Autora artículo: Isabel Domingo en Las Provincias
"Una chimenea siempre tiene valor porque nos descubre y recuerda nuestro pasado industrial". Quien así se expresa es Gracia López, doctora en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y profesora colaboradora en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV, y una apasionada de este hito de ladrillo que salpica "el tapiz verde de la huerta" en muchas poblaciones de l'Horta Sud. Tanto que las chimeneas constituyen el grueso de su tesis doctoral y ahora ha impartido una conferencia sobre este tema en la Real Academia de Cultura Valenciana por su centenario.
Aunque todas puedan parecer iguales a vista de peatón, las chimeneas de l'Horta se diferencian de las de otras zonas por su uso, mayoritariamente dedicado a los motores de riego, y por su aspecto, con el fuste de sección octogonal y la base o bien cuadrada o bien octogonal. A ello se añade su altura, apenas 10-15 metros, frente a otras, como las dedicadas a la cerámica, de unos 25-30 metros. Y apunta como ejemplo una chimenea de Albal (derribada hace unos años aunque estaba protegida) o una de Bautista Company en Benetússer. Porque en este campo, como en el arte, también hay firmas importantes. "Hay varios constructores importantes que nacieron en la zona, como Abelardo Martínez, Salvador Mir o la familia Alfonso, cuyo padre era conocido como 'El ratat de l'amplet'", comenta Gracia López.
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En Catarroja y Picassent aún pueden verse estos elementos industriales, de los que se calcula que hay 60 sin catalogar en l'Horta Sud. "Hacia El Saler encontramos dos de las trilladoras de arroz de Parsiego y Caguetes", apunta esta experta, al tiempo que recuerda que sólo en la ciudad de Valencia hay más de 40 ejemplares. Otra característica de las chimeneas de l'Horta es que "la mayoría no las vemos aisladas, sino que muchas aún están incluso con el motor de riego y la casa". Es el caso del Pou Nou de Catarroja.
Para "comprenderlos mejor", la profesora de la UPV recomienda observar sus tres partes: la base, que se divide a su vez en podio, cuerpo central y cornisa; el fuste, que en las poblaciones de l'Horta Sud tiene las esquinas adornadas o pintadas de rojo; y la corona, "que es lo que vemos de lejos". López apunta que en la cornisa, además, se establece otro tipo de ornamentación "como los juegos de luces y sombras de los ladrillos que quedan resaltados sobre los otros". O en la corona "la parte rehundida se suele pintar de oscuro o algunas, en Alzira, se hacían como si fueran flores", detalla la profesora que, además, es secretaria de la Asociación de Patrimonio Industrial Valenciano (APIVA), recientemente constituida.