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Ruta en bicicleta. A dos ruedas por las minas de Triano.

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Artículo de Jose García en El Correo

Ficha de la ruta
Kilómetros: 45 Km.

Desnivel: 979 metros positivos.

Velocidad máxima: 47 kilómetros hora.

Dificultad técnica: Media.

Dificultad física: Media.

Duración: Entre 3 y 5 horas y media.

Lugares de interés: Ruinas industriales de Galindo. Antiguo ferrocarril de la Orconera y vía verde de la Galdamesa. Centro de Interpretación de Peñas Negras. Centro de Interpretación de El Regato.

Observaciones: No está de más llevar una linterna, ya que, en ocasiones, el alumbrado de los túneles falla.

Imagen del artículo
Se ha convertido en el punto de encuentro de todas aquellas personas que disfrutan de los Montes de Triano. No hay más que acercarse un domingo por la mañana para percibir un ambiente especial. Llueva, nieve, haga viento o un sol de justicia, el Centro de Interpretación de Peñas Negras, ubicado a unos tres kilómetros de La Arboleda, siempre está lleno de mendizales, aficionados a la recolección de setas, familias en busca de ocio o grupos de jóvenes amantes del senderismo. Y, como no, también de ciclistas de montaña. La ruta que hoy os proponemos permite disfrutar en plenitud de este centro cultural y naturalista, además de su cafetería, sus pinchos y sus caldos.

La excursión está pensada para que todo el esfuerzo lo hagamos antes de esta parada crucial en el camino. Después, sólo habrá que gozar del entorno y dejarse caer por una divertida bajada tras un intenso periplo que nos habrá llevado a conocer el pasado minero de Bizkaia.

La jornada arranca, como muchas otras veces, en el BEC de Barakaldo, un punto al que se puede acceder fácilmente en metro o en coche (es posible aparcar en la propia Feria de Muestras). Desde aquí cogeremos el bidegorri y ya no lo abandonaremos hasta dentro de una decena de kilómetros (salvo un pequeño trecho situado frente a la depuradora de Galindo, antes de entrar en Sestao). El carril bici enlaza Barakaldo, Sestao, Portugalete, Ortuella, Abanto y la playa de La Arena. Recorre buena parte de un antiguo trazado de tren minero.

No obstante, nosotros nos desviaremos justo al llegar al barrio de Gallarta, en un punto en el que, hasta hace unos pocos años, se levantaba una montaña formada por desechos de la actividad minera. A este bidegorri le tienen mucho cariño los aficionados al pedal de Bizkaia porque fue el primero de gran recorrido en ser construido. Al llegar a Gallarta, frente a un monumento que es precisamente una bicicleta, veremos que el recorrido se bifurca. Cogeremos el ramal de la izquierda (el de la derecha lleva a la playa). Tras atravesar un pequeño trozo de acera volvemos a coger el bidegorri.

Pasamos por debajo de la carretera, junto al ambulatorio de Abanto. Pronto llegamos al barrio de Santa Juliana. El carril bici pasa ahora por un terreno que, hace una década, sufrió un gran derrumbe. El pasado industrial y minero pasa factura. Buena parte del suelo de este municipio es un laberíntico mapa de túneles y galerías. Un poco antes de llegar a la cuesta de gran pendiente que da acceso al polígono El Campillo, nos desviaremos a la derecha.

Los próximos 5 kilómetros los pedalearemos sobre un estrecho carril para bicicletas. Junto a nosotros pueden pasar los coches. Y también hay peatones, pero la zona tiene, afortunadamente, poco tráfico. Los vehículos tienen prohibido, además, circular a más de 30 kilómetros por hora. A nuestra derecha y también a nuestra izquierda queda la cantera de La Balastera.

Seguimos avanzando por los barrios de pasado minero: Castaños, el Trece... El camino va dejando poco a poco el entorno urbano para adentrarse en el medio rural. La roca y el gris del hormigón van dejando paso a los verdes de los pastos y las arboledas. Atravesamos varios túneles. El último de este tramo es el más famoso: el del Sobaco. Llamado así porque está ligeramente en curva y desde su boca no se alcanza a ver el otro extremo.

Unos cientos de metros después, en la carretera que conduce a Borja, la senda roja termina y comienza lo que es propiamente la Vía Verde de Atxuriaga o Galdamesa. A partir de aquí se pueden apreciar multitud de vestigios del viejo ferrocarril que transportaba el pesado y valioso mineral de hierro desde las explotaciones encartadas hasta los altos hornos de la Margen Izquierda.

Se pedalea muy fácil. La pista está bien acondicionada y el paisaje resulta por momentos deliciosos. Tenemos unos 7 kilómetros por delante, con un interesante desvío hacia la Ferrería del Pobal, que dejaremos para otra ocasión. En la parte final volveremos a atravesar diversos túneles hasta llegar a un polígono industrial, ya en terreno municipal de Galdames. Podemos desviarnos un segundo para ver la cercana área recreativa de La Aceña, con su laguna. No obstante, el track que hemos colgado en esta web nos lleva directamente a la subida, que comienza nada más dejar atrás la última galería de la Vía Verde, a mano izquierda.

Ascensión larga 
Se trata de una ascensión no excesivamente dura, pero sí larga. Alcanzaremos casi los 600 metros. El paisaje es muy verde y las vistas, sobre todo cuando nos acercamos hacia la mitad de nuestro esfuerzo, nos muestran la costa y el monte Mello (629 metros) en todo su esplendor. La subida sólo tiene un pequeño descanso, así que hay que tomársela con cierta calma. A regular. La parte final es muy bonita, ya que nos acercamos a la Fuente del Mazo y vamos viendo como el camino que nos queda por remontar va describiendo una amplia curva.

Este tramo es bastante sombrío y suele haber bastante barro. Con todo, podemos penetrar en un cercano prado para evitar el terreno pegajoso y resbaladizo. Es mejor no echar un trago en la fuente (siempre recomiendo llevar el agua de casa porque no sabemos hasta qué punto el agua de cualquier caño es potable), pero podemos parar un segundo para recobrar el aliento pues no espera un último repecho duro y relativamente técnico (sobre todo en invierno).

La ascensión culmina en un pequeño collado donde podríamos desviarnos para regresar a Galdames por la vertiente más karstica del macizo. Sin embargo, nuestro objetivo es Peñas Negras, que asoma unos tres o cuatro kilómetros más hacia el noreste. Tras una bajada bastante rápida y divertida tomamos un desvío a la derecha y enfilamos la senda que conduce al Centro de Interpretación.

Momento para relajarse y reponer fuerzas. También para observar la línea de baldes y las vagonetas que hay en el entorno. En el interior, se explica el pasado, presente y futuro del entorno. Es muy interesante visitar el lugar.

Tras una buena parada, sólo nos queda seguir bajando (a mano derecha). Atravesamos una zona dominada por los arroyos que van a confluir hacia el valle que desemboca en el pantano de Oiola. Tras tres kilómetros de suave descenso encararemos un repecho de cierta dureza. Es la última dificultad. Tras remontarlo giraremos a la izquierda para enfilar una vertiginosa bajada. Vemos a nuestra derecha todo el valle y el centro de Peñas Negras queda justo frente a nosotros.

En el descenso final, de unos cuatro kilómetros, hay que tener cuidado, ya que es más rápido y técnico de lo que a priori parece. La pista es fácil, pero cuenta con una pendiente importante. El camino corta una ladera empinada por lo que conviene, por nuestra seguridad, no salirse de las trazasdas. Si se conoce el terreno, no es difícil ver cómo el cuentakilómetros supera en varios puntos los 45 kilómetros por hora.

La bajada termina en los alrededores del barrio de El Regato, ya en Barakaldo. Sólo nos queda regresar al BEC. El trazado que resta también se aprovecha de un bidegorri para esquivar parte del tráfico importante que atosiga a Barakaldo.

*En el artículo se pueden descargar dos archivos para el GPS.


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