Veinte empresas acuden al Parque Central para estudiar la zona de obras antes del concurso.
Nada mejor que pisar el terreno para definir la oferta a presentar en el concurso del Parque Central, una jugosa obra por 22 millones de euros que comenzará el próximo enero. Por esa razón, una veintena de representantes de empresas acudieron ayer a la inspección de los terrenos y las naves ferroviarias que se rehabilitarán.
La sociedad pública organizó la visita en dos partes. La primera incluyó los solares que se ajardinarán en la parte de la calle Filipinas y que se extienden por una superficie de 120.000 metros cuadrados. La segunda, una revisión de todo el material guardado en una nave de la calle San Vicente, piezas que servirán en la rehabilitación de tres inmuebles junto a Ruzafa.
Las empresas acudieron con peticiones individuales, aunque es probable que surjan alianzas de cara al concurso, cuyo plazo de presentación de ofertas acaba el día 22. A partir de esa fecha, indicaron ayer fuentes de la entidad, comenzará el estudio de las propuestas, con el horizonte puesto en enero de 2015, cuando comenzará el mayor ajardinamiento de la ciudad desde la época del viejo cauce.
Imagen de la noticia |
La primera fase del Parque Central incluye el 40% de la superficie total y consiste en todos los solares no afectados por un uso ferroviario. La paisajista Kathryn Gustafson, quien ganó el concurso junto a las empresas Nova Ingeniería, Grupotec y Borgos Pieper, siguió las directrices del consistorio para permitir abrir al público una parte del jardín, a la espera del soterramiento de las vías de Renfe y la estación Central.
Una tarea importante es la firma de acuerdos de cesión anticipada con los 17 propietarios de parcelas afectados. Las negociaciones ya han comenzado y la previsión es que todo esté acabado en enero. No obstante, la zona de obras es tan amplia que una demora en algunos solares no frenaría los plazos fijados. Además, está en marcha la reparcelación del plan urbanístico, que permitirá a la sociedad pública ocupar los terrenos sin más demora.
Tesoros ocultos del Parque Central.
La enormidad del proyecto del Parque Central ha reducido la importancia de la intervención que se hará en los edificios protegidos por su valor patrimonial. Los representantes de las empresas aspirantes conocerán hoy ‘in situ’ las naves que deben rehabilitar en caso de que ganen el concurso, que cuenta con un presupuesto de 22 millones de euros.
Imagen de la noticia |
Dentro de los 120.000 metros cuadrados de zona verde que abarca la primera fase del gran jardín, parece lógico que pasen desapercibidas unas viejas naves industriales, sin uso desde hace muchos años y que han cambiado de aspecto desde principios del siglo XX, cuando fueron levantadas para las empresas ferroviarias.
Imagen de la noticia |
Pero eso cambiará por completo, a tenor de lo que se describe en el pliego de condiciones, donde se habla de que las cuatro naves recayentes a la calle Filipinas se atribuyen a Demetrio Ribes, arquitecto a su vez de la estación del Norte, uno de los edificios más singulares de la ciudad.
Imagen de la noticia |
La intervención incluirá la consolidación y restauración de las naves, aprovechando al máximo los materiales originales. Por ese motivo, la visita de hoy tendrá una parada en la antigua nave de Macosa de la calle San Vicente, donde se guarda parte del material que se podrá reutilizar, especialmente grandes cerchas para las cubiertas.
Imagen de la noticia |
Los técnicos redactores del proyecto, coordinados por la paisajista norteamericana Kathryn Gustafson, indican que “los edificios ferroviarios donde se interviene son un valioso conjunto arquitectónico, en el que se percibe el afán del modernismo valenciano que con referencias wagnerianas y secesionistas, invade las obras del nuevo Ensanche, integrando la renovación estilística con los esquemas competitivos simétricos y tradicionales”.
Imagen de la noticia |
Con el propósito de devolver el aspecto original a las naves, se eliminarán todos los añadidos impropios, se restauraran todas las fachadas de fábrica de ladrillo y los zócalos de sillares y piedra caliza.
Más interesante si cabe será la rehabilitación de las cubiertas, con un sistema aislante acabado en madera y paneles onduline, sobre el que se volverá a colocar la teja original. El proyecto cita también la reconstrucción de las cerchas y el resto de elementos metálicos.
Imagen de la noticia |
“Se busca mostrar los materiales tal como son, sin maquillajes o revestimientos que oculten su verdadera naturaleza. Esta idea, que es la principal aportación de la edificación industrial a la evolución de la arquitectura del siglo XX, implica poner en valor los elementos constructivos originales”, se añade en el documento.
Imagen de la noticia |
De las tres naves que se rehabilitarán, la llamada de rodaje es la mayor con una superficie de 2.629 metros cuadrados, mientras que el antiguo taller de recorrido alcanza los 939 metros cuadrados y un almacén los 426 metros cuadrados. Acerca del uso, las asociaciones vecinales de Ruzafa han pedido que se destinen a equipamientos públicos, de la misma manera a lo que se hizo en el antiguo mercado de Abastos (polideportivo) o las naves de la calle Juan Verdeguer, en el Grao, destinadas a emprendedores y asociaciones relacionadas con el arte y las nuevas tecnologías.
Imagen de la noticia |
Sí que tienen un uso definido dos antiguos muelles centrales de mercancías, desmontados por la construcción del acceso y estación Joaquín Sorolla, así como un edificio de servicios. Servirán para dependencias del servicio de mantenimiento del parque, aseos públicos en el caso de uno de los muelles, así como un centro de atención a visitantes en un alquería pendiente también de rehabilitar.
A lo largo de los dos años que durarán las obras de la primera fase, las naves pasarán de ser inmuebles abandonados a flamantes testigos del patrimonio industrial de Valencia.