Artículo de El Periódico de Aquí
El Ayuntamiento de Moncada restaurará la antigua Fábrica de la Seda con una subvención de 55.000 euros que le otorga la Diputación de Valencia.
El objetivo de la reforma es “habilitar la estructura y la cubierta del inmueble”, comenta María Crespo, arquitecta del Ayuntamiento de Moncada. “Lo principal es que en el inmueble no entre agua”, continúa, ya que la filtración de agua en el edificio es el principal motivo de degradación del interior.
La Fábrica de la Seda, hasta ahora propiedad de la empresa Hermanos Garín, fue comprada por el ayuntamiento de la localidad a través de una permuta con el fin de habilitarlo como futuro Museo tras la rehabilitación.
Arquitectónicamente, el edificio está dividido en tres partes: una sección de telares, otra de telares con lanzadera y otra de “pinçà”. La fábrica ocupa un solar irregular y la planta tiene forma de T. Además, la cubierta está compuesta por una sencilla estructura de vigas de madera que soportan el entablado cerámico sobre el que se asienta el tejado que es de teja árabe.
En la empresa se distinguían dos partes, la industrial y la artesanal. Actualmente, la producción artesanal sigue en marcha, gracias a la labor de dos operarios que siguen confeccionando, aunque a nivel muy reducido, sin ningún tipo de mecanización. “Solo se producen veinte centímetros de seda al día”, asegura Crespo.
Tradición sedera desde el XVIII
En la localidad de Moncada, antes de instalarse la fábrica de la familia Garín, ya existía una tradición sedera tal y como describen los naturalistas e historiadores de los siglos XVIII y XIX.
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Juan Bautista Cavanillas en sus “Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura y frutos del Reyno de Valencia” de 1795, asevera que la morera formaba parte del paisaje del pueblo de Moncada. Por otro lado, Pascual Madoz asegura en el “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar” que la Moncada de mediados del siglo XIX, seguía siendo un pueblo agrícola pero en el que ja existía una industria manufacturera de la seda. “El comercio se ve reducido a la exportación de seda y otros frutos sobrantes en Valencia, de la que importan varios artículos que necesitan”, apunta Madoz en el diccionario.
Esta fábrica de la que Madoz habla era conocida popularmente como “la fábrica del Capell”, que posteriores ampliaciones y reducciones han dado lugar a los actuales telares de Garín.
Llegó a su máximo esplendor a finales del siglo XIX cuando la fábrica del Capell fue comprada por la empresa francesa Lombard Frères que se dedicaba a la adquisición de seda aldúcar que aprovecha para confeccionar tejidos de baja calidad. Y que posteriormente, en el año 1926, vendió a la familia Garín, aunque no trasladaron el taller hasta 1931, cuando pasó a convertirse en la fábrica de telares manuales más famosa de Valencia por la elaboración de brocados y espolines.
La consolidación de la industria de la seda en la localidad de Moncada se vio favorecida por la existencia de una importante base artesanal que alternaba la cría del gusano de seda con las explotaciones agrícolas.
Además, la llegada a España de los Borbones provocó un incremento en el uso de la seda de calidad, tanto en indumentaria como en decoración de interiores.
Durante el XIX, catedrales, conventos y las más importantes iglesias hicieron numerosos encargos a la fábrica “Hijos de Mariano Garín”. Actualmente, pueden encontrarse piezas elaboradas por esta prestigiosa casa en los Museos Catedralicios y Conventuales de toda España, destacando piezas de esta procedencia que se conservan en algunos lugares como el Real Col·legi del Patriarca de Valencia o la Catedral de Sevilla.
La Diputación subvenciona con 55.000 euros parte de la rehabilitación de la fábrica de la seda de Moncada