Arranca hoy el proceso de apagado de las baterías de cok en Avilés tras 63 años de actividad
Artículo de J.F. Galán para El Comercio
Las ocho baterías de cok de Avilés inician la cuenta atrás de su definitivo cierre. El proceso comienza hoy domingo con un paulatino descenso de producción que se acentuará a medida que transcurra el mes hasta llegar a cero el 1 de octubre. A partir de entonces se procederá al apagado y aislamiento, por grupos, de los 240 hornos de la obsoleta instalación, fuente de alimentación de los hornos altos durante más de sesenta años y también importante foco de emisiones contaminantes.
Atrás quedarán más de sesenta años de historia (las dos primeras entraron en servicio el 10 de febrero de 1956) y por delante el reto de transformar el espacio que ocupan, en suelo industrial capaz de atraer nueva actividad empresarial.
Son unos 360.000 metros cuadrados anexos al PEPA. Arcelor, que ocupa el terreno en régimen de alquiler, tiene previsto devolver las llaves el 31 de diciembre. A partir de ahí la pelota quedará en el tejado de su propietario, Sepides, la división de desarrollo empresarial de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, integrada en el Ministerio de Hacienda. Será la responsable de achatarrar la instalación, descontaminar el suelo y dibujar el nuevo terreno industrial, vinculado al PEPA y a la Isla de la Innovación, en donde la primera inquilina será Química del Nalón.
La producción de cok se trasladará a las dos nuevas baterías de 45 hornos que se construyen en Gijón, una moderna instalación que ha requerido una fuerte inversión, unos 150 millones de euros. El encendido de la primera está previsto para el 15 de noviembre y el de la segunda para mediados de abril de 2020. Hasta que el conjunto alcance su pleno rendimiento la multinacional importará cok vía marítima, con El Musel como puerto de entrada.
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El cierre de las baterías de Avilés no implicará pérdida de empleo en la plantilla de Arcelor. Son del orden de cuatrocientos trabajadores. Unos 240 serán trasladados a las baterías de Gijón, en torno a veinte, los nacidos en los años 1958 y 1959, se prejubilarán y el resto serán reasignados a otras tareas, pendientes aún de designar. La empresa no concreta fechas, pero los movimientos no se harán esperar. La estimación es que en diciembre solo queden unos veinticinco trabajadores en baterías.
Falta por despejar el futuro de los trabajadores de las subcontratas, unos 250, la mayoría, doscientos, de Daorje. La empresa participará en el apagado y aislamiento de la instalación y a medida que descienda la carga de trabajo irá asignado nuevas tareas al personal, parte del cual será trasladado a las baterías de Gijón. «No habrá despidos», asegura el comité, que ha puesto fin a las movilizaciones.
La incertidumbre también planea sobre los trabajadores del resto de subcontratas. Arcelor anunció meses atrás un plan de reorganización para las auxiliares que aún no ha dado a conocer. Y también para los transportistas y los talleres que daban servicio a estas instalaciones.
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El inminente cierre de las baterías de coque deja en el aire 200 empleos auxiliares.
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