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El 72% de alquerías, barracas y molinos de la huerta se encuentra en estado ruinoso. Valencia

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Artículo de Hortensia García para Levante-emv

El patrimonio histórico de l’Horta amenaza ruina. El 72% de los molinos, alquerías, azudes, ermitas, barracas y demás bienes y espacios protegidos o susceptibles de ser conservados se encuentra en estado ruinoso. Así lo constató en 2010 el arquitecto Miguel del Rey durante la elaboración del catálogo de bienes patrimoniales del Plan de Acción de l’Horta (PAT), que en breve volverá a salir exposición pública tras su actualización por parte del nuevo gobierno de la Generalitat. La situación del patrimonio de l’Horta, formado por mil elementos, 573 de los cuales están catalogados con distintos grados de protección, «no ha hecho más que empeorar en los últimos seis años», aseguran fuentes de la Conselleria de Vivienda y Obras Públicas, que ahora dirige Mª José Salvador.

Estos elementos históricos se reparten en 30 municipios de l’Horta. El que más elementos patrimoniales catalogados tiene, por superficie, es Valencia, un centenar, entre los que destaca el monasterio de San Miguel de los Reyes, Bien de Interés Cultural y sede de la Biblioteca Valenciana, así como infinidad de alquerías, como las «dels Moros», Fonda, Falcó, Tronaes, del Rey, de Nel.lo o del Pino Hermoso. En Valencia se conservan algunas de las mejores barracas que quedan en l’Horta, paradójicamente, en el entorno de la Zona de Actividad Logística del puerto de Valencia, cuya construcción arrasó en los años 90 70 hectáreas de la huerta de la Punta. Una huerta que el PAT no prevé revertir, como ha defendido el alcalde de Valencia, Joan Ribó, quien ahora tendrá oportunidad de alegar para reponer la huerta perdida en el periodo de exposición pública que en breve se iniciará. El PAT califica la ZAL, cuyo plan de ordenación fue anulado por los tribunales y que ahora ha empezado a tramitarse de nuevo, como zona de reserva para uso logístico con un pasillo verde que permita conectar la ciudad con el Parque Natural de la Albufera.

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Entre azudes y monasterios
Alboraia cuenta con 16 elementos, entre los que se incluyen, la Barraca Lladró, la alquería Galip y la del Magistre y la ermita del «Retoret». El Puig cuenta con ocho bienes catalogados, entre ellos, el Monasterio de Santa María, la Torre Vigia y el Castillo de la Cebolla, que denotan la importancia defensiva de este enclave en el pasado. En Paterna destacan sus cinco azudes (Montcada, Quart Benàger, Tormos, Mislata y Mestalla) y cuatro molinos (Testar, Martinet, de la Tendera y de la «Batà»). Los huertos, como el de Albinyana, Gamón y Veyrat destacan en la huerta de Picanya, mientras en Meliana se conserva uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial de l’Horta, la antigua fábrica de azulejos Nolla.

En Alfara del Patriarca tienen uno de los elementos patrimoniales más sobresalientes de l’Horta, la Casa de la Sirena, un edificio palaciego, declarado Bien de Interés Cultural (lo que no le ha salvado del abandono) de propiedad privada y sobre el cual se han presentado varias iniciativas para darle un nuevo uso que hasta ahora no han cuajado.

Precisamente el PAT apuesta por esos nuevos usos terciarios «controlados» como herramienta para recuperar el «inabarcable» patrimonio histórico de l’Horta, cuya conservación es fundamental para que sobreviva la cultura y el paisaje único de la huerta valenciana. La idea a priori en las zonas calificadas con niveles 1 y 2, como la huerta del Arc de Montcada y Alboraia «es que no se construya nada más». «En la huerta, hay suficiente construido, ahora hay que rehabilitarlo y darle un nuevo uso», como restaurantes (con límites de aforo), hoteles rurales o mercados de kilómetro cero. Una de las herramientas para atraer a la iniciativa privada es vincular el patrimonio arquitectónico existente con el «sector enclave» de huerta, que permite edificar un tercio del suelo si se regeneran los dos tercios restantes de huerta.

El discurso ambientalista ha dado protagonismo en las últimas décadas a los paisajes naturales lo que se ha traducido en la proliferación de parques naturales como setas, mientras los paisajes culturales com l’Horta, «único en el mundo», han pasado hasta ahora inadvertidos.

Fuente de la noticia http://www.levante-emv.com/

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