Autor Marcos Díaz Sánchez en El Periódico
La antigua fundición Averly se encuentra en una encrucijada. Los vecinos de Zaragoza luchan por que este edificio mantenga su integridad y se convierta en un legado histórico para generaciones futuras. Varias asociaciones de la ciudad se han movilizado por lo que consideran un valor excepcional de la capital aragonesa.
Caen las 9 de la noche y las farolas de la calle Alfonso empiezan a encenderse con un tintineo que da paso a una luz cada vez más intensa. Esta céntrica vía de Zaragoza, arteria que desemboca en la plaza del Pilar, evoca a calles de tiempos pasados. Además de los formidables edificios que se erigen por la zona, el mobiliario urbano cuida al detalle la ambientación de la calle. Mientras cae el sol en la ciudad, un león de bronce a los pies de Alfonso I ve pasar la vida inmóvil, observando detenidamente los formidables cambios que la primavera ha traído al parque grande. A escasos metros de esas farolas que ya lucen con fuerza en la calle Alfonso, la samaritana de la plaza del Justicia mantiene el pulso del tiempo cargada con dos jarros de agua.
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Estos tres personajes, como muchos otros que forman parte del paisaje urbano histórico de Zaragoza, son hijos de la antigua fundición Averly. Levantada en 1880, este espacio conserva entre sus paredes una riqueza patrimonial difícilmente calculable. Sin embargo, la fábrica vive en la actualidad momentos de incertidumbre: vendidos los terrenos a una constructora, los planes futuros del lugar pasan por levantar un edificio de doscientas viviendas. Esto, sumado a una catalogación menor a su condición por parte del Gobierno de Aragón, hacen que peligre la integridad del conjunto. Ante este hecho, Apudepa (Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés), junto con la Asociación de Vecinos Lanuza Casco Viejo, la Asociación de vecinos de Delicias y otros colectivos, han creado la plataforma Salvemos Averly. Desde esta iniciativa pretenden que la histórica fundición sea catalogada como Bien de Interés Cultural y, de esta manera, se salve de la piqueta.
Para Carlos Bitrián, presidente de Apudepa, no hay ninguna duda acerca de la necesidad de proteger esta fábrica, que forma parte de la lista de los cien bienes del Plan Nacional del Patrimonio Industrial. “Averly se encuentra en un buen estado de conservación, y por supuesto necesita mantenimiento”, asegura el portavoz de la asociación. Sin embargo, la protección menor que el Gobierno de Aragón ha considerado, provocaría una mutilación del inmueble. Lo relevante de Averly “no es un taller u otro, o una pieza u otra, una máquina u otra, sino que lo que es importante, es la unidad, el sistema que conformaban toda esa serie de bienes, tanto muebles como inmuebles, que permiten comprender un proceso productivo de una manera inmejorable. Eso es lo que Averly posee como valor excepcional.” Respecto a este asunto, sólo el 30% de la fundición quedaría protegida, lo que es considerado por Bitrián como una protección “menor” y “parcial”: “digo que es menor porque el grado principal de Bien de Interés Cultural se le ha negado, y es parcial porque sólo afecta a algunos edificios en concreto”. Las sombras de la duda caen sobre la DGA, que a juicio de Bitrián “sólo ha protegido una parte para permitir la operación inmobiliaria que hay detrás”.
La lucha por Averly ha desembocado en los juzgados
Después de un año presentando informes y alegaciones para conseguir una catalogación mayor del conjunto, Apudepa decidió presentar un recurso contencioso-administrativo, “con lo que eso supone para una asociación: mucho esfuerzo”, según el presidente de este colectivo. El tribunal aceptó las medidas cautelares que la asociación planteaba, pero también exigió el pago de un millón de euros en concepto de fianza, algo inalcanzable para Apudepa: “somos una asociación autogestionada y no tenemos ni por asomo ese dinero”, afirma Bitrián. Otro recurso al Tribunal Supremo y el comienzo de gestiones con el Ayuntamiento de Zaragoza son los pasos que siguen desde esta asociación. “El ayuntamiento tiene capacidad de proteger Averly y tampoco lo está queriendo hacer. Llevamos un año frenético, aparte de eso participando con la plataforma Salvemos Averly con los vecinos y colectivos involucrados en la lucha que son muchos, y todo nuestro interés es que esta joya del patrimonio aragonés sea legada a las generaciones futuras”.
Apoyo de todos los sectores
Mientras la batalla legal sigue su curso, las calles de Zaragoza son testigo de los actos vecinales que pretenden concienciar a los ciudadanos de la necesidad de proteger Averly. Acciones como la del pasado 22 de mayo, donde las asociaciones de vecinos de Lanuza Casco Viejo y Delicias se reunieron para proponer y elegir iniciativas en favor de Averly, y presentarlas al ayuntamiento. Ésto, junto a otros muchos actos (manifestaciones, concentraciones…) intentan que la voz de los ciudadanos llegue a los gestores de lo público y se defienda lo que, a su juicio, es un bien imprescindible de Zaragoza. Para Bitrián “Averly tiene presencia en la ciudad porque mucha parte del mobiliario y arte urbano procede de allí y siempre ha sido una empresa muy nombrada”. Sin embargo, “la ciudadanía raramente está enterada de todos los pormenores del asunto, y eso dificulta mucho una toma más activa. Porque hay muchos intereses de por medio, y hay una capacidad muy fuerte por parte del poder para lanzar determinados mensajes”. Para el portavoz de Apudepa, uno de estos mensajes es que “ese 30 por ciento que se cataloga es el núcleo histórico de Averly, y eso es absolutamente mentira”. A juicio de Bitrián, y a pesar de los esfuerzos por desinformar, considera que “en Zaragoza la gente está muy sensibilizada, y que “en un momento dado cualquier chispa enciende un charco de combustible”.
La plataforma Salvemos Averly no solo cuenta con el apoyo vecinal, sino que han sido varios los colectivos y personajes relevantes que se han mostrado favorables a la defensa de esta joya del patrimonio industrial. La Real Academia de Ingeniería, el filósofo Félix de Azúa o la Federación de Asociaciones de Ingeniería Industrial son algunos ejemplos de este apoyo a la fundición zaragozana. “El apoyo es total, y nos gustaría que se tradujera en un apoyo institucional, que es lo que no se está produciendo lamentablemente”, afirma Bitrián.
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En Apudepa, la lucha por Averly no es la única iniciativa que tienen entre manos. La defensa del Teatro Fleta de Zaragoza, o el proceso penal contra las personas que destruyeron el yacimiento neolítico de la cueva de Chaves (Huesca) son algunos ejemplos de la actividad de esta asociación. Sin embargo, para su presidente, no hay que centrarse en esa lucha activa, sino que además hay que concienciar: “estamos haciendo una labor de concienciación a la sociedad de lo que entraña el modelo económico que nos ha traído hasta aquí, un modelo basado en el urbanismo salvaje, en la explotación masiva del suelo, desconsiderando cualquier valor cultural y natural del espacio donde vivimos. Estamos reivindicando una nueva cultura del espacio”.
Ya es noche cerrada en Zaragoza, y el león, la samaritana y las farolas mantienen irreductible su figura, legado de una fundición de todos los aragoneses.