareta interior, así como las características ventanas superiores del moledero para comprobar el viento. En su planta baja o silo se guardaban aperos y el hito y los costales de trigo. Del silo, a la derecha, parte la escalera de caracol de acceso a las dos plantas superiores: la camareta y el moledero. La camareta aloja la instalación del limpiado del grano y una alacena para guardar herramientas. El moledero alberga la maquinaria base del funcionamiento del molino. Exteriormente, a su altura se encuentra el palo de gobierno y las aspas. El molino Zacarías tiene la maquinaria de molienda completa, contando con la rueda catalina, la linterna, y las piedras de moler volandera y solera. En sus inmediaciones, la antigua casa del molinero ha sido rehabilitada por el ayuntamiento de Los Yébenes.
Más información de acuerdo https://docm.jccm.es

Acuerdo de 20/06/2017, del Consejo de Gobierno, por el que se declaran Bien de Interés Cultural los Molinos de Viento en el municipio de El Romeral (Toledo), con la categoría de Sitio Histórico, relacionados con la vida y obra de Miguel de Cervantes Saavedra.


DESCRIPCIÓN
La primera referencia a un molino de viento en El Romeral viene recogida en el Catastro de Ensenada (1752), donde se indica que: “En la jurisdicción de esta villa no hay más que un molino, el cual muele a temporadas con el viento y es propio de los herederos de don Leandro García Lillo, presbítero que fue de ella y en cada año producirá ochenta fanegas de trigo”. Casi un siglo más tarde, el Diccionario de Madoz (1845) recoge ya dos molinos en la localidad y, tan solo quince años después, el Nomenclator indica que en el municipio existen los molinos de Abajo, del Calvario, del Cerro Santo y de Robradiza. El molino Muela está situado en el margen derecho del camino de Yepes, a unos 400 metros de las últimas casas de El Romeral, en la parcela 254 del polígono 26. Es conocido por el nombre de Muela en alusión al apellido de sus propietarios. Aunque se desconoce el momento exacto de su construcción, se sabe que en 1890 molía a pleno rendimiento y estuvo en funcionamiento hasta 1912. Puede deducirse que en algún momento fue pasto de las llamas puesto que, en el plano realizado en 1936 con motivo del deslinde y amojonamiento de las vías pecuarias, figura con el nombre de Molino Quemado. Debió de decidirse entonces que su reconstrucción era inútil puesto que su capacidad de molturación era escasa, debido a la débil fuerza de los vientos que le entraban. El molino Gorrinos, está situado en el margen izquierdo del camino del Presado desde el que sale su camino de acceso, en la parcela 242 del polígono 26, y habría sido construido entre 1860 y 1870, siendo su propietario por entonces don Sebastián García del Pozo y García-Patas, de profesión molinero y casado con doña Isabel Santos, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos, Enrique y Antonio, a quienes se conocían por “los molineros”. Ellos construyeron “El Pechuga” que, por estar situado a mayor altitud, aprovechaba mejor la fuerza del viento. Al quedar sin actividad este molino y el terreno circundante, se dedicó a la cría de cerdos. Un dato que contribuye a delimitar la escasa vida que tuvo es el hecho de que en el mapa que el Instituto Geográfico y Estadístico levantó del término de El Romeral en 1882 figura como arruinado. Posteriormente, pasó a ser de propiedad municipal y fue restaurado en 1997. Carece de maquinaria y es utilizado para albergar actividades culturales. El molino Pechuga es el situado más al norte del cerro Santo, en el límite de la parcela 212 del polígono 42, y es el más emblemático de los cuatro molinos. Se trata de uno de los nueve molinos que en la actualidad conservan la maquinaria original preparada para la molienda en Castilla-La Mancha. A su vez, es uno de los tres únicos molinos de viento, junto con La Unión de Camuñas y El tío Genaro de Madridejos, que tuvieron máquina de limpia. Dicho elemento, que ocupaba la zona del moledero, era la encargada de limpiar el grano de impurezas. Además, contaba con una segunda puerta de acceso que daba al palo de gobierno y que en la actualidad se encuentra cegada. Fue el último molino que dejó de moler con fines comerciales en La Mancha toledana en torno a 1954-1956, y también el último que se construyó en El Romeral. Aunque no se conoce con certidumbre una fecha exacta de construcción, parece que en 1.882 estaba en uso. Fue levantado por don Sebastián García del Pozo y García-Patas, quien había abandonado el molino de Los Gorrinos por su escaso rendimiento. Enrique y Antonio, hijos de Sebastián, heredaron el molino y continuaron la labor de su padre para finalmente vendérselo a Sebastián Cirujano Maroto, conocido como el tío Pechuga, y éste, a su vez, lo vendió a don Félix Villalobos Ramírez en marzo de 1957. Sin embargo, el molino Pechuga no volvió a funcionar. En noviembre de 1.959, sin uso alguno pero con toda su maquinaria intacta, fue vendido a la Diputación Provincial de Toledo que lo mantuvo en propiedad hasta principios de la década de 1.980, momento en que pasó al Ayuntamiento. Desde esta fecha, el molino Pechuga ha sido objeto de diversas intervenciones de recuperación, entre ellas, la de la máquina de limpia en el año 2014. Anualmente desde hace diecinueve años, se celebra en el municipio una festividad en la que, si las condiciones de viento lo permiten, se pone a funcionar su maquinaria y se organizan varias actividades para reivindicar la importancia que para El Romeral siguen teniendo sus molinos de viento. El molino Crítica, de los dos molinos que coronan el cerro Santo, es el más cercano a la calle de Buenavista, en la parcela 212 del polígono 42. Se construyó en el año 1852. Se le conoce también como molino del Calvario o de los Marcelos, esta última acepción en clara referencia a Marcelo Hijosa Blanco, esposo de Felisa Rincón Martín que heredó dos tercios de este artefacto industrial de su madre, doña Ángela Martín Maroto hija de don José Vicente Martín, fundador del molino. Marcelo Hijosa, importante industrial, tuvo durante muchos años como molinero a Sebastián Cirujano Maroto, el tío Pechuga, hasta que éste compró el molino que ahora lleva su nombre. La ausencia de molinero y la puesta en marcha de una fábrica de harinas instalada en el pueblo condujo a su abandono. El molino, ya sin productividad alguna, fue vendido a Eugenio Zamorano Maroto, el tío Crítica, que tampoco le dio uso alguno. En 1991 pasó a ser de propiedad municipal y su reconstrucción se llevó a cabo entre agosto de 1.993 y julio de 1.994 para dedicarlo a sala de exposiciones. En El Romeral, en la zona de Las Eras y el cerro Santo, se conforma un paisaje molinero que perdura en la actualidad. La progresiva búsqueda de los terrenos mejor batidos por los vientos motivó la construcción y abandono de los diferentes molinos. Por esta continuada vinculación de El Romeral con sus molinos, en uso desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, y por tratarse del lugar donde los romeraleños se relacionan en la celebración anual de la molienda conmemorativa de su tradición molinera, es procedente reconocer el área donde se sitúan los molinos descritos con una figura jurídica de protección patrimonial, como parte de su historia local, promoviendo su conservación, su estudio y su difusión.
Más información de acuerdo https://docm.jccm.es

Acuerdo de 20/06/2017, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural el Molino de Viento El Zurdo en el municipio de Mota del Cuervo (Cuenca), con la categoría de Monumento, relacionado con la vida y obra de Miguel de Cervantes Saavedra.



DESCRIPCIÓN
La primera mención acerca de la existencia de molinos de viento en Mota del Cuervo se remonta al año 1553. El 15 de mayo de ese año, Cristóbal López, vecino de Mota y propietario de un molino en esa localidad, dirigió un escrito de alegaciones al rey Carlos I, para responder al pleito que el concejo le había puesto por el cobro de la molienda. En 1603 se llevó a cabo una visita realizada por la Orden de Santiago y se afirma que a la Mesa Maestral le pertenecen dos fanegas de trigo de cada molino de viento, siempre y cuando el molino muela durante sesenta días al año. En el Catastro de Ensenada (1752) se da cuenta de los nombres de los dueños de los “quince molinos de viento harineros sitos en la loma y rivera de esta villa, los que muelen con una piedra”, entre los que se encuentran un presbítero, una vecina de El Bonillo, un fraile del hábito de San Juan, el Convento de Religiosos Calzados de la Santísima Trinidad de la villa de Santa María del Campo, y un vecino de Madrid. La Maestral seguía percibiendo un impuesto denominado “mencal” que consistía en dos fanegas de trigo de los dueños de los molinos de viento sitos en la Loma y Ribera término de la villa, que suman treinta fanegas de trigo valoradas en 540 reales de vellón. A mediados del siglo XIX, según Pascual Madoz, había 150 molinos en la Mancha, de los cuales 18 estaban en Mota del Cuervo, cantidad que otros autores elevan a 23 teniendo en cuenta las cimentaciones que se conservan. En el Libro de Cédulas de vecindad se llegan a registrar en 1857 hasta 26 molineros, la mayoría de la familia Zarco-Bacas, aunque no se precisa su correspondencia con los molinos. Según el Nomenclator de la Provincia de Cuenca del año 1860, había 11 molinos de viento a 1.5 kms de la villa que se seguían manteniendo a finales de siglo. A principios del siglo XX comienzan a abandonarse estas instalaciones, obsoletas por la llegada de la energía eléctrica. En la actualidad hay siete molinos en pie, seis de ellos levantados sobre las cimentaciones de los viejos en los años 60 y 70 del siglo XX. El Zurdo es el único molino original que se conserva en pie. La primera cita del molino se remonta al Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), donde figura situado encima del pozo de nieve y a la derecha del camino de Belmonte. Su propietario era Juan Sánchez Alcolado. Este molino sufrió un arresto judicial durante varios años por haber matado a su dueño entre sus engranajes. Ya en el siglo XIX, su propietario fue Doroteo Zarco Lillo, llamado “El Barbas”, dueño también de los molinos del Rebollo y El Viejo. Allí se crió su hijo y último molinero, Benedicto Zarco El Barbas, que realizó su última molienda en el año 1929. Posteriormente se lo cedió a su hermano Espiridión, siendo su hijo el que se lo vendió a Ramón Serrano Súñer, ministro de Asuntos Exteriores en los años cuarenta del siglo XX, el 27 de febrero de 1941, que lo adquirió para restaurarlo. El nombre de “El Zurdo” se debe a que es un molino que, en contra de lo habitual, muele a izquierdas. Para explicar esta rareza se han barajado varias hipótesis que pasan por la teórica equivocación del constructor al montarlo o que molía a izquierdas debido a que el rayado de sus piedras estaba al revés. Se dice que enviaron las piedras así desde Barcelona y los molineros tuvieron que adaptar el velaje para que funcionase. Fue el único molino que, tras el cese de la actividad molinera, se mantuvo en pie durante la Guerra Civil. Por ello sirvió de modelo para la reconstrucción de los seis molinos que se levantan en la actualidad en sus proximidades, en el paraje de La Sierra. Junto al molino El Pintón, eran los únicos que tenían cernedor (máquina para cerner la harina y elaborar varios tipos) en el piso superior, por ser más anchos que el resto. Su interior conserva parte de la maquinaria de molienda. Sobre la puerta se conserva la fecha de 1841, probablemente perteneciente a alguna restauración. La última reparación se llevó a cabo en el año 1994. Se trata de una alta construcción cilíndrica de mampostería, blanqueada con cal y con una cubierta cilíndrica móvil de madera. La torre mide unos ocho metros de altura y veinte metros de perímetro exterior. Los muros se estrechan en un buzamiento vertical. La puerta se encuentra incrustada en la pared. En la parte superior se encuentran las ventanas que tienen como fin servir al molinero para identificar el viento dominante. Según las agujas del reloj, los vientos son el Cierzo, Barrenero, Matacabras, Solano Alto, Solano Fijo, Solano Hondo, Mediodía, Ábrego Hondo, Ábrego Fijo, Ábrego Alto, Toledano y Moriscote. Para orientar las aspas al viento se utilizan los hitos, situados frente a las ventanas del molino, el borriquillo y el palo de gobierno. Los molinos en su interior se dividen en tres plantas. El silo, en la planta baja, donde se almacenaban los costales de trigo, que también servía de cuadra o de cocina, y a donde llegaba la harina procedente del tercer piso por medio de un canalón. La segunda planta es la camareta, donde estaba la instalación del limpiado del grano, la limpia y el cedazo. También hay una alacena para guardar todos los aparejos y herramientas del molino. Suele existir una ventana hacia el sur, y en el techo están insertos los marranos, dos grandes vigas que sirven de base a la piedra de moler. La tercera planta es el moledero o habitación de las piedras. Es la más importante y en ella está la maquinaria base. A su altura, en el exterior, están el palo de gobierno y las aspas. Se encuentra horadada por varias ventanas. En esta planta se encuentra la rueda catalina, engranaje soportado por cuatro vigas de madera llamadas madres y situado en el eje del aspa, en vertical, que transmite el movimiento giratorio a la linterna o eje vertical que a su vez lo pasa a la piedra volandera, haciéndola girar sobre la piedra solera y moliendo el grano por fricción. El molino al exterior presenta las aspas, formadas por varias piezas como los cabríos (el armazón de palos), denominados los horizontales teleras y los transversales listones. Los cabríos se apoyan en un palo llamado vela, que refuerza la estructura. La madera más utilizada para la vela es la encina o el roble. Las aspas van colocadas una sobre la otra, entrecruzadas.
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Los molinos de viento de Los Yébenes, El Romeral y Mota del Cuervo ya son BIC
Fuente de la noticia http://agencias.abc.es

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