El ajetreo del día a día llegó al Molino Bajo de Monreal del Campo, en la provincia de Teruel, el pasado mes de noviembre tras 20 años de silencio. David y Beatriz inauguraron entonces el hotel del mismo nombre al que aseguran que llegan cada vez más turistas extranjeros interesados en dormir en tan particulares instalaciones. Poco después de la apertura se decidieron a recuperar el mecanismo del antiguo molino. No fue fácil porque no tenían ningún tipo de conocimiento sobre esta técnica, pero con el asesoramiento y la ilusión de Octavio, el antiguo molinero, consiguieron que volviera a girar el pasado mes de febrero.
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"El último molinero, natural de Monreal del Campo y que ya es muy mayor, estaba ilusionado en que el molino volviera a funcionar, después de dos décadas parado", asegura David Pellicer. Por miedo a que fuera saqueado, cuando el molino dejó de funcionar, Octavio se llevó muchas piezas a su casa. Este hecho ha propiciado ahora que los mecanismos que han vuelto a funcionar lo hagan con maquinaria original.
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"Solo hemos tenido que sustituir algunos elementos que estaban muy dañados, como las correas, por otros nuevos. También ha habido que reparar algunos elementos de madera, desgastados por el uso, pero la mayor parte de los mecanismos son originales", indica el propietario del hotel.
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David Pellicer sostiene que volver a poner en marcha el molino no les ha supuesto una gran inversión económica, pero sí mucho trabajo. "No teníamos ningún conocimiento sobre el tema y hemos tenido que asesorarnos y buscar algunas piezas. Pero sobre todo ha sido fundamental la ayuda de Octavio, que nos ha ido indicando qué teníamos que hacer para que todo funcionara", apunta.
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En el futuro será un aula educativa
Para que quienes pernocten en el hotel puedan entender el sistema de funcionamiento del Molino Bajo, sus propietarios han sustituido algunos paneles de madera que hacían las veces de protección por piezas de cristal. "Los más sorprendidos son los turistas extranjeros, sobre todo los ingleses y los franceses", cuenta Pellicer.
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La voluntad de los propietarios del molino es que sea un espacio divulgativo de esta tradición. Por ello han solicitado la ayuda del Centro de Estudios de El Jiloca (situado en Calamocha) para que elaborar paneles informativos, folletos y vídeos que hagan más entendible este sistema, sobre todo para los más pequeños, a quien esta realidad les queda muy lejana.
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