Renfe no podrás derribar los talleres de Candás, que tienen protección integral.
Artículo de Alicia García-Ovies para El Comercio
El Consejo de Patrimonio Cultural del Principado ha informado desfavorablemente del proyecto. No solo eso, sino que exige a la compañía que presente un plan de rehabilitación que garatice su protección y supervivencia, el cual deberá ser suscrito por un técnico. Además, tendrá que contener la documentación mínima que prescribre las normas del Catálogo Urbanístico de Carreño.
En abril del año pasado, la secretaría de Alcaldía dictó una resolución concediendo a Renfe un mes de plazo para ejecutar los trabajos necesarios para subsanar las deficiencias detectadas en los talleres. Los técnicos de mantenimiento de la compañía inspeccionaron el lugar diez días y encontraron que la nave principal del taller se mantenía en buen estado. En el edificio anexo amarillo y de teja se había desprendido parte del alero, cayendo trozos del canalón y las tejas. Observaron riesgo de hundimiento del techo y grietas en las paredes. Mismo peligro encontraron en el otro inmueble de dos plantas anexo al taller.
Como solución, la empresa redactó los pliegos de demolición de ambos edificios adosados a la nave principal, que contaron desde el principio con el rechazo del Ayuntamiento de Carreño, que solicitó el asesoramiento del Museo del Ferrocarril de Asturias para intentar frenar la actuación.
«Es unánimemente admitido que la ubicación en Candás de estas instalaciones centrales de la compañía ferroviaria de Carreño fue un factor destacadísimo en la configuración social y urbana de la población, capital del concejo que dio nombre a la empresa. Aun hoy, esta influencia es muy perceptible, conforma una seña de identidad muy poderosa en toda la zona y es socialmente admitida», destacan desde el museo.
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Los talleres están ubicados en la calle Doctor Fleming. El primer inmueble funcionó como vestuario y botiquín y tiene dos plantas, con una superficie total de 123,76 metros cuadrados. Su estructura es de hormigón armado y muros de carga, y su fachada luce de color amarillo. El segundo edificio es colindante y tiene 263,94 metros cuadrados distribuidos en dos plantas. En su día la superior estuvo dedicada a la vivienda del personal ferroviario, y la inferior cuenta con un almacén, un cuadro eléctrico y una zona de carpintería.
Desde el museo asturiano consideran que esta decisión del Consejo de Patrimonio «es una gran noticia que abre el camino para que otros importantes edificios ferroviarios asturianos amenazados tengan el futuro y la utilidad social al que su valor histórico merece». Asimismo, destacan «la acertada intervención» del Ayuntamiento y del Principado, «que han evitado la pérdida irreparable de un patrimonio único» de Carreño.
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