Autora artículo: Pilar Infiesta en Diario de León
El último ‘bastión’ de la emblemática harinera Santiago Alfageme y Cía, la chimenea de ladrillo de 25 metros de altura construida en 1904 sobre la que anidaba una cigüeña, también ha desaparecido, fruto de las labores de derribo que comenzaron el pasado mes de abril.
Bella imagen antes del lamentable derribo. Imagen de la noticia |
El horno se había construido hace 110 años al importar una máquina de vapor que pretendía suplir las carencias de energía de la fábrica cuando el cauce de la presa del Bernesga, que cruza las instalaciones, fuera escaso. Una presa que se encauzará, por expreso deseo de los dueños del solar (la empresa asturiana Termoracama), con un presupuesto de 200.000 euros. La parcela de 17.000 metros cuadrados en el linde de León y San Andrés, donde se había levantado la harinera hace 169 años, queda así limpia, tras haberse deshecho con cizallas, sopletes y excavadoras. La gigantesca obra para borrar un símbolo de la arquitectura industrial leonesa costó 500.000 euros, aunque la venta o reutilización de las 12.000 toneladas de ladrillos y escombros que se obtuvieron con el derribo, junto con el fibrocemento y las 900 toneladas de hierro de los silos y almacenes aligeran ese coste.
Estado del solar tras el derribo. Imagen de la noticia |
La acequia se libra
De la aniquilación sólo se libran los muros, atavías y compuertas del conjunto hidráulico sobre la acequia que sangra el Bernesga, los arcos del molino primitivo y la zona donde se ubicaban las antiguas turbinas y generadores (robadas hace años). El conjunto, que se ofreció a una gran superficie comercial, al Ayuntamiento de León y a hoteles, se ha eliminado «para evitar males mayores», asegura la compañía, ya que decenas de personas se aventuran a penetrar en estas gigantescas instalaciones en busca de cobre, motores, hierros y hasta vigas. Las instalaciones presentaban un «elevado estado de deterioro» tras dos décadas de abandono, lo que «las convertía en peligrosas», indican. Así, el emplazamiento harinero más interesante de la provincia, por ser la factoria documentada más antigua y por su larga explotación, desde mediados del siglo XIX hasta finales del XX, ha desaparecido y sus piezas renacerán en carrocerías de vehículos y viviendas.
El Ayuntamiento de León no protegió este edificio en su PGOU.