La antigua fábrica de loza, olvidada
Artículo de Rosalía Agudín para El Comercio
«Instalaciones en ruinas. Peligro». La antigua fábrica de loza de San Claudio está hecha añicos y así lo advierten grandes carteles situados a la entrada. Una de sus puertas principales está abierta y por ella se puede acceder sin dificultad.
El panorama dentro de la antigua factoría, que cerró sus puertas hace una década tras 108 años de actividad y en la que el tripartito quería construir allí un centro de interpretación, es desolador tras dos incendios. Restos de basura en cada esquina, techos que no han aguantado más y se han derrumbado, grafitis por muchas de las paredes y algunos restos de lo que esta factoría fue.
Decenas de vajillas siguen estando en el suelo de una de las naves principales y acceder a ella es tarea sencilla. En los pasillos se han colocado una especie de alfombrillas y una vez dentro hay utensilios de todo tipo: fuentes, tazas, jarras para echar el café o platos. Muchos están cocidos, es decir no tienen ningún elemento decorativo, y los que están dibujados, en su mayoría, están rotos. Parte de los conjuntos que dejó la propiedad en las instalaciones fueron robados. Otros se acumulan en la factoría, pero por las instalaciones sigue deambulando la gente en busca de una pieza que recuerde que hasta hace una década había una factoría en Oviedo que hacía los platos que adornaban las mesas durante las grandes ocasiones. También eran usados entre las familias ovetenses a diario.
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Las instalaciones, a pesar de guardar en su interior mucha historia, no tienen por el momento un futuro claro. Fue el empresario Senén García quien recuperó la antigua fábrica de cerámica, con el apoyo de un grupo de banqueros, en 1901. Funcionó a pleno rendimiento hasta 2009 llegando en algunos momentos a emplear a más de seiscientos obreros. Pero la bajada de ventas y la fuerte competencia hicieron a la propiedad presentar un plan de despidos en 2007.
La situación lejos de mejorar, empeoró. Dos años después las puertas de la factoría se cerraron. Lo hicieron dejando a 44 personas, en su mayoría mujeres, sin trabajo y la localidad lo notó. Perdió a su referente industrial y ahora las naves que colindan con las vías del tren se caen. El anterior equipo de gobierno tenía planes para la factoría, la quería convertir en un centro de interpretación, pero ahora están olvidados.
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