El molino de Valle de Mansilla, uno de los tres adheridos al Convento de San Miguel de Escalada, es ahora una reliquia de la arquitectura tradicional. Su restauración ha sido premiada por la Diputación de León. Tres años de trabajo le ha costado a Flavio de la Puente devolver la esencia original de aquel molino capaz de moler siete mil kilos diarios de cereal.
El molino de agua, patrimonio de la familia de la Puente desde el siglo XVII se construyó hace más de 700 años. Hace dos décadas dejó de funcionar aunque hasta entonces surtía de harina a toda la comarca.
El molinero, Flavio de la Puente, explica que especialmente durante la época del estraperlo, "la mayor parte del trabajo se dedicaba a moler trigo"; pero también cereal para pienso.
El Molino de Marco, que así se llama en honor a su nieto, volverá a moler grano la próxima primavera cuando gracias a su motor el agua vuelva a circular por sus entrañas.