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Málaga. Los ingenios azucareros languidecen en el olvido.

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Artículo de Eugenio Cabezas en Diario Sur

Durante cuatrocientos años, la economía de los municipios costeros malagueños se sustentó, fundamentalmente, en el cultivo de la caña de azúcar, que introdujeron los árabes. Desde mediados del siglo XVI hasta la década de los sesenta del pasado siglo XX, la provincia contó con decenas de ingenios y fábricas, en las que se molía la caña para extraer el jugo con el que se preparaban la miel y el azúcar. De este pasado, permanecen hoy en día en pie, sólo en la Axarquía, como testigos mudos, media docena de edificios, con distintos estados de conservación.

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La comarca oriental atesora así la mayor parte de lo que queda de este legado, que languidece por la falta de fondos para su rehabilitación. Uno de los municipios en los que este pasado es más patente es Nerja, donde se conservan hasta cuatro enclaves. Sin embargo, la falta de dinero, unido a que en su práctica totalidad están en manos privadas –en su mayoría son propiedad de la Sociedad Azucarera Larios S. A. (Salsa)–, hacen que en plena crisis, estos vestigios estén sumidos en un completo abandono y olvido, a merced de los que los visitan.

Después de unos años en los que durante el boom inmobiliario se llegaron a plantear iniciativas para su rehabilitación y reconversión como hoteles o museos –como en el caso de ingenio de San Rafael de Torrox, del siglo XVIII, donde Salsa-Larios proyectó en 2006 crear el primer hotel de cuatro estrellas del pueblo–, en época de vacas flacas, estos edificios industriales sirven, en muchos casos, como escenarios de rodajes de cortometrajes o como pistas para la práctica del ‘paint ball’ –un tipo de lucha entre dos bandos con pistolas de pintura–, o el aeromodelismo, cuando no se han convertido en vertederos y lugares para la acumulación de materiales de obras y escombros.

Uno de los enclaves de mayores dimensiones y que presenta un mejor estado de conservación es el de la Fábrica de San Joaquín de Maro, en Nerja, que data de 1880 y está situado en el Pago de las Mercedes. «No se entiende cómo en el PGOU todos estos edificios históricos no tienen ninguna protección especial, están a merced de la dejadez», dice el historiador local Francisco Capilla, uno de los cofundadores de la Asociación La Volaera, constituida en marzo de 2011 para promover la protección del patrimonio histórico e industrial de Nerja. «La ley andaluza establece que los propietarios tienen que asegurar su conservación por ser un patrimonio industrial, pero en este asunto las administraciones se pasan la pelota de una a la otra», añade.

En Nerja el ingenio más antiguo es el de San Antonio Abad, del siglo XVI, del que apenas quedan restos. En Maro, el de Armengol, de la misma época, está igualmente muy deteriorado, mientras que el último que cerró, en los años setenta, el de La Maquinilla o de Rifol, es el único en manos del Ayuntamiento, que emplea parte de sus naves como almacén.

En Torrox, se conservan dos enclaves, el de San Rafael, en el interior, y el de San Javier, en la costa. El grupo de IU ha lanzado una campaña de recogida de firmas y en el último pleno se aprobó una moción para exigir a las administraciones que «den pasos para recuperarlos» y para su protección mediante su declaración como Bienes de Interés Cultural (BIC). El edil de IU Teodoro Ruiz alude al «deterioro progresivo» y al estado de «completo abandono y ruina» que presentan los restos del antiguo ingenio de San Javier, que es uno de los tres complejos azucareros con los que Torrox contó a lo largo de la historia, junto con el de Nuestra Señora de la Concepción, «del que apenas queda algún indicio», y el de San Javier, ambos del último tercio del XVI.

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La coalición ya presentó en 2006 una Proposición No de Ley en el Parlamento para lograr la declaración como BIC del ingenio de San Rafael, que no prosperó, «y aunque comprendemos que estamos en crisis y que hay otras prioridades, esta coyuntura no puede dejarnos también sin nuestro patrimonio histórico», dijo.
                        
El IES El Chaparil de Nerja y la azucarera de Torre del Mar, ejemplos de nuevos usos
No en todos los casos en la Axarquía el patrimonio industrial sigue abandonado a su suerte. De hecho, hay al menos dos ejemplos de rehabilitaciones de éxito, una en Nerja, que data de los años setenta del pasado siglo, y la más reciente, en Torre del Mar, finalizada en este mismo año. En el caso nerjeño se trata del IES El Chaparil, que se asienta sobre lo que hasta 1968 fue el ingenio azucarero de San José, una fábrica que pasó de manos de Larios al Ayuntamiento. Con la ayuda de otras administraciones, fue rehabilitada y reabrió sus puertas en 1986 como centro de Formación Profesional. Hoy en día acoge a unos 600 estudiantes, desde 1.º de ESO a Bachillerato y dos ciclos formativos, que estudian justo donde hace apenas cuarenta años había maquinaría para preparar miel de caña. En Torre del Mar, la antigua fábrica de Nuestra Señora del Carmen acaba de inaugurarse como espacio multiusos, tras una inversión que ha superado los dos millones de euros, y casi una década de trabajos de rehabilitación. El enclave es la nueva sede de la Escuela de Organización Industrial (EOI), un organismo dependiente del Gobierno central, aunque el recinto, de 1.350 metros cuadrados, también ofrece una zona para recordar la actividad de la caña de azúcar.
  

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