Artículo de M. Jesús Gutiérrez en El Norte de Castilla.
El molino de Sofía de la Bondad de El Manzano, más conocido en el pueblo por la fábrica de harinas, pronto se convertirá en la Casa de la Palabra, un proyecto en el que están trabajando desde el Ayuntamiento con el fin de convertirlo en un lugar de encuentro con la memoria histórica de este municipio de la Ramajería. Un edificio donde mostrar, además de su antigua función -ya que cuenta con todos los instrumentos que artesanalmente se utilizaban para la elaboración de la harina-, el material que a lo largo de los últimos años se ha recopilado de este pueblo a través de entrevistas, cursos, programas... que actualmente se encuentran dispersos.
Carmen Ruano, alcaldesa de El Manzano, cuenta la historia de este edificio, el cual ha sido cedido al Ayuntamiento por 25 años por Ramón y Gloria, propietarios del inmueble. Había un matrimonio en El Manzano que emigró a Argentina con sus hijos y regresaron dispuestos a invertir en su pueblo, con un comercio, la fábrica de harinas y hasta un mulo que hacia las veces de taxi para todo el pueblo, «pusieron una industria para cada uno de sus hijos o bien les compraron tierras», señala la primera edil que explica que hace un tiempo y gracias a unas escrituras descubrieron que dicha fábrica de harinas se llamaba Molino de Sofía de la Bondad, que era el nombre de la mujer de ese matrimonio.
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Con el tiempo este negocio pasó a la nieta de Sofía de la Bondad -Gloria-, tras heredarlo de su padre, y fue ella junto a su marido quienes decidieron restaurarlo, «porque les gustaba mucho venir al pueblo», pero debido a una enfermedad en la que recayó Gloria, su marido -Ramón- decidió donarlo al Ayuntamiento, con el que llegó a un acuerdo para que continuara con su restauración, algo que desde el Consistorio se está haciendo «poco a poco», ya que cuentan con pocos recursos.
La cesión tuvo lugar hace un año y medio aproximadamente y en aquel momento el Ayuntamiento de El Manzano realizó un proyecto con el fin de obtener una subvención de Adezos para arreglarlo, pero al no poder cumplir con las condiciones que se les exigía, como el tener que contratar a una persona para que lo tuviera todo el tiempo abierto, «un gasto que no podíamos sufragar», hizo que abandonaran esa idea y que se decidieran a irlo arreglando poco a poco con las subvenciones que llegan al pueblo cada verano.
«Lo primero que hemos hecho ha sido limpiarlo y la madera está muy bien». El tejado que era la parte más afectada por el paso del tiempo, «ya lo habían arreglado los dueños antes de la cesión», recalca la alcaldesa, por lo que el inmueble se encuentra en buenas condiciones.
En el mes de agosto está previsto, a través de un campo de trabajo, llevar a cabo el tratamiento de la madera y cambiar parte de la tarima de la parte superior, que se mojó con las goteras que había y se estropeó; así como también «catalogar todo lo que hay en su interior», ya que conserva todas las tolvas y la maquinaria, hasta la chinarrera, un carro pintado y todos los utensilios que se utilizaban para la molienda y refinamiento de la harina. El fin de esta catalogación es dar a conocer, a los propios vecinos de El Manzano, en especial a los jóvenes, el funcionamiento del molino, ya que «hay muchas personas que no han entrado en su interior y que no lo conocen». Y junto a los vecinos también a cuantos visitantes quieran conocerlo porque el Molino de Sofía de la Bondad -o la Casa de la Palabra como pasará a llamarse tras su inauguración- será incorporado a las visitas guiadas que se realizan en el pueblo y que llevan a los visitantes por los lugares estratégicos de El Manzano.
Junto a las actuaciones anteriores también se realizarán otras mejoras como «picar las paredes, que son de barro, y sacar la piedra, algo que haremos con dos chicas del pueblo que hemos contratado con las subvenciones de la Diputación», explica Carmen Ruano.
Inauguración
Todo ello con el fin de realizar una pequeña inauguración el próximo día 10 de agosto, en la que tendrá lugar un encuentro poético con el fin de dar a conocer este nuevo recurso de El Manzano que pretende que «no se pierdan las expresiones de antes del pueblo, las historias de nuestros mayores...», en definitiva, toda la memoria viva que aún conserva.
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