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Valladolid. Renfe abandonará a finales de año las 6,5 hectáreas de talleres para iniciar su derribo.

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Autor artículo: J. Asua en El Norte de Castilla

El primer suelo Rogers estará listo en 2015, la primera liberación de terreno en el cogollo de la ciudad está cerca. No se hagan líos, porque, de momento, de túnel, nada. Ni mucho menos. Pero se va a ver obra en la capital, una circunstancia que podría cambiar el ‘chip’ a los incrédulos que han perdido la ilusión en la ansiada sutura de la ‘herida’ ferroviaria, en el soterramiento. O no. Las confianzas son libres.

La Sociedad Valladolid Alta Velocidad cuenta ya con el proyecto de demolición de los actuales talleres de Renfe. Tiene fecha del pasado mes de abril. Hay que tenerlo listo. En el mismo momento en que salga el último operario de las instalaciones, delimitadas por el Paseo de Farnesio, la avenida de Segovia y la línea de la estación de Campo Grande, las máquinas van a entrar para convertir en escombros nada menos que 26 naves fabriles repartidas en 65.568 metros cuadrados, 6,5 hectáreas que quedarán como un solar en un área central de ciudad.

Tan solo aguantarán en pie la nave Montaje 1, la fachada oeste de Montaje 2 y la portería junto a la pasarela. Están protegidas. Son vestigios industriales a conservar, al igual que las cerchas de la estancia de aprendices y la nave báscula, de la que habrá que recuperar los veinte elementos de pesaje. El depósito de locomotoras, muy cercano a la zona de demolición, también se salva. Es una joya, aunque muy estropeada.

«Lo que se pretende es entrar de forma inmediata en cuanto arranque el traslado al nuevo complejo del Páramo de San Isidro para evitar saqueos de chatarra y la entrada de ‘okupas’», dicen en la sociedad, conscientes de ejemplos como los de Uralita o los cercanos cuarteles de Arco de Ladrillo, donde el abandono atrajo a personas en busca de los tesoros del desecho o de cobijo.

La memoria del plan de demolición incluye precio. El órgano que gestiona la operación debe reservar 2.031.935 euros para afrontar unos derribos hasta cota cero –el suelo, vamos– que serán complicados. Habrá que manejar 57.409 toneladas de residuos en un trabajo complejo que se prolongará durante, al menos, cuatro meses, según las estimaciones de los técnicos.

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El documento desglosa la basura, alguna de ella aprovechable, en concreto 997 toneladas. Pero hay más: residuos de la construcción mezclado muy sucios (42.354 toneladas,) 327 toneladas de plásticos, otras 7.934 de aislantes... Y 726 de fibrocemento, uralita que requiere un tratamiento especial. Camiones y camiones de los denominados ‘gestores’ con destino a vertederos. Serán los vecinos de este gran patio que se abrirá en Delicias –en el ángulo formado entre Farnesio y la avenida de Segovia– los que estarán en primera línea de obra, sufridores y a la vez testigos del primer gesto de la macroperación en la zona centro de la ciudad. A la demolición le seguirá la obligatoria descontaminación de unos suelos, que desde finales del siglo XIX han ido alojando actividad industrial, antaño sin tantos requerimientos medioambientales. El poso de los desechos del desarrollo ferroviario debe desaparecer del subsuelo.

¿Cuándo entrarán las cizallas y excavadoras? Renfe tiene previsto iniciar la mudanza al Páramo de San Isidro a finales de este año. Está a la espera de que se cierre el concurso de los dos puentes grúa, que permitirán mover los convoyes en las nuevas instalaciones al ser imprescindible para el trabajo de los mecánicos.

El resto de los lotes de máquina y herramienta ya están en marcha. Será un traslado progresivo. Se estima que se prolongará durante unos cuatro meses. Desde Alta Velocidad aseguran que la conexión norte al nuevo complejo está muy avanzada, un paso fundamental para que ser puedan llevar trenes a las nuevas instalaciones de reparación.

Concluido los derribos, la previsión es dejar el suelo vallado y en barbecho inmobiliario hasta que se cuente con el estudio de la consultora Knigh Frank, que deberá ajustar el valor del terreno a la nueva coyuntura. Los expertos de esta empresa esperan a la reunión de la comisión ejecutiva de la sociedad adjudique definitivamente el informe y poder afrontar su elaboración.

En todo el ámbito de la estación, incluido el solar resultante de las demoliciones en Renfe, hay capacidad para 2.088 viviendas libres, 576 protegidas y 130.200 metros cuadrados de superficie comercial. Es la zona noble del plan Rogers. El alcalde aseguraba el pasado 8 de abril que un «grupo extranjero» estaba interesado en quedarse con todo, así en plan desembarco. De momento, nada más ha trascendido. Todo es intriga.

De forma solapada las administraciones socias de Valladolid Alta Velocidad trabajan para liberar la segunda pieza de suelo en la zona de Ariza (parte trasera de Ciudad de la Comunicación).

Aquí los plazos se alargarán porque primero será necesario desviar los trenes de carga de Renault hasta el nuevo complejo de San Isidro mediante una vía que discurrirá por la variante de mercancías para salir más tarde por el nuevo nudo norte. Solo entonces se podrán levantar los raíles de la vieja línea para poner en valor terreno con el objetivo de levantar un segundo paquete de 611 viviendas.

Diez millones para recuperar lo protegido
Aún quedaba optimismo. La crisis ya había comenzado a arrasar, pero todavía se empujaba el proyecto Rogers a base de infografías, atractivas recreaciones, que, por el momento, se quedarán en eso. Al dibujo de los futuros bloques de viviendas y de las grandes torres para hotel en el entorno de la estación se sumaba, en marzo 2011, el anuncio de las primeras dotaciones ciudadanas en el nuevo barrio de Talleres.

Una muestra en la sala de exposiciones de la estación ponía los ojos como platos al ver la atractiva recuperación del depósito de locomotoras, propuesta por el arquitecto Primitivo González. El doble semicírculo diseñado por Theopile Luc Ricour en 1863 para el arreglo de las máquinas tenía previsto recibir una inyección de siete millones de euros con el objetivo de rehabilitarlo y convertirlo en la gran biblioteca de la ciudad –la Miguel Delibes– y en un centro de atención a los vecinos, un «supermercado» de servicios ciudadanos como se le llegó a definir entonces. El mismo arquitecto también es el responsable del proyecto de la que será sede definitiva de la fundación del autor de ‘El hereje’. Se le reserva el antiguo Dormitorio de Maquinistas, una estancia ubicada cerca del depósito de locomotoras.

En aquellas imágenes también se dibujaban instalaciones de ocio más mundano. Concretamente, las naves 1 y 2 de Montaje, de los años 1915 y 1910 y que permanecerán en pie tras las obras de derribo, tienen como destino un gran centro deportivo con dos piscinas, jacuzzi, gimnasios, una pista polideportiva con graderío y canchas de pádel en el exterior. El precio de la conversión: tres millones de euros. Por ahora, el diseño arquitecto y concejal del PP Ignacio Zarandona tendrá que esperar. Pero ahí tienen la infografías. Para refrescar la memoria.

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