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Artículo "De bombas, Ceramos, Alquerías y otras nostalgías". Antonio Marín

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Hoy os quiero poner el artículo de opinión que ha realizado Antonio Marín Segovia (secretario-portavoz de Cercle Obert de Benicalap), y el cual me ha enviado para poder difundirlo, leerlo con atención pues en sus párrafos podréis encontrar muchas realidades de Valencia.


Estamos asistiendo estos días a la insólita aparición de numerosos personajes, vinculados de una manera u otra a la antigua fábrica “Bombas Geyda” o “Bombas Gens”, que comparten sus vivencias y testimonios en relación al conjunto industrial que lleva cerrado más de dos décadas, sufriendo todo tipo de expolios, ocupaciones, saqueos...

Ahora todos quieren hablar y contarnos sus penas, alegrías, sinsabores... así como vendernos sus proyectos, iniciativas, ilusiones e ideas. ¿Y por qué ahora? ¿Por qué nunca, los que hoy hablan tanto, habían movido un dedo para denunciar y con la debida contundencia y rigor, las presuntas ilegalidades que, tanto el Ayuntamiento de Valencia, la Generalitat y los legítimos propietarios, estaban cometiendo a diario y a plena luz?. Y no olvidamos los enormes problemas de higiene, que han provocado la acumulación de basuras y escombros en el interior y exterior del conjunto industrial.
  
Tras el aparatoso y espectacular incendio sufrido en el conjunto industrial, que se encuentra ubicado en el corazón de uno de los barrios periféricos de Valencia ciudad más castigados por el desempleo, numerosos personajes, partidos y organizaciones que nunca antes se habían “mojado” ni habían abierto la boca ni formulado denuncia alguna, han surgido con ímpetu y frenesí desmedido de las abundantes cenizas de esa fábrica, igual que hicieron hace unos meses con La Ceramo, cuando dos colectivos denunciaron de manera oficial y por los cauces legales, el desplome de parte del tejado de tan singular monumento.

Resulta bochornoso y aberrante que tenga que acontecer un pavoroso incendio o la caída de parte de la cubierta de teja, para que nuestros convecinos y los ex propietarios, partidos políticos y asociaciones de vecinos, se enteren de la realidad, se percaten de la gran desidia y degradación que sufren numerosos conjuntos y bienes en nuestra ciudad.

Un servidor es enemigo declarado del bla, bla, bla, de las quejas, lamentos, llantos y derivados. Llevo mucho tiempo únicamente escuchando a gente que no sabe ni quiere cambiar su propia realidad, su propia existencia. Y estos honorables expertos en la queja, encuentran la excusa perfecta en cultivar la nostalgia.

No. No es saludable estar todo el día lamentándose o culpando a los otros de nuestros disparates, de nuestra negligencia, de nuestra inercia y estupidez... Tenemos las herramientas, la legalidad y el valor para cambiar y mejorar nuestros entornos, nuestra ciudad. Tenemos el deber y la obligación moral de que nuestro hogar sea también la Ceramo, Bombas Gens, las alquerías de la Torre, del Moro, el Casino del Americano... pero para conseguir que esas fábricas y conjuntos rurales, calles, plazas, avenidas, jardines... formen parte inseparable de nuestras vidas, de nuestros propios cuerpos, debemos actuar. Y para actuar, debemos informarnos y conocer cómo y de qué manera se puede y se debe lograr la recuperación de bienes culturales en beneficio para la comunidad.

Definir un uso educativo y cívico para Bombas Gens y para la Ceramo es muy fácil, pues soñar sigue siendo gratis en la España de Mariano Rajoy. Lo que sí resulta harto complejo y nadie quiere abordar desde el rigor, es lograr salvar a esos dos conjuntos industriales de las garras de la SAREB (banco malo).

Y en vista de que aquí todo el mundo habla de asuntos baladís (pues no comprometen ni te crean enemigos) y olvidan (de manera intencionada y perversa) acometer las acciones administrativas y legales que pueden resucitar esos singulares conjuntos monumentales, algunos ciudadanos y colectivos, hemos decidido condenar a cadena perpetua a la nostalgia, encerrándola en el desván.

El ejercicio de la nostalgia es el deporte predilecto de los que no quieren cambiar ni mejorar su propia vida.

Por ello, no nos interesan ni respetamos a las plañideras, expertas en construir castillos en el aire y evitar denunciar y actuar cuando toca y como toca.

Desde Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural y Cercle Obert de Benicalap sabemos que siempre es el momento de actuar, y hay que hacerlo desde el silencio, el rigor y con la tenacidad de siempre, mientras otros hacen alarde de sus juegos malabares y aspiran a ser nombrado bufones de la Corte.

No hace falta que se prenda fuego otra vez “Bombas Gens” y se desprenda parte de la cubierta de teja de “La Ceramo”... No es preciso que los dirigentes de los partidos políticos y los doctos expertos de la Universidad y ciertos medios de comunicación, lloren a moco tendido, mientras contemplan desencajados las ruinas de nuestro maltrecho y degradado patrimonio rural e industrial para actuar ahora y siempre.

Sí. Insisto en repetir que no hace falta que nadie se ponga a llorar en el balcón del Ayuntamiento o en los salones del Palau de la Generalitat Valenciana para trabajar con la eficiencia y el rigor necesario, en favor de que nuestro hogar, nuestro cuerpo, nuestra única e irrepetible vida... se amplié y enriquezca con la protección y recuperación eficiente de todos los monumentos, sean industriales, rurales...
  

Antonio Marín Segovia

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