Artículo de Ruth Quevedo para El Correo
La Babcock & Wilcox sufrió el 8 de mayo un nuevo ataque. En esta ocasión, dos de las tres alturas de las Oficinas Generales resultaron completamente calcinadas como consecuencia de un espectacular incendio que al parecer ha sido provocado, según indicaron fuentes municipales a EL CORREO. Los Bomberos recibieron el primer aviso a las 18.45 horas y al cierre de esta edición aún no habían conseguido extinguir el fuego, a pesar de movilizar siete dotaciones de distintos parques. Para las once de la noche estaba controlado, pero todavía les quedaba un largo rato hasta dar por concluido el despliegue.
La vieja fábrica, que es objeto de un expolio desde hace años, pronto quedó rodeada de un espeso humo negro que avanzaba en dirección a Trapagaran. Según explicaron a este periódico algunos testigos del suceso, el ala izquierda de las plantas segunda y tercera de las oficinas presentaba «varios montones de basura apilada» entre los que pudieron observar «plásticos, muebles y papeles a los que alguien pegó un fogonazo».
No es la primera vez que ocurre algo similar en esta emblemática factoría de Trapagaran, que fue el símbolo de la época dorada del sector metalúrgico nacional y desde hace años se encuentra reducida a escombros como resultado del saqueo continuado de sus instalaciones. Sin embargo, el siniestro de ayer revistió mayor gravedad por las dimensiones que alcanzaron las llamas y la humareda, lo que obligó a la Ertzaintza a cortar la carretera de Galindo en las inmediaciones de la fábrica.
«Otras piras»
Los bomberos tuvieron que emplearse a fondo para controlar las llamas y movilizaron cinco vehículos del parque de Urioste, que además recibió apoyo material y humano procedente de las bases de Derio y Artaza. Las personas que se acercaron al lugar de los hechos advirtieron que los dos primeros pisos del edificio albergaban «otras piras» como la que ardió ayer, por lo que los vecinos temen que puedan producirse más actos vandálicos si las instituciones y los propietarios de la empresa, que entró en concurso de acreedores en 2012, no ponen los medios necesarios para evitarlo.
La fábrica ya ha sufrido incontables fuegos originados a raíz de los robos de chatarra, el vandalismo y la presencia de ‘okupas’ que han generado inseguridad en el entorno. En 2010 un joven falleció electrocutado mientras manipulaba un transformador para robar cobre y el pasado mes de octubre un hombre resultó herido grave al caer desde 15 metros de altura mientras cortaba chatarra. La cadena de sucesos tiene visos de prolongarse de forma indefinida. La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública (AVPIOP), que ha advertido que con estos ataques se están perdiendo instalaciones de «valor histórico», reclama desde hace tiempo al Gobierno vasco un manto de protección legal para preservar lo que queda de su legado, pero su llamamiento ha caído hasta el momento en saco roto.
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Incendio en las antiguas oficinas de Babcock, en Trapagaran.
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Un incendio afecta a las antiguas oficinas de Babcock.
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