Bizkaia. La especulación urbanística arrasa el patrimonio industrial. El final de Babcock.
Artículo de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, la cual lleva haciendo un gran seguimiento de este lamentable caso sobre destrucción de Patrimonio Industrial Vasco.
Han tardado 3 años en conseguirlo, pero todos los actores, públicos y privados, que se empeñaron en hacer desaparecer de la faz de nuestra tierra una de las más importantes muestras de lo que supuso la industrialización de la Margen Izquierda de la Ría, y por ende de Bizkaia y de Euskadi, finalmente pueden darse por satisfechos. Han enviado a la maquinaria de la destrucción a aplastar las estructuras que el expolio continuado -y consentido- a lo largo de muchos meses había dejado en pié en una empresa, la BABCOCK & WILCOX, en la que muchos de nuestros convecinos y sus familias dejaron los mejores años de sus vidas. Fue en su momento, hace más ya de un siglo, la mayor superficie albergada por una estructura de hormigón armado y podría haber sido perfectamente rehabilitada y reutilizada para albergar los más múltiples usos. La dimensión de las diez naves fundacionales, 200 m x 200 m lo permitían.
En estos años, se han manipulado impunemente 40.000 metros cuadrados de cubierta de fibrocemento -Uralita- con amianto, en contra de toda la estricta y rígida legislación medioambiental, cuyo cumplimiento se nos exige a todos los demás ciudadanos. Se ha permitido la desaparición de los archivos de la empresa y de la significativa colección de modelos de fundición, entre otras cosas. Se ha hecho por todas las instituciones responsables e implicadas la vista gorda, ante el expolio de los 40.000 metros cuadrados de estructura metálica roblonada de acero original, que chatarreros de más que dudosa legalidad gestionaban en las inmediaciones. Se han vaciado e incendiado las oficinas, recientemente derribadas, y otras instalaciones. Se han puesto en gran riesgo algunas obras de arte, como la escultura de Ibarrola situada en su exterior. Todo ello, a pesar de las continuas denuncias de la ciudadanía y de esta Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, AVPIOP, como dan fe todas las entradas de este blog que figuran al pié de este escrito.
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Estos días están escribiendo una de las más negras páginas de este país, cuyos responsables se muestran incapaces para mantener nuestro rico patrimonio, nuestro legado arquitectónico industrial más relevante, la memoria cotidiana de tantos y tantas de nuestros convecinos, las calles por las que acudieron cada día en busca de los recursos necesarios para la vida, los lugares vitales. Nos los arrebatan a nosotros y a nuestros hijos y nietos. Hay que gritarlo muy alto. Estas arquitecturas libres, limpias, flexibles, no estaban irremediablemente predestinadas a su desaparición. Es la destrucción deliberada la que las arrasa y nos priva de ellas. No está escrito, antes bien, al contrario, que su demolición sea el único modo de mantener la actividad productiva en la zona. Mantenerlas habría sido un signo de inteligencia, de actuación acorde a los tiempos, de urbanismo, arquitectura y construcción sostenibles, de dignificación de los nuevos espacios y los nuevos usos, que nos remitirían a una ya larga tradición industrial. Nos habría permitido volver a pasear sin tener que preguntarnos una y otra vez sobre el porqué nuestros lugares ya no son nuestros, han dejado de pertenecernos.
Esto es lo que nos queda, lo que nos han dejado, el lamento, las lágrimas de impotencia por tanta insensibilidad y desprecio hacia nuestro patrimonio. Qué al menos quede constancia de ello. Qué las imágenes, dejen el testimonio de lo sucedido a las generaciones futuras.
Fuente de la noticia http://www.patrimonioindustrialvasco.com