El pasado 8 de noviembre se inauguró la exposición Re-pensem la Reial Fàbricaen el Museo de Cerámica de L’Alcora, una propuesta de la arquitecta alcorina Anna Mallol alrededor del potencial arquitectónico, urbanístico y social. Con motivo de dicha exposición he querido entrevistar para mi blog a la arquitecta autora de la propuesta y exposición.
1. ¿Por qué decidiste elegir como tema de tu trabajo final de carrera la Real Fábrica de l’Alcora?
Desde pequeña, he visto día tras día este conjunto abandonado y siempre me ha despertado cierta atracción, aun sin saber de qué se trataba. En el año 2010, gracias a un artículo de Eladi Grangel, director del Museo de Cerámica de l’Alcora, descubrí que esa industria abandonada escondía los restos de la Real Fábrica de Loza y Porcelana del Conde de Aranda: la fábrica que cambió por completo la economía y la sociedad de la provincia de Castellón. Desde entonces he tenido interés en saber más sobre el edificio e intentar colaborar en su puesta en valor y recuperación.
Empecé mi investigación en torno a la Real Fábrica en 2016 para la realización de mi Trabajo Final de Grado en Fundamentos de Arquitectura. Pude analizar únicamente una pequeña parcela del conjunto, pero los resultados fueron muy positivos y el proceso de estudio, profundamente enriquecedor. Con la realización de mi Proyecto Final de Carrera tuve la oportunidad de continuar la investigación y no lo dudé ni un solo momento. Cuanto más conozco esta Industria, sus procesos, sus productos y sus historias, más interés me despierta.
2. Cuando eras pequeña ¿Pudiste estar en el interior de las antiguas instalaciones de la RF?
No. Desde que, en la década de los 80, las empresas que estaban instaladas en el conjunto cesaron su actividad, todo el recinto ha estado cerrado y abandonado. La primera vez que entré fue en 2016, con el inicio de mi investigación. Posiblemente, el hecho de que no hubiera podido adentrarme nunca antes, que siempre la hubiera observado desde fuera, hizo que me creara más expectación. Sea como fuere, no olvidaré nunca la sensación al entrar por primera vez en la Fábrica. Fue una experiencia única.
3. ¿Conocías el concepto de Patrimonio Industrial? ¿En la carrera te han hablado de dicho patrimonio?
Durante mi paso por el Grado, el Patrimonio Industrial se trató de forma muy somera. Mi primer contacto con este patrimonio fue a través de unas jornadas organizadas por el Máster de Patrimonio Arquitectónico. El origen de la sensibilización y la difusión debería estar en la docencia a todos los niveles y, por supuesto, de forma especialmente exhaustiva en la formación superior de los técnicos. Creo que los centros aún tienen mucho camino por hacer al respecto.
4. En tu proyecto ¿Qué objetivos tenías? ¿Qué usos planteas para su interior?
En este Proyecto Final de Carrera mi objetivo era estudiar y poner énfasis en el potencial del conjunto Industrial atendiendo a diferentes puntos de vista: la relación con el territorio, la respuesta urbana, el testimonio histórico, la oportunidad de desarrollo socio-cultural, etc.
Tras un análisis completo del lugar, los agentes involucrados, las preexistencias y las necesidades de la población, la propuesta plantea convertir la Real Fábrica en un lugar de puesta en valor y difusión de la cultura de la zona, con especial protagonismo para nuestra seña de identidad: nuestra cerámica. En concreto, el programa consiste, a grandes rasgos, en un vivero de ceramistas, un restaurante y la nueva localización del Museo de Cerámica de l’Alcora. Los cuerpos construidos integran los elementos preexistentes y se articulan alrededor de los espacios exteriores, tratados con especial interés por su potencial como catalizadores de la actividad.
Hay que tener en cuenta que esta es una de las muchas propuestas posibles. Estoy segura de que los estudios que se irán sucediendo de ahora en adelante seguirán multiplicando la evidencia del potencial del conjunto. En la Real Fábrica todavía queda mucho por descubrir.
5. Crees que la RF es de gran importancia para l’Alcora? ¿Su recuperación cómo podría ayudar a la localidad?
Por supuesto. La creación de la Real Fábrica es uno de los hitos más importantes en la historia de la localidad y de sus alrededores. Transformó una economía basada en la agricultura en una sociedad industrial, lo que influyó en muchos otros aspectos como el crecimiento demográfico y urbanístico. Su producción y los procesos utilizados fueron de gran influencia en otras manufacturas del país, y sus piezas están en los museos más importantes de todo el mundo.
Con todo esto quiero decir que la Real Fábrica supone el origen de lo que es hoy en día el municipio de l’Alcora y el paisaje industrial de la provincia de Castellón. Su recuperación devuelve el punto de referencia de la identidad del lugar y ofrece la oportunidad de trazar un nuevo futuro basado en el aprendizaje del recorrido histórico. Es el refuerzo de los cimientos de la población, para poder seguir creciendo más y más alto.
El proyecto podría traducirse en más y mejores dotaciones culturales para la región, una mejora en la calidad urbanística de l’Alcora, más puestos de trabajo, una mayor difusión de nuestro Patrimonio gracias a un aumento del turismo y un largo etcétera.
Con todo y con esto, creo que lo más destacable sería la mejora en la calidad de vida de las siguientes generaciones, que vivirán en un pueblo mejor, con mejores condiciones y con una vinculación más estrecha a su territorio.
6. Háblame un poco del proceso de creación de la maqueta.
La idea surgió a partir de la necesidad de expresar el proyecto de forma que todos los aspectos trabajados (territorio, historia, tecnología, materialidad, etc.), se viesen reflejados. El lenguaje a utilizar no podía ser otro que la propia cerámica, hilo conductor de todo el argumento.
Debo agradecer el asesoramiento, ayuda y apoyo constante del Museo de Cerámica de l’Alcora, gracias al cual se han podido realizar las piezas que se pueden visitar en la exposición.
La realización de las maquetas era un proceso difícil y arriesgado por las dificultades técnicas propias del trabajo con la arcilla: manejabilidad, secado, retracción, cocción… Fueron necesarios varios ensayos y pruebas antes de trabajar en las piezas definitivas.
El proceso comienza con la planificación y realización de las plantillas de cada pieza. Todo se debe ajustar a las posibilidades del material y los recursos de los que se dispone: la escala está determinada por grosor mínimo de las láminas de arcilla; el tamaño de las piezas, por las dimensiones del horno… El resto del proceso no es más que horas de trabajo. El último punto a tener en cuenta es el transporte de las piezas, puesto que son pesadas (para la realización de las maquetas se utilizaron alrededor de 60 quilos de barro) y frágiles: resultaron un total de 12 piezas embaladas individualmente en cajas hechas a medida.
7. Algo que quieras añadir sobre tu proyecto o sobre la RF
Me gustaría destacar la experiencia personal que supone trabajar en un proyecto como este. Se me ha regalado la oportunidad de aprender junto a profesionales excelentes, escuchar testimonios de primera mano y vivir el edificio de una manera única. Aprender más sobre la Real Fábrica supone aprender más sobre mi pueblo y eso me ha hecho sentirme mucho más unida a él.
RESUMEN DEL PROYECTO
El proyecto habla de revitalizar un lugar cuyo inicio, en 1726, supuso la transformación y el desarrollo de la población alcorina hacia el auge de una sociedad industrial y que influyó en diversos campos —principalmente, en el artístico e industrial— incluso a nivel internacional. El objetivo del trabajo es la investigación de posibilidades en torno a la apertura del conjunto industrial a la población manteniendo e integrando las preexistencias como testimonio de la historia industrial del lugar.
La propuesta trabaja la compatibilidad de la permebilización del edificio sin afectar al carácter hermético de la tipología fabril. Se recuperan los espacios abiertos que corresponden con los antiguos patios de la Real Fábrica, lo que ayuda a la interpretación del proceso de producción y dinamiza la actividad. El programa, consistente en un vivero de ceramistas, un espacio gastronómico y la nueva localización del Museo de Cerámica de l’Alcora, se articula alrededor de estos espacios exteriores, lo que hace que el uso interior se extienda hacia los espacios públicos.
La memoria industrial del lugar se enfatiza con la materialización de los elementos nuevos utilizando piezas recicladas del derribo o de la producción del lugar. Esta solución, junto con la nueva estructura del conjunto y los nuevos usos, se traduce en la transformación del edificio en un importante foco socio-cultural donde la cerámica es protagonista.
Desde aquí agradecer a Anna que respondiera a mi entrevista y por las fotografías que ilustran esta entrada.
OS RECOMIENDO QUE VISITÉIS EL MUSEO DE CERÁMICA DE L’ALCORA Y DISFRUTÉIS DE LA EXPOSICIÓN